lunes, 24 de diciembre de 2007

Deseos

Hoy tengo un deseo.
Deseo contarles una historia.
Es más vieja que la manzana dorada y más antigua que los dedos de dios. Más vieja que el atardecer y más fuerte que la tormenta. Cuando la conozcan, les pasará lo que a mí: se olvidarán de quién se las ha contado y la recordarán sólo al ver, tal vez una estrella o al sentir el beso suave de otros labios.
O tal vez se la olviden para siempre.
Esta es la historia.
Hubo una era en que el hombre y la mujer eran uno, en el mundo cálido y líquido de la unión perfecta.El mundo era pequeño y dormía en un amanecer eterno, mecido por líquenes y alumbrado por rayos de luna.
Y entonces sucedió la desgracia. Vino como la tormenta, la catástrofe.
Cayó el rayo y nos separó.
El rayo alumbró la muerte y el conflicto, el grito y la discordia entre los dos seres fragmentados. El mundo creció , maduró, envejeció. Hubo hambre en el antiguo vergel, en el manantial puro hubo sed.
Desde entonces nos estamos buscando y nos amamos y nos peleamos porque deseamos ,sin saberlo,volver a sentirnos completos en el mundo del origen.
Esta Nochebuena, espero que se vean las estrellas.
Estos son mis Sueños y Deseos, los poemas que se escribieron en noches estrelladas en este mundo viejo.

I
En un sueño de mi dulce dueño
Soñaba yo que su dueña era

Dulces son cadenas, si me atan a su pecho
Y dulces mis piernas, esclavas de su espalda
Dulce es el infierno a sus brazos atada

Es un sueño el que mi dulce dueño
Quiso al fin que su dueña fuera

II

La Flecha ardiente derramada
El Beso más dulce
Que nunca diera Espada
Yo soy tu dueña soñándome esclava

III
Tengo sed.
Sed de amante lluvia que derrita la máscara
Que me despoje de escudo y me desarme de lanza
Y quede desnuda la rosa encarnada
Que se esconde en noche junto a alta ventana

Ser envuelta en ámbar

Para ustedes, este es mi brindis, al caer la noche.
Que haya perfumes y haya secretos. Y deseos.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Mi primer aventura prostibularia

Creo que el gesto de poner en el pañuelo ropa interior de encaje rojo me predestinó. Como sea, ni bien nació mi hija la dejé con una monja, dándole precisas instrucciones de que la dejara hacer todo lo que se le diera la gana, para que el día de mañana fuera una persona de provecho a la sociedad. Luego me fui a una humilde pensión de mala muerte a escribir una novela, cosa que hice en cinco días: un récord. Con el manuscrito en la mano, me presenté en una editorial.
El galante editor me atendió de inmediato.
—Humm —dijo—, la literatura femenina se va a poner de moda dentro de diez años, pero veremos qué podemos hacer. Para que podamos vender tu libro (cosa que, como sabés, es muy difícil) hay que elaborar una estrategia publicitaria. ¿Qué tal si vas a una guerra, como tu amigo Reverte y volvés como una heroína?
—No soy amiga de Reverte —repuse—. Faltan siete años para que lo conozca.
—Humm, qué lástima. Podríamos haber puesto una faja en el libro que dijera: "¡ Y es amiga de Reverte!". Bueno, otro. ¿No conocés a Stephen King?
—Tampoco —dije desolada.
—¿A Danielle Steel por lo menos?
—Soy la ahijada de la Momia de Titanes en el Ring —dije tratando de ayudar.
—Eso no sirve para nada. Bueno, cuando vuelvas de la guerra podemos poner en la tapa del libro una foto de vos desnuda con fondo de Vietnam. Esas cosas siempre ayudan.
—¿Y si muero en la guerra?
—Tenés razon. Vamos a sacar la foto antes.
—Prefiero no ir a ninguna guerra, gracias.
—Bueno, entonces vamos a tomar medidas drásticas. Vas a ser prostituta y llamaremos a tu libro. "Memorias de una vulgar prostituta". Así nos adelantamos a una tendencia mundial.
—¿Por qué vulgar? —protesté
—Perdón, te veo el bretel del corpiño y es rojo —justificó el editor.
—Bueno. Supongo que es todo de mentira ¿no? No tengo que prostituirme de verdad.
—Perdón otra vez. Esta no es una fábrica de best-sellers. Acá editamos obras literarias de calidad. No le mentimos al público. Si en la solapa dice que sos prostituta, es porque lo sos. Lo tomás o lo dejás —dijo sirviendo dos vasos de whisky.
—Lo tomo —dije decidida y bebí de mi vaso. Un auténtico whisky escocés "La Ruina de los Campbell"—. ¿Cómo me prostituyo? —pregunté.
—Bueno —dijo el tipo y sacó un habano—. Primero vas a tener que mostrarme lo que sabés hacer. Tus habilidades, bah. Lo que hacés con tu marido.
—No tengo marido —repuse acordándome del rayo de luz y el cascote en la cabeza.
—No importa —prosiguió él—. No hace falta estar casada para esto. Después de mostrarme tu talento, vas a esta dirección —me dio una tarjeta— y hablas con Bárbara, que es la rubia que está en la caja. Con ella arreglás tu horario —se aflojó la corbata y aclaró—. El 80 % de todo lo que ganes es para la caja y no podés tener arreglos personales con los clientes—. Y se abrió el cuello de la camisa, tomando un trago.
—¿Y mi novela? —pregunté.
—¿Qué novela?

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Sí, todo es cierto

Un amable lector me pregunta si es cierto que estuve en la cárcel y fui prostituta.
Pero claro que sí, amigo ¿para qué voy a mentir? ¿Podría tener la más mínima aspiración a ser un fenómeno editorial sin el paso obligatorio por el penal y sin haber sido prostituta? Sin embargo, y a pesar de que ambas experiencias son entrañables y forman parte de lo más querible de mi pasado patibulario, no creo, amigo mío, que tengas que desdeñar otro hito en mi curriculum que mencioné al pasar: también repartí pollos en moto y no quiero que eso se desdeñe por ser menos espectacular. Pero tengo que contarlo todo desde el comienzo.
Nací en el seno de una familia de aristócratas venidos a menos: mi abuelo era conde, como Athos, y un primo suyo era Comandante de la Guardia Suiza.
De chica me sacaban a pasear por la avenida Santa Fe con un tapado de armiño y una cruz de oro y granates en el cuello bendecida por Pablo VI, hasta que al tapado lo agarró la polilla y empeñaron la cruz para pagar el gas. Me enseñaron el delicado manejo de tal cantidad de cubiertos que nunca tuve que usar en mi vida, que me haría una tarjeta que dijera Paula Ruggeri: experta en cubiertos que usted nunca vio.
Todo tenía mucho nivel, yo tomé la comunión con un vestido blanco hasta el piso, hablaba francés con la prima Jeanette y todos las navidades recibíamos una carta del Papa. Una vez que la leíamos, se la vendíamos al librero de la esquina y págabamos con eso el pavo de Nochebuena. Para una familia católica el pavo de Nochebuena es tan imprescindible como el pesebre, pero era caro y la carta del Papa nos sacó del apuro todas las navidades hasta que...
Hasta que cumplí dieciocho años. El cura de San Patrick decidió que yo era ideal para hacer de Virgen María en el pesebre viviente de Nochebuena. Ensayaba con un pañuelo celeste en la cabeza mientras la familia aguardaba la carta del Papa para encargar el pavo. Y en un ensayo sucedió.
Estaba en el retablo, sola. Una ventana en una esquina permitía el paso a un rayo solar. Trataba de rezar un Padre Nuestro pero en la parte de "perdona nuestros deudas" me acordaba de todas las deudas que tenía mi madre y se me trababa la lengua. Pero de golpe me envolvió la luz abrasadora.
Fue muy rápido (demasiado para mi gusto, pero bueno), primero el rayo, después entró una paloma y por últimó se me cayó un cascote en la cabeza. Yo traté de relajarme y disfrutar, había visto todos los bodrios de María y José que pasan en la tele por Navidad y sabía perfectamente lo que sucedía.
Después del primer desmayo y el tercer atraso resultó evidente que estaba embarazada. ¿Y quién carajo me iba a creer lo del rayo de luz? Además, me pareció que la profesión de mesías no era buena para mi hija. Así que enfrenté a mi madre y le dije:
—Mamá, estoy embarazada del jardinero, pero no del de casa, del de otra casa y lo echaron por tomar cerveza, se volvió a Paraguay.
—Hija —dijo mi madre, con la calma que sólo una dama como ella puede tener—. Comprenderás que no puedes permanecer en esta casa de tus ancestros, etc... porque el Papa se va enojar... etc... y ya no tendremos pavo en Nochebuena y eso es un pecado. Así que toma tus cosas y algunos alimentos frugales y vete por esos caminos de Dios.
Me estaba diciendo que agarre la Panamericana. Así que yo agarré un palo de escoba, le até un pañuelo y dentro del pañuelo puse unos mendrugos de pan con jamón serrano, "Los tres mosqueteros", mi ropa interior de encaje rojo y una caja de anticonceptivos y me fui lejos, adonde me esperaba la cárcel, la prostitución y la rehabilitación social sobre una moto repartiendo pollos, pero eso es otra historia. La saga continúa.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Cuando fui novia de D'Artagnan.

Me recuerdo viendo Beau Geste con cinco años de edad, los hermanos leales, el desierto , el fuego en el fuerte, el funeral de Vicking. Juré, con toda la solemnidad que me permitían mis mofletes, ser soldado cuando fuera grande e ir a la Legión Extranjera. Durante bastante tiempo discutí con mis hermanos varones (no aceptaban mujeres en la Legión Extranjera, decían ellos).
Yo sólo sé que quería ser valiente, muy valiente. Me gustaban las chicas de la historia, Fidelidad y la Reina Claudia, pero no quería ser como ellas. La discusión duró años.
En esos años aprendí a leer y reí con Yañez en los túneles inundados por los thugs, y fui la Surama que acudió en su auxilio. Bendición de la lectura y de la infancia: ser Yañez no me impedía ser Surama. Me medí con Muley el Kadel siendo Leonor, duquesa de Éboli, mejor conocida en Famagusta como el Capitán Tormenta.
Y a los nueve años por fin fui soldado: fue en el Baluarte de San Gervasio, cuando le alcancé al noble y valiente Athos la servilleta que usamos por bandera y en la que Richelieu mandó bordar la flor de lis. Así crecí, con Artagnan, entre la inteligente y dulce Inés de Dickens y el sueño feroz de Juana de Arco, leyendo a Shakespeare y a Moliére en los recreos de la primaria, haciendo oídos sordos a las burlas de los compañeros y el maltrato de maestras que no entendían qué encontraba en esos tomos de teatro. Marcaba la página al tocar la campana con sus señaladores de seda, para después seguir leyendo desde el último banco del aula, con el libro bajo el pupitre. Sólo una maestra, Raquel, noble, culta, era cariñosa conmigo aunque a veces se extrañaba de la excentricidad de su alumna.
Ésa fue mi infancia y en mi adolescencia descubrí Zenda, con Sapt y Fritz y el mejor de los reyes. Todavía puedo decir de memoria el parlamento de la princesa Flavia: "¿Lo es todo el amor? Si el amor lo fuera todo..."
Me dolió terriblemente saber que Ruritania no existía. Solía repetir cuando sufría alguna desilusión, "ojalá existiera Ruritania".
Los libros dedicados en mi biblioteca no mienten, fue el 29 de noviembre de 1996, hace once años. Yo llevaba un bolso lleno de folletines y estábamos cerca de una librería, en un bar a la vuelta del Patio Bullrich. Él era un autor admirado, yo una ensayista en horas de insomnio. Aunque el pequeño y bello cuento que escribió me retrata como jovencita, tenía 26 años. Soñaba con empresas heroicas ante su expresión atenta (amable, ingenioso, cortés como un caballero español) "Ojalá existiera Ruritania", murmuré.
Y lo oí decir "existe". Lo dijo varias veces, frente a mis ojos azorados. Yo deseaba con toda mi alma que tuviera razón.
Por supuesto que pude responder quién era el padre de Mordaunt, sólo que no estábamos de acuerdo. Arturo Pérez-Reverte, porque de él hablo, cree que es el Conde de Wardes, yo sostengo que es imposible, debido a que Milady menciona que tiene ese hijo en el capítulo llamado "Ingleses y franceses" y luego escribe cartas a De Wardes injustificables en dos personas que se conocen íntimamente. No, pudo ser Buckingham, nunca el De Wardes.
Aunque entonces yo creía que Mordaunt era realmente sobrino de Lord de Winter.
Para los que quieran leer el relato que él hace de la charla, incluyo el vínculo (http://salvalandia.spaces.live.com/blog/cns!A3D1C60C29C84933!552.entry?&_c02_owner=1 o http://boards2.melodysoft.com/corso/la-unica-pregunta-que-la-novia-de-87948.html). Yo le debo mucho a este autor. Diré solamente que mi colección dumasiana se vio aumentada exponencialmente luego de que ese cuento saliera publicado en la revista Viva. Y que sus palabras contribuyeron a sanar las pequeñas cicatrices de esa incomprensión que viví de niña, mientras me refugiaba en cada libro como en una trinchera. Defendiéndome como la pequeña Jane Eyre, sola en el cuarto rojo.

domingo, 25 de noviembre de 2007

La Sorbona y yo

Como buena escritora maldita, que no piensa en su éxito sino en el de sus futuros nietos, hace años que junto basura. Es decir, guardo todos mis manuscritos. Cuando era joven los guardaba para esos seres brillantes de la Sorbona que iban a comprender y analizar cada borroneado de mis textos. Ya un poco mayorcita, conocí algunos tipos y tipas de la Sorbona y me volví práctica: los guardaba para esos atorrantes y vagos de la Sorbona que viven de becas y subsidios. De todas formas, a mí como a Napoleón, me interesa el aspecto, para unos pasado de moda, de la gloria.
La gloria póstuma es redituable de dos maneras. Una es la burguesa, y consiste en que los nietos se enriquecen vendiendo nuestra basura y en los suplementos un montón de gente cobra por discutir la inmoralidad de publicar lo que nosotros en vida decidimos dejar inédito( ja, ja, ja) O sea, el aspecto burgués es el de alimentar a muchos vagos, además de nuestros nietos. El otro aspecto no es burgués, es sacramente egipcio. En nuestra época no podemos aspirar a pirámides, pero nuestras sombras lastimosas estarán más satisfechas de una tumba en la Chacarita llena de latas de cerveza, paquetes de cigarrillos y pintadas en aerosol, más quejas de los parientes de nuestros vecinos por todos los que nos visitan en nuestra última morada, que de mirar nuestras tumbas para encontrar tres margaritas resecas de nuestros parientes y nada más.
En fin, de todas formas mi temperamento es más burgués que egipcio, y aunque me agrade la idea de latas de cerveza en mi tumba, me agrada más pensar en mis nietos con la calculadora en la mano vendiendo en Sotherbys las boludeces que guardo ahora en los cajones.
Como las cosas hay que hacerlas bien (y sugiero a todos los autores malditos que sigan mi ejemplo) cuando tengo un rato libre busco los poemas (horrendas imitaciones de Byron que escribía en 1995) y escribo frases de genio torturado en los márgenes (siempre cuido tachar una o dos palabras). Piense que mucha gente de letras se dedica a los estudios genéticos y tachar es necesario para ayudar a su trabajo. Un poeta que no tacha y no hace muchas versiones no colabora con los cupos de becas, algo así como que cierra puestos de trabajo de licenciados en Letras¿me explico?. Bueno, escribo una frase genial, un sábado a la tarde sin mucho que hacer, y tacho un poco.
Por ejemplo:
"Estoy poseída, poseída, poseída. Un demonio me persigue día y noche. Mi madre dice que es el portero que viene a cobrar las expensas, pero para mí es una musa que me empuja a escribir más y más, cada vez que toca el timbre escribo con tanta fuerza que el lápiz se rompe"(aquí una mancha negra que atestigua que rompí otro lápiz) "Escribo y escribo(anoto en el margen):las expensas aumentarán igual. Chopin y George Sand nunca las pagaban, tampoco Lautremont"
Guardo cuidadosamente, por supuesto, el lápiz que rompí en ocasión de escribir esto.
Bueno, ya lo saben. Hagan la fortuna de su descendencia, los estudios genéticos están en su apogeo y los genetistas de letras son cada vez más. Y la expensas van a seguir aumentando.Escriban cada papel que se les ponga en frente, tachen, hagan dibujitos, etc... Una puede ser maldita ahora porque no se imagina a Lautremont pagando las expensas ni a Chopin en la panadería.
Pero no hay que dejar a los nietos sin nada.¿O NO?

martes, 20 de noviembre de 2007

La publicidad y lo que esconde

Miro obsesionada cada nueva propaganda de cerveza o de desodorante para hombres, porque la escasa imaginación de los creativos publicitarios los lleva a repetir como una obsesión el esquema de "hombre joven y bobo rodeado por modelos-muñecas inflables".
Me alegro de que los actores con cara de bobos hallan encontrado esa inesperada fuente laboral. Lo que no me alegra es ver a esas muñecas de cera repetir frases estúpidas como "soy tuya". Detrás de esa visión de mujer sumisa y cosificada, fantasía del bobo nacional ejemplificado por joven actor, se esconden cosas sumamente desagradables.
Se esconden golpes. Se esconden humillaciones. Se esconden cuerpos jóvenes violados y tempranamente torturados. Se esconde el crimen, la perversion y su infinita gama de justificaciones, la capacidad cultural de reinventar un modelo de mujer (de la mártir cristiana a la actual muñeca inflable) que acepte el maltrato como parte insustituible de su condición femenina. Y el joven bobo de la publicidad es la máscara amable del siniestro golpeador o del criminal violador.
Los creativos, entonces, sólo tienen que hacer repetir a diez o a veinte mujeres jóvenes el "soy tuya" sabiendo que para vender la cerveza y el desodorante sólo tienen que desenterrar, para los segundos de la publicidad, el fantasma omnipresente de la vejación y el maltrato.
Creativos. Así se llaman a sí mismos.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Lección de buenos modales

Nadie debería escribir libros que la Reina de Inglaterra no pueda leer, o comentar afablemente con el Arzobispo de Canterbury. Con esto me refiero puntualmente a la frase inicial de una novela del célebre autor español Montero Glez, llamada “Sed de champán”. Cito, ruborizada, el fatal primer párrafo de este libro.
“El Charolito sólo se fiaba de su propia polla...”, dice. Ese comienzo es terrible, sobre todo por la desconfianza que expresa... Y continúa “...porque era la única que no podía darle por el culo”. Más allá del vocabulario soez, expresa cierta paranoia, pero yo no indago en cuestiones psicológicas, y me ciño estrictamente a la cuestión de los modales. Todo se puede decir con ingenio y sutileza de manera tal que en el Palacio de Buckingham se pueda contar entre taza y taza de té.
Demos una demostración práctica de cómo se puede escribir lo mismo sin decir palabrotas.
Para empezar, el nombre del personaje, el Charolito, es de muy baja estofa. Charol sería mejor, pero tampoco. Charold está bien. Incluso Lord Charold está mucho mejor. El resto de la frase plantea un problema difícil para una dama como yo,y sin olvidar que este blog lo lee la Tía María, pero hay que enseñarle a la gente a escribir con decencia y así lo haré. Comencemos.

Lord Charold olía despreocupado una rosa, que su tía la Duquesa de York le enviara gratuitamente de su desarreglado jardín.
— Sabes, James.
—¿Señor?— inquirió respetuosamente James, mientras acomodaba los tiestos flojos del jardín de invierno donde su señor fumaba en pipa.
— Hace diez años que estás a mi servicio y no puedo darte la espalda. Me preocupa—.dijo con displicencia.
— Señor, creo que debería confiar en mí. Hace diez años que estoy a su servicio— redundó James acalambrándose en su pose respetuosa.
—James, creo que comprenderás. Yo sólo puedo confiar en esta— dijo Lord Charold, bajándose los pantalones confeccionados por el mejor sastre de Trafalgar Square y los calzoncillos largos tejidos por su tía, la Duquesa de York- Por más que lo intente, lo cierto es que no puedo darle la espalda.
—Si me permite, Lord Charold— repuso James— yo no me incomodaría por darle la espalda. Hay que disfrutar de la vida. Como dijera San Patrick “Ninguna fruta es prohibida si sabe bien”
— ¿Eso dijo San Patrick, James? Me admira.
—Creo que no lo dijo, señor, pero seguramente lo pensó.
—Es igual, es una bella frase. Como sea, no creo que haya nada igual a esta. Es una pena que no pueda darme la espalda— suspiró Lord Charold— Apostaría que tú no tienes nada que se le parezca.
—Señor— se irguió James—.Tal vez no sea mucho, pero seguramente algo se parece
—Disculpa, James. Aunque hace diez años que estás mi servicio, no te creo.
— Se lo juro, señor.
— ¿Por qué juras, James? No te creeré si no lo veo.
James se apresuró a bajarse los pantalones.
— Humm. Lo siento, James, no se parece. Hey, se ha volcado un tiesto a tu espalda.
— No veo ningún tiesto caído, señor.
— Mira bien.
— No hay ningún tiesto en el piso, señor --dijo James respetuosamente.
—Entonces arroja uno.
—¿Cuál , señor?
—Cualquiera.
James arrojó la maceta. Luego se inclinó a recoger los pedazos.
—James— dijo Lord Charold, emocionado—. Te aumento el sueldo diez libras.
—Oh, señor— exclamó el mayordomo.
—Diez libras y un chelín.
—¡Oh Señor!
—Dí “Ay, señor” y te aumentaré diez libras y cinco chelines.
—Ay señor
—Llámame John y cierra la puerta.

Lo dicho: la Reina de Inglaterra podría leer tranquilamente este relato moral en el jardín de invierno del Palacio de Buckingham.Y el arzobispo de Canterbury también.
Así que ya sabés, Montero Glez. Hay que ser más finos.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Dos mosquitos, una selva y un antropólogo

Los dos textos que incluí en el blog tienen varios años. ¿Dónde estás Bob Fosse? tiene su origen en una carta que le escribía a un amigo que tenía la costumbre de llamarme por teléfono desde lugares recónditos y consiguientemente exóticos. Era de noche, mis hijos dormían, tenía la carta por escribir y estaba en la cocina sentada frente a una pila de platos que melancólicamente había dejado para el día siguiente. Entonces decidí escribirle como si estuviera en África. Al día siguiente, releí la carta y me pareció potable, por eso le saqué una fotocopia antes de enviarla y despues trabajé sobre ella. Un amigo me señaló que el texto era amargo, a mí no me lo parece. Justamente lo maravilloso de ser escritor es que dos mosquitos se conviertan en una selva, o que un llamado telefónico despierte cualquier fantasía que se plasma en el papel. Eso es lo bello del oficio y no publicar libros, salir en los diarios y ganar dinero. Lo último puede o no suceder, pero el nacimento de un escritor está en un niño que fantasea mucho y que crece sin perder la costumbre. El segundo texto sobre el antropólogo y su hija es buen ejemplo de eso, lo escribí hace casi diez años cuando trabajaba en una biblioteca universitaria y luchaba por clasificar los inclasificables e insoportables libros del antropólogo Gregory Bateson, quien fuera pareja de la también antropóloga Margaret Mead, con quien tuvo la mala idea de concebir una hija brillante que publicó un libro de entrevistas con su padre. A leerlo una se imagina que él está en el geriátrico y que ella está con un grabador en una mano y una cucharada de puré en la otra. Mientras come su purecito, el viejo antropólogo reinventaba todas las ciencias, incluso algunas desconocidas.
Para entonces había clasificado toda la colección de psicoánalisis de Amorrortu más una colección llamada El Elefante Blanco con textos de linguística. Bateson había sido el colmo, el ejemplo vivo de que las cumbres del pensamiento abstracto son justamente la idiotez y la sanata, con el agravante del que sanatea se lo cree, así que cuando ví ese libro de su hija supe que era hora de la venganza.
Y ahí, en ese escritorio de mi trabajo, escribí el nuevo diálogo entre Bateson, ahora Batteefon y su hija.
Entonces volviendo al comienzo, lo bello del oficio de escribir es que toda injusticia, todo aburrimiento, y hasta todo mal trago se sanan sobre el papel.
Y como decía John Dickson Carr, que Dios tenga en la gloria de los novelistas buenos, la vida se parece menos a una pila de platos sin lavar.

martes, 6 de noviembre de 2007

Diálogos del antropólogo eminente y su hija

INVENTANDO LA NUEVA CIENCIA
DIÁLOGOS ENTRE GREGORY BATEEFON Y SU HIJA ANNE MEAD BATEEFON.INVENTANDO LA NUEVA CIENCIA (¿YA LO DIJE?)

Hija: Padre, ¿en qué consiste la cambiante relación entre el poder y la libertad?
Padre: Hija, no tengo la más puta idea.
Hija: ¿No tienes la más miserable y callejera idea?
Padre: Tú sabes, a tu edad debieras ya saberlo, bueno, ejem, ya no eres una niña, ¿no?, que ellas sólo trabajan por dinero. Y tu madre me dejó sin nada.
Hija: ¿Debo interpretar que el dinero es la base de los conflictos entre poder y libertad?
Padre: No sé, hace tanto que no lo veo que ya no sé cómo es. A propósito, ejem, ¿tienes alguno de esos papeles verdes, ya sabes, los retratos aquellos de héroes patriotas que gestaron la independencia de esta tierra de hombres libres pero por desgracia no solteros? Quisiera ver uno para recordarlos.
Hija: Aquí tienes.
Padre: Oh, qué feo era Washington. ¿Tienes más? Quisiera ver si en todas las fotos sale igual de feo.
Hija: Tómalos todos.
Padre: ¡Oh! ¡Qué feo que era! ¿Fierazo, eh? Pero ¡que carácter! ¡Qué fuerza de voluntad! ¡Esos eran héroes! Jefferson era feo también. Prometeicos, eso eran.
(Comentario: mi padre se extasió hasta las lágrimas contemplando los rostros de aquellos héroes prometeicos.)
Padre: Hija, presiento que estos vulgares retratos son el comienzo de una nueva disciplina, que combinará los métodos de la antigua frenología y la moderna caracterología con un pegamento estético. Mucho me temo que necesitaré más de estos tristes y mediocres remedos de retratos.
Hija: Padre, no me has decepcionado. Por un minuto temí que tu inteligencia hubiera sufrido un decaimiento propio de tu decrepitud, pero ahora sé que solo fue un momento de aparente imbecilidad y que tu mente se estaba preparando para ampliar una vez más el horizonte de la ciencia. Debo distraerte de tu nueva preocupación para proseguir con esta insípida entrevista. Ya sabes, me pagan por ella.
Padre: ¡TE PAGAN! ¡POR SUPUESTO! Hija, por la edad me torno olvidadizo, recuérdame que te recuerde que me traigas más de esos papeles verdes y sucios. Pregúntame, nomás.
Hija: Padre, muchos filósofos han definido el carácter femenino y el masculino como funciones primariamente diferentes cuyas naturalezas son intrínsecamente distintas y sus personalidades claramente diferenciadas. Esta visión del carácter femenino y del masculino...
Padre: Abrevia, hija, abrevia. Lo bueno, si breve, etc...
Hija: Padre, ¿por qué las mujeres somos así y los hombres son asá?
Padre: Hija, 'así' viene del castellano antiguo, que quiere decir precisamente 'así' y 'asá' proviene del antiguo sumerio, que significa 'asa', como el asa de la taza y eso significa que nos tienen agarrados por...
Hija (interrumpiendo): Padre, recuerda que esta entrevista es para los estudiantes de Bibliotecología, que son vírgenes hasta los treinta años...
Padre: Por el asa de la taza. Recuerdo cuando tu madre investigaba la idiosincracia del poncho tehuelche precolombino, preocupadísima porque las tejedoras hacían dos agujeros en su tela, cuando el poncho requiere sólo uno para la cabeza, como tú sabes. Los arqueólogos durante décadas no supieron hallar una respuesta, pero claro, llegó tu madre.Y tu madre sí que supo desentrañar el misterio, vaya.
Hija: Ahora está investigando a los reducidores de cabezas.
Padre: Oh, hija, qué alegría me das. ¿Sabes que los reducidores de cabezas buscan con especial afán aquellas que son más duras? ¿Pero tú sabes por qué es?
Hija: Presumo, infiero y deduzco que es porque es fácil partirlas de un hachazo, con lo cual reducirlas a pedazos es más simple y barato...
Padre: ...Mientras que las cabezas blandas tienen que ponerlas en remojo varios días, hasta que se deshaga el cráneo ¡bien! Hija, has heredado de mí tu talento y de tu madre sólo la nariz. A propósito, te digo para que no sufras que ella tardará años en volver. Esos estudios antropológicos requieren toda una vida, porque los indígenas son gente complicada y tienen costumbres un poco raras, en fin.
Hija: ¡Oh, no! Justamente ya está en viaje, está muy feliz porque aprendió la técnica de los reducidores de cabeza y me dijo por teléfono que estaba ansiosa de analizarla contigo. Dijo que nada mejor que una cabeza firme y consistente como la tuya para analizar sus pormenores. ¡Oh, padre, qué feliz me siento de que vuelvan a colaborar el uno con el otro!
Padre: (bellamente emocionado) Sí. Bueno, hija, siento malograr tu entrevista, pero creo que me iré. Un primo lejano de tu tío segundo dejó el gas abierto en el Golfo Pérsico y me pidió que se lo cerrara. Déjale un saludo a tu madre.

sábado, 27 de octubre de 2007

¿Dónde estás , Bob Fosse?

Ah, cuando yo era joven. Vivía en Siberia, era feliz, no tenía sífilis, no había conocido a Bob.
Fue aquí, en África. Podía elegir a cualquiera, pero tuvo que ser él.
Me abandonó. Y aquí, en el corazón de África, planeo mi siniestra venganza, con el latir de los tambores del siniestro brujo de la tribu, quien gusta de la buena música cuando se prepara esos estofados de antropólogo australiano como sólo él lo sabe hacer.

—Diablos, se dijo la escritora y arregló la cinta de la máquina de escribir—Cómo conmover a la platea, esa era la cosa-Qué difícil. Qué dura es la vida del artista. Y cómo están los mosquitos. Me gasto el sueldo en espirales y repelentes que no sirven para nada. Y el calor no se aguanta más: la remera se me pega al cuerpo pero si me la saco me van a ver los vecinos porque mi cuñado no viene a ponerme la cortina.


Es una noche calenturienta en África Ecuatorial y pican los mosquitos. Aquí en África la vida es dura, pero además es corta. Maldición, cada aforismo que digo me recuerda a Bob. No siempre la vida fue tan dura, después de todo. En realidad. En fin, que en África no hay dinero para mosquiteros, el sueldo se te va solamente en la quinina, y apenas hay que conformarse con cortinas de bambú. Pero soy una mujer curtida y un mosquito de más o de menos no es nada para mí. Si solo tuviera a mi Bob.

Suena el teléfono. La escritora arroja al suelo un sombrero inexistente y lo patea. Es su cuñado, para decirle que no puede poner la cortina hoy y que mañana Camila baila jazz en la escuela y si no sabe como se vestían las bailarinas de jazz. Cómo habrán notado, el lema de la literatura de este prodigio de escritora es que nada se pierde y todo se transforma.

Decía que era una noche calenturienta y pican los mosquitos. ¿ Ya les hable de Bumba Catunga? Lloro solitaria pero no estoy sola. Conmigo está Bumba Catunga, el fiel sirviente negro, que ronca panza arriba. Si en un rato no lo despiertan los mosquitos, lo sacudiré para que tome su quinina. Hace tanto calor que lloro y no se nota porque las lágrimas se evaporan haciendo señales de humo que dicen “¿dónde estás, Bob Fosse?” “Te cavaste la fosa, Bob Fosse”, “te arrancaré los ojos Bob etc...”
Bob Etc... salió a comprar cigarrillos hace veinte años y aún no ha regresado. Ahora debe estar mucho más viejo, prefiero al negro, pero se duerme. Es lógico, de día lo hago trabajar. Pero no es como mi Bob Fosse. Él cocinaba, lavaba, planchaba. ¿Dónde estás, Bob Fosse?
Las hienas ríen como mi destino. ¿Estarán digiriendo a mi Bob Etc.? Era tan pesado que podrían digerirlo veinte años. Era indigesto.

“ Bah, esto es una porquería —se dijo la escritora—. El problema es que el negro está dormido, por eso es aburrido. Si estuviera despierto sería más emocionante. Lo voy a despertar.”

Tomé el látigo y le acaricié con él la espalda.
— Despierta, Bumba Catunga—que quiere decir “hombre con rulos” —Necesito pasión ardiente. Si no me sirves, arrancaré el tótem del poblado otra vez y después te tocará lavarlo.
— No, por favor—en su voz temblaba la súplica—Médico brujo hará mucho mal. Dice que ser arpía chiflada.
— Si, soy arpía y me gusta serlo y me gustó mucho ese tótem la semana pasada, me gusta más que vos, pero no quiero problemas con la tribu y si no me satisfaces, te azotaré.
— Entonces azótame, me duele menos.
— Ah, mond dieu. Maldito seas Bumba Catunga. No quiero lastimarte. Solo bésame.
— Ama, es que si sólo te lavaras los dientes a la mañana...
— Imbécil, una aventurera como yo no se lava los dientes jamás. Bésame.
— Con la boca cerrada sí, ama.
— Maldita sea, quién dijo en la boca. ¿También querés que te haga un mapa?
— Dice médico brujo que francesa ser malvada.
— Ahí si me lavo, te lo juro.
— Eso dijo la semana pasada y no era verdad
— Me puse perfume.
— No insistas, amita, me duele la cabeza.
— Maldición, Bumba Catunga, empiezo a creer que eres un impotente, como dicen en el poblado. Dime que no es verdad.
— Es verdad. ¿Me venderás nuevamente?
— No, Bumba Catunga. Tu conversación me agrada y encuentro que ese tótem me gusta mucho.
— ¡No, ama! ¡El tótem sagrado no! Médico brujo enojar. Quemar esta casa. Yo me voy.
(Sale corriendo)
Me quedo sola. Las hienas ríen.
¡ Oh, Bob Fosse! — Mis ojos se llenan de lágrimas— ¿Dónde estás, Bob Fosse?

¡Bien! —se dijo la escritora satisfecha y en eso el viento le rompió dos ventanas y le arrojó las macetas al piso, sin que ella se percate en su ensueño de gloria. “El éxito”...suspiró. “Función a sala llena”...volvió a suspirar. “Con Cecilia Roth como la aventurera intrépida, y Ricardo Darín como Bumba Catunga. ¿O Denzel Washington estaría mejor?”
Y llena de confianza en el futuro, distraídamente aplastó un mosquito.

jueves, 11 de octubre de 2007

Hágase despedir con la ayuda de Platón

Acá deberá hacer una pequeña inversión. Cómprese "El Banquete" o bien el "Critón", que queda menos festivo y más suicida. Cómprelo usado, así parece que lo leyó muchas veces.
Llévelo al trabajo. Síentese, no importa si es repositor o trabaja en una estación de servicio. Siéntese en el escalón del surtidor de nafta a leer. Lo amarán. Se hará popular, creáme.
Lo querrán incinerar.
Supongamos que trabaja en una biblioteca. ¿qué más natural que sentarse a leer? No crea. Yo tuve una jefa bibliotecaria que me recordaba cinco o seis veces por hora que no me pagaban por leer.
"¿Ah, si?" Contestaba yo un poco distraida pero educadamente. Y pasaba otra página.
Pero bueno. Siéntese, le decía y abra el libro. Lea toda la tarde. No se olvide de fichar al irse.
Si es cajera de supermercado la despedirán en el acto.Dígale a su jefe que busca un hombre y que se aparte de su tubo fluorecente. Sabe que usted no se parece a Diógenes y su jefe no se parece en nada al gran Alejandro. Aclárele que busca otro hombre, no a él. Una vez hecha la salvedad, será despedida. Para el glorioso momento, apréndase las siguientes frases: "Usted no piensa, luego no existe".O "El estómago tiene razones que la razón no comprende" Y pida un sandwich. Su bella ironía será recordada durante años en toda la línea de cajas.
Bien, pero si no es cajera de supermercado o empleado de estación de servicio, el proceso puede ser más largo. Apoye su Platón en el escritorio y comienze a filosofar. A cada pregunta responda según el conocido método de la mayéutica.
Ejemplo:
Jefe-"No te pagan por leer"
Usted- "¿Lo cree así?"
Jefe: "¿sos estúpido o te hacés?
Usted: "¿Es bruto o se hace?"
Jefe:" Voy a comunicar esto al señor Director"
Usted- "¿Puedo ir al baño?"
Ve lo simple que es. Usted, un pacífico filósofo socrático. Él, un bruto animal. Su superioridad moral está demostrada, sobre su jefe y sobre la Polis. Así que no tome cicuta porque no hay, y además todos lo queremos, pero váyase tranquilo y feliz a su casa.
Si es que fue despedido después de esto.Porque si no lo despiden, conserve ese trabajo.
Es un trabajo maravilloso.

martes, 2 de octubre de 2007

El arte de hacerse despedir. Parte 2

Quedamos en que una manera efectiva y rápida de hacerse despedir es comportarse como un genio. Y que esto es simple y sencillo. Compórtense como un"absoluto". Es más acostúmbrense a usar esa palabreja, "absoluto" y también otras como "fin último", "primera causa", "causalidad" o pregunte ante cualquier cirscunstancia, sea un sandwich o un vestido nuevo, si es ontológico o gnoseológico. Ya ve, con haber leido a Mario Bunge una vez es suficiente para toda la vida. Apréndase esas palabritas y úselas constantemente.No sea otro ladrillo en la pared y logrará ser despedido espectacularmente y como efecto secundario, pasará a la historia, pero esto no nos interesa. Desde Sartre se puso de moda no interesarse por la posteridad, aunque si quiere ser tenido en cuenta le aconsejo repetirlo constantemente. Repita cien veces" No me importa la posteridad,porque estaré muerto" Luego haga un gestito de idea. Eso dará al público presente la doble pauta de su inteligencia y su modestia. Y enseguida pensarán que es escritor o escritora. Los escritores son los únicos a los que les interesa la posteridad y tienen que negarlo constantemente.
El principal axioma, es entonces, que para ser un genio no hace falta serlo y para ser escritor no es necesario escribir. Hay técnicas y pequeños consejos con los que logrará ser un genio y que lo despidan, todo junto.Así que vean en los próximos días mi espectacular próxima entrada, de nombre sugestivo.
"Hágase despedir con la ayuda de Platón."

domingo, 30 de septiembre de 2007

El arte de hacerse despedir. Parte 1

Decía Jonathan Swift una famosa frase que es la siguiente: se reconoce a un genio cuando los necios se conjuran contra él. Personalmente la noción de genio es demasiado alemana y en sí misma muy ególatra para mi gusto, los genios alemanes suelen describir las característcas físicas del genio, por ejemplo, Schopenhauer "el genio es petiso, pelado y gordo" dice el tipo, o sea es como él u Otto Weininger, más generoso, sólo reconoce en él mismo los atributos más elementales diciendo"nunca una mujer puede ser un genio", por lo cual se decanta que cualquier hombre puede serlo, no le importa si es petiso, tiene frente amplia y el viento sacude su cabellera leonina, que sí son condiciones indispensables si ustedes quieren ser Beethoven o Schopenhauer. Y saber alemán. Pero si quiere ser Weininger, con ser hombre basta.
Bueno, estas son necedades. La cuestión es acá dar mis modestas lecciones para todo aquel que quiera hacerse despedir de su trabajo rápidamente. Así que volvamos a la frase de Swift.
Reconocemos a un genio porque los necios se conjuran contra él, dice el tipo.
La vida está llena de casos donde un grupo de necios se conjura contra otro necio, que no por eso se cree un genio. Ustedes y yo nos reconocemos en ese último grupo. Somos necios y nos molestan otros necios como nosotros.
Ser un necio es relativo. Ahora, justamente ser un genio es un absoluto. ¿entienden? Tienen que empezar a comportarse como absolutos y no como relativos. Y decir frases como las dos últimas que dije yo, que no se entienden un carajo. ¿Qué es ser un absoluto? Pregúntenle a otro, hace dos frases que soy un genio y no me sé explicar.Todas sus acciones tienen que así, singulares, claras y contundentes. Si usted quiere ser despedido rápidamente, sea un genio.
Analizando el comportamiento de los genios, no es difícil ser uno de ellos. Por ejemplo, los que conocieron a Gregorio de Laferrére decían que él solía escribir en bares y reírse solo a carcajadas mientras lo hacía. Eso no es difícil. Los que conocieron a Einstein cuentan que se ponía medias de pares distintos. ¿Quién no pierde las medias? Ven que ser un genio hasta ahora no ofrece grandes dificultades.
¿Pero qué tiene que ver esto con hacerse despedir?
Supongamos que usted es cajera de un supermercado. Además es un genio. Se pone una media azul y otra verde. Bien, por eso no la despedirán.
¿Pero qué hay si se pone a escribir sobre la caja riéndose a carcajadas?. No necesita reírse, la despedirán en el acto sólo por escribir. Pero si se ríe, lo hará con estilo. Eso es lo que nos importa.
¿Entienden? Mañana les daré recetas infalibles para ser despedidos.
Mientras reflexionen sobre las diferencias entre genios y necios.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Verdaderos románticos

Esto sucedió hace unos años. Yo buscaba inspiración para mis primeros escritos, o sea, fue hace muchos años. Un escritor viejo y presuntamente sabio me convenció de que escribía puras boludeces y de que los grandes autores eran los amargos, como ,por ejemplo, Cioran. Un talento también medio viejardo pero esta vez uruguayo me reprochó el final (según él feliz) de mi cuento El Diablo enamorado y me aconsejó que sacara la porquería de mi interior antes de escribir. El éxito de un compañero de secundaria con una obra llamada Coágulo me hizo pensar que tenían razón. De hecho a uno de esos viejardos le llueve el exito por haber publicado un libro que se llama Miasmas. Mientras, yo sigo acá maldita esperando que me publiquen, que es más aburrido que chupar un clavo. Aunque no se crean. Chupar clavos también tiene lo suyo. Incluso si entre mis lectores hay algún amable gótico, lo remito a la célebre frase de Dickens en el comienzo de Canción de Navidad. "en el ramo de la ferretería, lo más muerto es el clavo del ataúd" Innegable. Chupar clavos no tiene nada de malo. Chupar cirios ya es otra cosa. Demasiado explícito para mi gusto. Y los cirios son de sebo, se derriten. Bueno, nunca chupé un cirio,son sólo deducciones. Convencida. volviendo al principio, de que tenían razón y de que mi alma podrida tendría que pudrirse más para poder escribir cosas amargas de buen tono (y que me publiquen y me den un Premio Municipal o una beca Fullbright así no laburo más)me iba a la sala de espera del Clínicas a inspirarme. Ahí conocí a muchas personas que me comentaron cosas apasionantes y supe todo de la tuberculosis, el asma, la bursitis rotuliana, la incontinencia urinaria y verbal, todo material para escribir bien y no boludeces alegres como venía escribiendo hasta la fecha. Libros a los que ponerles de nombre "Muchos coágulos" o "Miasmas varias". "Larvas y Gusanos" Es más. La sorprendente biografía de un gusano del cementerio, pero escrito con lenguaje psicoanálítico y que me diera una beca por fin. Pero ocurrió que conocí a otra persona en mi condición, otra que iba a inspirarse al Clínicas. Fue en el consultorio del ginecólogo. Yo veía a la vieja escribir y escribir en un cuaderno azul. Era poeta y riojana. Le habían dado una beca menemista para que escribiera cosas asquerosas con vistas a ser el próximo Premio Nacional. Le expuse mi triste caso y enseguida me interpretó. -Mirá- me dijo- Sos demasiado joven y mofletuda para escribir sobre la porquería de la putrefacción. Yo te regalo este poema que acabo de escribir y con eso seguro que aunque sea una beca de 200 pesos te dan. La verdad es que el poema me dio verguenza hasta el día de hoy. Nunca lo publiqué con mi nombre. Esta es la primera vez que lo hago. Necesito doscientos pesos, de dónde sea, para comprarme un piloto como el de Ingrid Bergman. Tengo una campera de motoquero que me quedó de cuando repartía pollos en moto, pero quién es sexy con eso. Bueno, publico el poema a ver si me dan una beca o un Premio Nacional, Municipal, Vecinal. Cualquier cosa me viene bien. Y estreno Coágulo 2 en cualquier momento.

EL CLÍNICAS

Ginecólogo eras... cómo me enamorabas
cuando entreabrían tus dedos enguantados
la bata hospitalaria.

Jamás quiso el destino
impedir el paso a esa mujer rastrera
que todo devaneo interrumpía
censura maligna en forma de enfermera.

Y cuando al fin te introducías
adoptando el disfraz de un escalpelo
“¡alto ahí!” --exclamas, dios egipcio--
“esto no es mi amor un escalpelo
es un descartable espéculo.”

¡Oh, amor mío! No lo descartes
permíteme guardarlo de recuerdo
y cubrirlo de amorosos besos
cuando ya anciana sueñe el himeneo.

viernes, 24 de agosto de 2007

Acercándonos a Dickens

A propósito de unos comentarios dejados más abajo por alguien que se hace llamar Emilia Attias, hablaré esta vez de Dickens.Dickens era guapísimo, como se puede ver en el daguerrotipo reproducido en la edición de su biografía escrita por J. B. Priestley, que lo muestra a los cuarenta años. De hecho, su éxito se debía no sólo a sus libros, sino a sus lecturas públicas de poesía y obras de teatro.Tal vez te hubiera dado un papel, Emilia ¿por qué no?Empezó escribiendo en revistas que valían céntimos y no leía la gente culta. Su ascenso fue poco a poco y con mucho esfuerzo, destacándose primero como humorista genial bajo el seudónimo de Boz, con el que fue conocido muchos años. Pero antes de eso, hubo un ascenso más lento todavía, del chico de doce años que trabajaba en una fábrica de betún al autor exitoso y respetado por todos. Dickens conoció muchas Joannas, y tenía un profundo cariño y respeto por las mujeres, sobre todo por las pobres, eso se evidencia en sus personajes, que son casi ángeles,como la Inés de David Coperfield o la terrible y tristísima Anita, de El hijo de la parroquia, novela más conocida como Oliverio Twist.
Solamente los idiotas piensan que ya no hay Sikes asesinos de Anita y que no hay Carlitos Bates ni Fagin que lo explote en el mundo. Sólo los tontos son incapaces de ver la belleza en la última mirada de Sidney Carton. Este mundo es el mismo mundo que dejó Dickens, con Anita y con Joannna. Lo único que falta son sus ojos para mirarlo.

domingo, 19 de agosto de 2007

Volvé, Dickens

La vidriera era oscura. Tan oscura era, negro de hollín, negro de noche, que si no fuera por la cartulina amarilla que decía "Manos: cinco pesos" hubiera seguido de largo. Pasé de largo treinta veces, cincuenta, cien, no sé cuántas, pero un día me detuve.
Manos: cinco pesos. Alcé la vista y unas letras que supieron ser luminosas decían JOANNA, peluquería . No decían eso, el nombre era otro. No me interesa ser realista al extremo de perjudicar a la gente buena. eso se los dejó a muchos de mis colegas. La mezcla del periodismo y la literatura es un monstruo de dos cabezas que siempre me fue ajeno.
JOANNA, peluquería. Toqué la puerta. Un mujer joven, delgada y menuda, peinada con una sencilla cola de caballo, abrió la puerta, trabada por una cadena.
-¿Sí? inquirió. Tenía esa cara de pocos amigos que da el cansancio.
Le señalé el cartel.
El interior era alumbrado por una luz de cuadro de Van Gogh que se obtiene fácilmente con una lampara de 25, esa luz amarilla de los bares donde se emborrachan sus personajes. El espejo estaba rajado, el tapizado de la butaca, roto, con la gomaespuma asomando.
Lo único que brillaba era un televisor.
Me ofreció una silla. El televisor era en blanco y negro y estaban dando una telenovela. Joanna, supongamos que es su nombre, no le podía sacar los ojos de encima. Puso una mesita a regañadientes y encima de ella una toalla sucia. Luego empezó a limarme la uñas. Cada diez segundos se daba vuelta a mirar la pantalla: una joven actriz ( después reconocí a Emilia Attias) resistía con heroísmo el acoso de un vulgar malandrín. Su nobleza era maravillosa. Así lo vi, porque estaba viéndolo con Joanna. Si lo hubiera visto en mi casa o en cualquier otro lado, hubiera pensado que eran dos actores patéticos con un guión de cuarta pensado para idiotas. Pero no era así, entendí , ella era noble y bella y él un vulgar malandra. Ella jamás venderá un milímetro de su piel. Ella es como Joanna, imagino. Entonces viene el corte y me pone una mano de calcio. Sacudiéndose la aventura de la mirada, me pregunta si quiero un par de medias por dos pesos.
Veo un diploma colgado en la pared, con manchas verdes. Veo que Joanna se recibió de peluquera en una academia en 1990. Tal vez tenga mi edad, pero parece más joven. Su corazón puro y sin mácula la mantuvo así.
Me llevo las medias, las manos esmaltadas y la absoluta conciencia de que el peor actor del mundo tiene una misión que cumplir y que la peor de las ficciones es mejor que lo real.
Ya lo sabía. Lo sabía cuando leía Los tres mosqueteros en el fondo de mi casa de Villa Urquiza. Lo supe siempre pero lo había olvidado. Ahora yo escribo ficciones y me preocupan demasiado los engranajes, tuercas y tornillos.
Esto pasó hace dos meses. Ahora camino por esa calle todos los días y busco la peluquería de Joanna, con sus vidrios de hollín. Y no la encuentro. Se esfumó, como un fantasma que vivió demasiado tiempo a la sombra de la gran avenida y se fue, en busca de refugio, con su televisor y sus heroínas de corazón puro. Como ella misma.

domingo, 12 de agosto de 2007

La Tía María me retó

¿Qué son esas fotos indecentes que aparecieron en tu estúpido blog y ese lenguaje desvergonzado?
Me dijo la tía María desde su alta estatura en el retrato que está colgado en el sótano.
-¿Desde cuándo sabe lo que es un blog, tía? protesté. Yo venía a hacerle una pregunta sobre Monet(¿Como podía tener una amiga tan remilgada como ella un pintor?),pero ella me sermoneó como siempre. Los fantasmas son muy complicados porque se quedan en el tiempo y no avanzan. Siguen con los mismos peinados anticuados, con esos ridículos quevedos, con esas faldas con puntilla y almidón. Por eso me admiró que desde su triste foto sepia, mi tía María me hablara del blog.
-Una tía bisabuela tiene que estar enterada de lo que hace su descendencia. ¿que diría tu antepasado, el general del imperio?
-Diría que me parezco a madame Saint Gein.
-No se dice así. Lavanderas. bah.¿Leiste el libro que te di?
-No, maldita sea. ¿por qué no me consigue el Libro de Horas del Duque de Berry? Eso es más divertido que las memorias de Una monja en Bélgica, tomo 2.
-Una dama se cose la boca antes de decir maldita sea.
-Usted lo dice, tía María
-Con toda razón: a mí me cosieron la boca.
-Puaj, dije.
-Hija, cuando te morís perdés la verguenza, eso dicen por acá.
-En el internado de París no le enseñaron buenos modales.
-Ahora sos vos la remilgada. ¿Leíste lo de Tanhauser que te pasé?
-Las chanchadas de la época victoriana. ¿Le dije que se parece a la Reina Victoria?
-Era una gran mujer
-Era gorda.
-¿Te parece poco estricto mi régimen?
Los muertos son muy indecentes, no hay nada que hacer. Hablan con total naturalidad de las cosas más asquerosas, como si hubieran pasado la vida en la morgue. Pero a ella le escandalizan mis fotos indecentes.
-Tía, háblame de Monet.
-No hasta que saques esas fotos asquerosas.
No había nada más que decir. El viejo general de Napoleón roncaba, se divertiría bastante en las tabernas cuando era dragón de la reina. El capitán de la primera guerra leía a Proust. La francesita que se borró la nacionalidad del documento miraba a la arrogante Tía María asustada. Tantos retratos en el sótano me llevaron a escribir cuentos de fantasmas. Ahora dejo el sótano que se cubre de niebla y subo la escalera inexistente y miro las fotos.
La entiendo. Ella usaba corset y tres capas de enaguas y tenía un libro de oraciones en la mesa de luz. Me probé sus enaguas jugando cuando era chica y me abaniqué con sus plumas de pájaro pintadas, doradas y engarzadas. Ese tiempo muerto que conozco tan bien me dejó la nostalgia por lo que me faltó conocer y me llevó a tener menos tolerancia a la cultura masiva que la tiene la Tía María a mi tonto blog.

lunes, 6 de agosto de 2007

protesto ante este atropello

Una no le hace mal a nadie, lee su Steinbeck como es debido y encontró la perla de los mundos: un tronquito de manzana que da luz por la noches. Es simple. si encuentras la perla de los mundos, ten cuidado con la gente que entra en tu casa. Los griegos tenían un nombre para esto: la piedra de toque. Cuando el hombre la roza, se ve tal cual es. Es como el daño de Isildur, mi tronquito de manzana.
Lo recobraré, Asad Manhar, si no me toman la denuncia en la comisaria recurriré a La Haya. Hubiera preferido que me tiraran el tronquito a la basura a que cayera en manos ajenas. A menos que ofrezcas completas garantías de que tratarás a mi tronquito de manzana como es debido, te denunciaré como profanador de heladeras. Yo quería ver que extrañas formas en el aire nocturno me permitían apreciar sus suaves iridiscencias.
Llamé a mi abogado pero me recetó pastillas. tal vez me equivoqué de número.
Dime que cuidarás a mi tronquito y no recurriré a la Corte de Bruselas. Dime que le darás su anilina colibrí todas las noches a las nueve. Júralo, así mañana ya puedo dejar el tronquito de manzana y cambiar de tema. Esta autopsia ya dura hace una semana y hay temas urgentes que tratar. El planeta peligra. No puedo seguir con el mismo tronco de manzana toda la vida. Asuntos impostergables me esperan.
Cualquier duda sobre el particular y a cualquiera al que le pueda parecer absurdo mi reclamo: que lea los infames comentarios al informe forense parte 18

viernes, 3 de agosto de 2007

informe forense parte 18

Algunos pasos de mi autopsia del tronquito de manzana se los ahorré porque eran demasiado escabrosos,poco aptos para la sensibilidad de ustedes. Los colores irisdiscentes que adoptó el tronco solitario, en su belleza final, apenas cubierto con un milímetro cúbico de anilina colibrí, fueron fatales y misteriosos. Un fruto no se resigna a despedirse de la vida, al frío de la heladera. Trata de escapar de la espantosa prisión al que lo sometemos.
Sentí el cantar de un pájaro sin amante en la madrugada, ese pájaro que llaman el zorzal, entonces desperté y vi que sólo soñaba y que el tronquito de manzana ya no estaba en la heladera. había viajado en la noche misteriosa al País de Nunca Jamás,tras la sombra de otra manzana, visitaría al fastasma de Marley en la ventana de Scrooge, navegaría en busca de la ballena blanca o algún desconsiderado me lo tiró a la basura.
Pero jamás olvidaré que vi sus tonos irisdicentes reberberar en la noche oscura.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Comprendí

Los comprendo. Yo pensaba seguir hablando de Sade, y de como los Crímenes del amor son los únicos relatos con simetría que escribió, (estaría engripado o libre),y de cómo es el ejemplo perfecto para la defensa de la censura, ya que si uno lee la versión resumida en sesenta páginas de la novela Alina y Valcour piensa que es un genio,mientras que si uno lee la versión completa de seiscientas paginas se da cuenta de que el genio fue el que la resumió y logró encontrar algo rescatable en esa basofia. Yo pensaba hablarles del hecho llamativo y curioso de la buena prensa del marques de Sade entre la intelectualidad de izquierda y explicarlo humildemente señalando que él atacaba la inmoralidad del estado con el verdadero fin de defender la inmoralidad privada (la inmoralidad suya contra la del estado que lo juzgaba) Un extraño liberalismo aplaudido en forma asombrosa por gente que debería pensarlo un poco mejor. Pero en fin, es inútil. Ya comprendí. No vale la pena escribir un ensayo más sobre el marques de Sade. Los comentarios estan en la primera entrada, donde con total humildad pregunté si creen que soy sexy. Así que basta, jamás Rial me invitará a hablar de la novela epistolar del siglo XVIII. (con todo lo que puedo decir si me dejan, por ejemplo, el rastro visible hasta Bram Stoker) No , eso no interesa, interesa un tema de Rod. Así que puse una nueva foto y les pregunto¿Creen que soy sexy también con pollera larga?

martes, 31 de julio de 2007

Antes de hablar de escritores malditos, hay que definirlos. Hoy estoy realmente cansada, así que en lugar de vivenciar el arte como dice uno de mis amigos, quien con inigualable astucia se percató de que estoy loca( gracias, Pablo,lo tomo como un elogio) voy a retipearlo, esta definición la escribí hace muchos años, cuando había pizzas de tres pesos. De esa década infame algunos recuerdan sus viajes por Europa o los electrodomésticos, yo me acuerdo de la pizza de tres pesos que es cumplir con una de las condiciones para estar maldita. Acá va.

Definición del escritor maldito

Un escritor maldito es indefinible.
No obstante eso tiene dos ineludibles características.
La primera es que escribe.
La segunda es que está maldito.
Sabemos muy bien que cuando estemos muertos y enterrados un montón de imbéciles de la Sorbona se va a doctorar gracias a nosotros, que otro montón de hijos de puta se va a enriquecer haciendo nuestra biografía y que los futuros editores venderán cinco millones de ejemplares del mismo libro que si ahora vendemos sólo cinco ya podemos comprarnos una pizza de tres pesos para festejar.
Yo sé muy bien que futuros lectores se conmoverán al leer que me prostituí para pagar el gas, que sufrirán al saber que cargué bolsas en el puerto para comprar papel, que llorarán desconsolados al leer que me hice ciruja para dar de comer a mis hijos del pecado. Sé que se enamorarán de mí al ver mi foto de prontuario de cuando asalté una farmacia para comprarme las Iluminaciones de Rimbaud, que leí en la cárcel y que encima no me gustaron y que este mismo cuaderno en el que escribo y que robé en un supermercado lo subastará Sotheby’s. Mientras sé muy bien todo esto, tengo que aguantarme que la Humanidad me desprecie. ¿Y saben lo que les digo? Digo: Ja. .. y además... que les importa que haya sido prostituta, ladrona y ciruja si no es eso lo que me hizo una curtida mujer de la literatura, sino que fue enterarme de que mi padre era en realidad mi hermano y que por lo tanto mi madre se casó con mi abuelo.
Pero para saber qué es en definitiva un escritor maldito, lo definiremos así.
Un escritor maldito se define por la sonrisa irónica con que estampa su firma inmortal en la hoja que le tiende el empleado de tribunales, ente vulgar y bruto, al entregarle la última cédula de desalojo.

domingo, 29 de julio de 2007

informe forense. Parte 1

Mientras espero tomar inspiracion para proseguir con mi obra maestra, el discurso que pronunciaré en mi funeral (ya que dicen los capos que nada es imposible y que ese es un evento imperdible) analizo el tronco de manzana que quedó en la heladera. Está solo y espera. O triste, solitario y final.Le doy un toque de anilina colibrí y descubro en él virtudes inesperadas. Es una obra de arte. una naturaleza muerta.
Mientras yo sigo con mi infome forense,ustedes pueden contestar la pregunta central del blog para la que ha sido creado. ¿Creen que soy sexy?