martes, 17 de mayo de 2011

Lectores, amigos, mucho mas que todo eso

Tengo apenas unos minutos para escribir estas lineas. Me encantaria decir que estoy presa en un barco pirata o cruelmente vigilada por un editor proxeneta. Pero sólo tengo un tobillo fracturado y muy poca movilidad. Algo muy vulgar: yo que hago aeróbicos con pesas dos veces por semana y una clase de patin artístico los sábados sin jamás una lesión, me resbalé en la vereda jabonosa de un lavadero de autos. Acá estoy, demasiado agotada para inventarles una historia o escribir otro poema. Así que creo que llegó el momento de decir:GRACIAS. Gracias por estar ahí, leyendo esto. Gracias a quienes me hicieron ver que cuando la palabra es fuerte, cuando la vocación es real, no hay editor miserable y fracasado que desde la imaginaria altura de una masculindad indecisa( ni fracasada, ni frustrada, sólo indecisa, eso da una altura perfecta al menos ante mi metro setenta)me dijo "dedicate a otra cosa".El libro que motivo ese consejo agotó en un año y medio 12.000 ejemplares. Faltaban aún cuatro libros más, pero lloré, si lloré frente a esas palabras. No valen tampoco las palabras del autor consagrado y ahora condenado por plagio "deja de escribir mariconadas"Yo misma presencié, en una charla con sus editores, como pagaban las notas elogiosas de sus tiempos de éxito. No vale la lejana voz censora de un padre preocupado por el camimo incorrecto que tomaba su hija mujer, destinada en sus planes a otra cosa. No valen las palabras que escribió en el margen de uno de mis poemas de mis doce años "mediocre".
Claro que cuando te enfrentaste al primer hombre que te dijo mediocre y ese es el primer hombre, tu padre, ya nadie, hombre o mujer, va a detenerte.
Abri este blog no me acuerdo en qué mes del año 2007 y le envié su dirección a siete amigos. Esa fue la única campaña de promoción que hice. Todavía me acuerdo de la sorpresa de recibir el primer comentario de un desconocido. Se llama, creo, Ruben Dhuggieri y todavia le estoy agradecida. Como a Antonio Lopez, como a la brillante Miss T, como a Fernando, con quien tuvimos una airada discusión que supimos resolver, de un modo hasta cariñoso, porque él es un caballero navegante. A todos ustedes, gracias, por darme aún más fe en mi convicción, de que la palabra se vale por si misma.De que un poema, una historia, es un espejo que nos ayuda a vernos ....semejantes. GRACIAS.