lunes, 30 de septiembre de 2019

Cuando arda Babilonia


EL DIABLO ENAMORADO



                                                            “Que sean tan valientes y sufridos como Venus”
                                                              La Ilíada, canto XXI


Cuando arda Babilonia
Hasta las últimas cenizas
Yo estaré de pie
Esperando

Tú bajarás de tu ciudad
Me mirarás, desnuda y sangrante
Vencida y triunfante
Y te unirás a mí

Arderán las últimas estrellas
Morirán las últimas aves
Toda tu creación destruida
Por destruirme a mí
A tanto puede llegar el odio de un dios
Que es demasiado hombre
Para no odiar a una mujer

Y al fin yo amo y él odia
Y al fin yo creo y él destruye

Y al fin ambos lloraremos
De pie sobre las cenizas de Babilonia

Morirán las últimas estrellas
Nacerá el último hombre
Para después morir
Como todos, en mis brazos
Caerá una última tormenta
Que apagará el último fuego
Y yo estaré de pie

Moriré por vez última
Esta vez será para siempre
Porque al fin volveré al Padre
Diciendo: yo soy tu Hija
Tómame
Y moriré
Porque yo soy tu sangre
Pruébame
Como aquella vez
Arderá Babilonia
Hasta las últimas cenizas
Y yo estaré de pie
Esperando

Porque yo soy tu sangre
Tómame
No puede arder el agua
Pues hija el fuego
Pero cuando arde Babilonia
Los padres devoran a sus hijas
Pues tienen miedo

He tenido tantos nombres
Pero al fin tengo un solo padre

De pie espero el cisne blanco
Que me llevará hasta ti
Habrá una isla adonde me conducirá un blanco toro
Por los viejos tiempos, la llamaremos Europa
Vendrás a mí como lluvia de oro
Como antes, cuando éramos jóvenes
Y te diré
“Yo soy tu sangre”
Y te diré
“Coge esta fruta”
Y te diré
“Corta este árbol”

Y renacerá el Paraíso


domingo, 8 de septiembre de 2019

Primer poema. La Rosa Encarnada.


POEMA DEL CIELO Y EL INFIERNO


Oye lo que dice la noche
Que es más vieja que el hombre
Y que ha enterrado a todos los amores
Que se sirvieron de ella

Dos piedras a la cabeza
Y una a los pies
Son toda la tumba de Arturo
Bajo las aguas. Esto nadie lo sabe
La reina Ginebra murió en el convento
Adonde no fue Ofelia
Ella prefirió las aguas del lago
Juntos yacen ella y Arturo
Lejos, la tierra cubre a Ginebra y a Lancelot
Aquiles fue en verdad un cobarde en su fuerza
Helena de Troya fue la legítima mujer
Del único que peleó y murió por ella
Que se llamó Héctor el troyano
Todos los fuegos queman las manos de Tristán
Y Abelardo sigue amando el cuerpo de Eloísa
Paolo y Francesca son esposos en el Cielo
Amados por Dios
Isolda es como Ginebra
Las dos son esposas del hombre equivocado

Ahora se calla la noche. Yo seguiré contando
Yo escribí la historia
Nadie puede sellar mis labios

Juan el fiel es el esposo
De la Princesa de Oro
Ulises trenza coronas
Con el cabello de Nausícaa
Galahad se ahogó en el océano
Ya cuenta mi poema
Tres felices matrimonios
Y tres amantes ahogados. Prosigamos
El dragón venció a San Jorge
Y San Jorge es el nombre del dragón
San Agustín murió pecando
Las siete colinas están cubiertas de sangre
Y a la sombra de seis mil cruces
Hay un solo Cadalso

Un perro negro se despedaza a sí mismo
Eternamente
A eso lo llaman
El Bien y el Mal

Todos los hombres buenos
Vieron alguna vez el fantasma de su padre
Todas las flores amadas por ellos
Mueren ahogadas
Todos los caballeros
No aman mas que a su espada
Hace mucho hubo un poema
“todos los hombres matan lo que aman”
Y no todos mueren por ello
Oigan como ladra el perro negro
Mi verso es como una espada
En su punta hay un veneno amargo
Que inventó para mí mi madre Morgana

De noche todo se sabe
De día soy solo una pobre mujer
De noche yo escribo la historia
De noche escribo
“El amor es locura”
De día estoy doblemente loca
Prosigamos. La noche es corta y la historia larga
Galahad llevó a sus labios la santa copa
De ella bebió el veneno mortal
Que lo llevó a lo profundo del mar
Su barca arrastraba un cisne
Ese cisne blanco era la Dama del Lago
Ese día que se llevó a Galahad
El perro negro se mordió y aulló mas que nunca

El Norte y el Sur
Son la cabeza y la cola del perro negro
Cuando venza uno
Morirán los dos
Eso es el Apocalipsis
La última batalla

El primero que vea la Meca
Matará a su hermano que venga después
Pero ninguno sabe
Que ninguna tierra es santa

El Cielo es un poema creado
Y quemado en Alejandría

Si me dan tiempo lo escribiré
Lo acabaré donde la noche termina

El Infierno es un poema creado
Y quemado en Alejandría

A ese ya lo he escrito

La poesía es locura
Y yo estoy loca rematada

Jamás oí aullar tan tristemente
A un pobre perro
Me recuerda a un hermano filósofo
Que encontrando una falla en su teoría
Se desgarró a sí mismo y se mató
Él era muy joven
Pero es que la juventud es algo muy viejo
La juventud es la locura
Y yo estoy loca y amo
Pero prosigo

Para algunos, el perro sigue aullando
Para ellos hay esperanza
Aunque sean malos
Todavía pueden ser buenos
Pero para otros
El perro ha muerto
Para ellos no hay salvación posible
En verdad el perro agoniza

Escribo un poema que se llama Cielo
Ayer escribí un poema que se llama Infierno
Los dos me queman las manos
Son iguales sus estrofas
Igual el número de sus versos
En los dos se nombra a Francesca
Pero en uno ella se quema
Y en el otro es feliz
En los dos se nombra a Nausícaa
Pero en uno ella queda sola
Y en el otro no

Es que el Infierno es el único poema
Que laboriosamente escribieron todos los poetas
Hasta mí. Los hombres odiaron a Francesca
Y mataron a Lancelot
Y violaron las justas razones de Helena
Y admiran la fuerza de Aquiles
Mas que el valor de Héctor
Los hombres dieron a Ginebra como esposa
Al único hombre que era incapaz de amarla
Son las cosas que ocurren en el Infierno
El infierno creó el Océano
Que me separa del único hombre
Al que daré este poema para que lo queme
Que es lo mismo que ofrecerle toda Troya
Para que arda nuevamente
Es que el amor es la locura
Y yo estoy loca rematada

El cielo es una locura
Que suponen los hombres
Sin atreverse a vivirla
Pero es que el valor es la locura
Y la poesía es la locura
Y la guerra es la locura
Y el Cielo es la única de todas las locuras
Que vale la pena amar
Porque una mujer que no es capaz de amar
A un hombre que hiere con sus ojos
De izquierda a derecha su rostro
No merece llamarse mujer
Y un hombre que no sabe morir
Por Helena de Troya
O prefiere el fuego de su hogar
A las lejanas playas de Nausícaa
No merece llamarse hombre

Y solamente una mujer tiene en sus manos el Paraíso
Y nadie más que una mujer
Puede escribir el Cielo

.1997-Paula Ruggeri