jueves, 8 de noviembre de 2012

Dale un corazón de seda

En un hogar pobre de campesinos nació una pequeña niña y no diremos dónde porque no importa mucho. Los padres eran tan pobres que no tenían nada para darle. La miraban tomados de la mano, con lágrimas en los ojos.
Vendrían las hadas que dan dones a todas las niñas desde que el mundo es mundo. Pero como la niña era muy pobre, pequeña y fea, eso era un simple trámite, por lo cual los padres suspiraron aliviados. Vendrían sólo las hadas buenas, tal vez viniera una sola, apurada, mirando el reloj. El hada maléfica sólo se dignaba ir a grandes palacios, a mansiones de estrellas de cine, maldecía a las hijas de los reyes. Asi que sabían que su hija, al menos, no tendría ningún don maldito. Sólo esperaban que las apuradas hadas, como asistentes sociales del destino, le dieran aunque fuera un don a su hija que le permitiera sobrevivir.
Ella dormía en la cuna. Cada tanto un leve suspiro inquietaba a la madre. Instintivamente, quería darle leche de su cuerpo, pero estaban esperando la visita de las hadas.
Tocaron la puerta. El hombre abrió.
Eran dos mujeres con trajes de ejecutivas arrugados y largo pelo rubio. Sus ojos eran muy verdes y brillaban por igual. Llevaban sendas carpetas. Se detuvieron en el umbral para hacer cada una una cruz con sus lapiceras en las recién abiertas planillas
—¿Cómo se llama la niña? -preguntaron a coro
—No tiene nombre aún.
—¿Y en qué están pensando? Póngale un nombre. Me lo exige la planilla—dijo un hada.
—Ada —dijo la madre.
—Ana —exclamó el padre.
—Ada Ana —repitieron a coro las hadas mientras escribían los dos nombres—. Bien, vamos a verla.
—¿Cuáles son sus ingresos? —preguntó una. Las dos hadas eran indistingibles.
—Soy jornalero, asi que gano un poco de dinero.
—¿Pero puede mandarla a la escuela pública?
—Creo que si.
—"Creo" me suena mal. Va a mandarla a la escuela —dijo una de las hadas— Bien, su única oportunidad es el estudio.
Se acercó a la cuna, sacó una varita mágica de su carpeta y dijo:
—Ada Ana, tendrás una gran memoria. Memorizarás todas las letras y sonidos. Nada que leas u oigas se te borrara de la mente.
—Y ahora yo —dijo la otra.
—Ada Ana. Entenderás el lenguaje de la música y sabrás de melodías.
—Bueno —repuso mirando al padre—. Uno de los dones es para disfrutar. Sino para qué vivimos y nos alimentamos. No todo en la vida es trabajo.
Y entonces se abrió la puerta. Lentamente, chirriando sobre los goznes. Todos se sobresaltaron al ver a una gran señora, de larga cabellera azabache, con brillantes ojos negros, alta, con un traje rojo y la varita de oro en la mano. No llevaba ninguna carpeta.
—El hada maléfica... —murmuró la madre. Instintivamente quiso cubrir a su hija.
—Cálmese —dijo un hada rubia—. A veces ocurre, pero muy raras veces. Está de licencia casi todo el año ¿verdad?
El Hada Maléfica se acercó a la cuna de la niña.
—Vengo cuando es preciso. Esta niña será hermosa. Tú le diste memoria y tú le diste gusto por la música. ¿Qué puedo darle yo? Creo que ya lo sé. De hecho, lo sé porque no vine por azar. Sé lo que necesita.
Se acercó a la cuna con su varita de oro, tocó con ella la frente de la niña y dijo:
—Ada Ana: te doy un corazón de seda que se rasgue sólo con un beso, sólo con la promesa de un beso, sólo con el sueño de un beso.
-Será poeta —dijo el Hada Maléfica a las otras dos hadas.
Luego habló a los padres con sus labios de sangre.
—Lo malo es sólo un poco malo, ¿saben? Hada significa fata, destino en una antigua lengua. Yo sólo cumplo órdenes. Será poeta —repitió el Hada Maléfica.
Desaparecieron las tres hadas y la casa quedó a oscuras. Y Ada Ana lloró suavemente.

martes, 23 de octubre de 2012

RIMAS




...Deja que rime yo con tu oro pálido
Tibio y ardiente, furioso y calmo
Carne que no es verso sino arrojo
Morir sabe dulce y nacer furioso

Con él no rima la cobardía
Ni la rítmica rima ni aún medidas
¿Podés medir de la espada la hoja
rimando con ella la encarnada rosa?

Tan rara gesta del amor cautivo
Largo resistir altivo y arrogante
Rendición en mil roncos suspiros

Así es y no te suplico
Más que otra lluvia divina
De esas que todo inspiran
A una dulce, blanda, irónica

...boca que sabe envolverte
con versos que se equivocan
que no se inspira en los clásicos
sino en más natural copa

Del más delicado trazo
Y de la altivez de la roca
De sanguíneo tacto de raso
En suavidad de amor, mi boca

...que sabe retratar
tus rasgos como pocas

¿Dónde estás, Bob Fosse?



¿DÓNDE ESTÁS, BOB FOSSE?

Ah, cuando yo era joven. Vivía en Siberia, era feliz, no tenía sífilis, no había conocido a Bob.
  Fue aquí, en África. Podía elegir a cualquiera, pero tuvo que ser él.
  Me abandonó. Y aquí, en el corazón de África, planeo mi siniestra venganza, con el latir de los tambores del siniestro brujo de la tribu, quien gusta de la buena música cuando se prepara esos estofados de antropólogo australiano como solo él lo sabe hacer.

—Diablos, se dijo la escritora y arregló la cinta de la máquina de escribir—Cómo conmover a la platea, esa era la cosa-Qué difícil. Qué dura es la vida del artista. Y cómo están los mosquitos. Me gasto el sueldo en espirales y repelentes que no sirven para nada. Y el calor no se aguanta más: la remera se me pega al cuerpo pero si me la saco me van a ver los vecinos porque mi cuñado no viene a ponerme la cortina.
  

 Es una noche calenturienta en África Ecuatorial y pican los mosquitos. Aquí en África la vida es dura, pero además es corta. Maldición, cada aforismo que digo me recuerda a Bob. No siempre la vida fue tan dura, después de todo. En realidad. En fin, que en África no hay dinero para mosquiteros, el sueldo se te va solamente en la quinina, y apenas hay que conformarse con cortinas de bambú. Pero soy una mujer curtida y un mosquito de más o de menos no es nada para mí. Si solo tuviera a mi Bob.

Suena el teléfono. La escritora arroja al suelo un sombrero inexistente y lo patea. Es su cuñado, para decirle que no puede poner la cortina hoy y que mañana Camila baila jazz en  la escuela y si no sabe como se vestían las bailarinas de jazz. Cómo habrán notado, el lema de la literatura de este prodigio de escritora es que nada se pierde y todo se transforma.

 Decía que era una noche calenturienta y pican los mosquitos. ¿ Ya les hable de Bumba Catunga? Lloro solitaria pero no estoy sola. Conmigo está  Bumba Catunga, el fiel sirviente negro, que ronca panza arriba. Si en un rato no lo despiertan los mosquitos, lo sacudiré para que tome su quinina. Hace tanto calor que lloro y no se nota porque las lágrimas se evaporan haciendo señales de humo que dicen “¿dónde estás, Bob Fosse?” “Te cavaste la fosa, Bob Fosse”, “te arrancaré los ojos Bob etc...”
  Bob Etc... salió a comprar cigarrillos hace veinte años y aún no ha regresado. Ahora debe estar mucho más viejo, prefiero al negro, pero se duerme. Es lógico, de día lo hago trabajar. Pero no es como mi Bob Fosse. Él cocinaba, lavaba, planchaba. ¿Dónde estás, Bob Fosse?
 Las hienas ríen como mi destino. ¿Estarán digiriendo a mi Bob  Etc.? Era tan pesado que podrían digerirlo veinte años. Era indigesto.

 “ Bah, esto es una porquería —se dijo la escritora—. El problema es que el negro está dormido, por eso es aburrido. Si estuviera despierto sería más emocionante. Lo voy a despertar.”

  Tomé el látigo y le acaricié con él la espalda.
    Despierta, Bumba Catungaque quiere decir “hombre con rulos” Necesito pasión ardiente. Si no me sirves, arrancaré el tótem del poblado otra vez y después te tocará lavarlo.
    No, por favoen su voz temblaba la súplicaMédico brujo hará mucho mal. Dice que ser arpía chiflada.
    Si, soy arpía y me gusta serlo y me gustó mucho ese tótem la semana pasada, me gusta más que vos, pero no quiero problemas con la tribu y si no me satisfaces, te azotaré.
    Entonces azótame, me duele menos.
    Ah, mond dieu. Maldito seas Bumba Catunga. No quiero lastimarte. Solo bésame.
    Ama, es que si solo te lavaras los dientes a la mañana...
    Imbécil, una aventurera como yo no se lava los dientes jamás. Bésame.
    Con la boca cerrada sí, ama.
    Maldita sea, quién dijo en la boca. ¿También querés que te haga un mapa?
    Dice médico brujo que francesa ser malvada.
    Ahí si me lavo, te lo juro.
    Eso dijo la semana pasada y no era verdad
    Me puse perfume.
    No insistas, amita, me duele la cabeza.
    Maldición, Bumba Catunga, empiezo a creer que eres un impotente, como dicen en el poblado. Dime que no es verdad.
    Es verdad. ¿Me venderás nuevamente?
    No, Bumba Catunga. Tu conversación me agrada y encuentro que ese tótem me gusta mucho.
    ¡No, ama! ¡El tótem sagrado no! Médico brujo enojar. Quemar esta casa. Yo me voy.
   (Sale corriendo)
  Me quedo sola. Las hienas ríen.
¡ Oh, Bob Fosse! — Mis ojos se llenan de lágrimas— ¿Dónde estás, Bob Fosse?

     ¡Bien! —se dijo la escritora satisfecha y en eso el viento le rompió dos ventanas y le arrojó las macetas al piso, sin que ella se percate en su ensueño de gloria. “El éxito”...suspiró. “Función a sala llena”...volvió a suspirar. “Con Cecilia Roth como la aventurera intrépida, y Ricardo Darín como Bumba Catunga. ¿O Denzel Washington estaría mejor?”
      Y llena de confianza en el futuro, distraídamente aplastó un mosquito.

lunes, 15 de octubre de 2012

EL CUENTO DEL RAYO

Hoy tengo un deseo.
Deseo contarles una historia.
Es más vieja que la manzana dorada y más antigua que los dedos de dios. Más vieja que el atardecer y más fuerte que la tormenta. Cuando la conozcan, les pasará lo que a mí: se olvidarán de quién la ha contado y la recordarán sólo al ver, tal vez, una estrella, o al sentir el beso suave de otros labios.
O tal vez se la olviden para siempre.
Ésta es la historia.
Hubo una era en que el hombre y la mujer eran uno, en el mundo cálido y líquido de la unión perfecta. El mundo era pequeño y dormía en un amanecer eterno, mecido por líquenes y alumbrado por rayos de luna.
Y entonces sucedió la desgracia. Vino como la tormenta, la catástrofe.
Cayó el rayo y nos separó.
El rayo alumbró la muerte y el conflicto, el grito y la discordia entre los dos seres fragmentados. El mundo creció, maduró, envejeció. Hubo hambre en el antiguo vergel, en el manantial puro hubo sed.
Desde entonces nos estamos buscando y nos amamos y nos peleamos porque deseamos, sin saberlo, volver a sentirnos completos en el mundo del origen.
Esta Noche espero que se vean las estrellas.
Estos son mis Sueños y Deseos, los poemas que se escribieron en noches estrelladas en este mundo viejo.

I
En un sueño de mi dulce dueño
Soñaba yo que su dueña era

Dulces son cadenas si me atan a su pecho
Y dulces mis piernas, esclavas de su espalda
Dulce es el infierno a sus brazos atada

Es un sueño el que mi dulce dueño
Quiso al fin que su dueña fuera

II
La Flecha ardiente derramada
El Beso más dulce
Que nunca diera Espada

III
Tengo sed
Sed de amante lluvia que derrita la máscara
Que me despoje de escudo y me desarme de lanza
Y quede desnuda la rosa encarnada
Que se esconde en noche junto a alta ventana
Ser envuelta en ámbar

Mi deseo es siempre el mismo, aunque pueda contar a veces cosas tristes (el caer del rayo), la felicidad está en no dejar pasar las nubes sin verlas ni aún llorando. Así, mis deseos, copas amigas, ámbar en mis labios, noches de amor y la mano de mi compañero junto a mí cada noche.
Perfumes y secretos. Y deseos.

martes, 11 de septiembre de 2012

Un estudio psico-histórico del llamado langa.

El langa no es una especie animal pero casi. La etimología de la palabra lunfarda se obtiene invirtiendo el orden de las sílabas, de lo que resulta la palabra castellana Galán.
Alguna vez escribí un bestiario, y tuve que investigar los orígenes de bestias como el unicornio, el hipogrifo o la Medusa. Esto me confiere cierta autoridad para abocarme al estudio fisonómico-arquetípico -biológico de este homo reconocido por todas las mujeres, al que llamamos un tanto peyorativamente, langa.
En su origen el término langa se acuñó porque a esta clase de galán argentino el exito de su seducción no le interesa, por eso nunca lo obtiene. El langa es un homo que le da más importancia a su corte de pelo, primordialmente. La mujer que atrapada en las redes de la poco conveniente cortesía se ve obligada a ser oyente de la pantomina del langa y su ejercicio teatral de la seducción, es para el langa, como el vidrio del subte o el espejo ocasional donde se pasa el peine extraído del bolsillo del vaquero, hacia un lado y hacia el otro, con artística atención.
El langa de hoy ostenta un peinado leonino, inflado y un poco largo, idéntico al de los actores de telenovelas de los años setenta. El pelo es de vital importancia en un langa: si  no percibimos una dedicación inusual al pelo, tal vez ese homo no sea un langa y usted debe plantearse que está intentando seducirla de verdad.
Si la edad del langa está entre los 45 y 55 años, el pelo es ese estilo García Satur (conocido actor de famosa telenovela setentista): esto está emparentado con el origen mismo del langa.De la masa primigenia de un homo infantil que contempló a su madre babear por esa competencia masculina que de tres a cuatro de la tarde se agigantaba en el televisor en blanco y negro opacando al mismímo progenitor de la criatura a los ojos de MAMÄ, se llegó al patológico langa adulto. Si el psiconálisis estudió la histeria femenina, evidentemente se olvidó de nuestro objeto científico, el langa.Lo cual nos permite un estudio mucho más moderno del mismo.Retomaremos este tema.
MODELO DE SITUACIÖN: EL LANGA Y YO.
Nombre : Rubén, Raúl o Ricardo. También Orlando, Gastón, o Raúl Gastón , Rubén Orlando y todas las combinaciones aritméticas posibles con estos nombres.El langa es prácticamnete una proyección de sus progenitores hecha realidad. En la primer ecografía dónde se puede ver que es varoncito, el obstetra no dice: es un Varón. Dice: Felictaciones, señora: va a tener un langa.
Durante el embarazo, la madre setentista escuchaba a Nino Bravo, ahora escucha a Arjona. Vamos a ampliar estas definiciones, de suma importancia en el estudio de esta especie.Nuestras madres se pasan la vida advirtiéndonos sobre el Peligro Langa. Los consideran peligrosos, verdaderos Condes Dráculas para nuestra femineidad inocente. Esto es parte del desconocimiento social de la verdadera naturaleza del Langa.El Langa no quiere relaciones con nosotras: para eso está su legítima esposa. Para el Langa, somos el espejo donde se mira el jopo mientras practica las distintas variantes del Verso Novelero con voz de barítono.
En cierta ocasión, mientras escuchaba a un Langa en el hall de un Teatro , una amiga desesperada levantó un cartel escrito con un marcador que decía.NO LE CREAS NADA.! Gracias, querida amiga, el Langa no encierra peligro alguno para mi honradez. Este cumplía las condiciones estudiadas: Pelo largo y leonino, Campera de cuero, cartera de cuerina bajo el brazo y se llamaba Rubén. Su soliliquio pseudoseductor en voz grave de locutor era interrumpido cada diez minutos: su hijito de diez años le reclamaba una hamburguesa. El langa abandonaba en dos segundos su postura novelera para decir fastidiado y con voz agria. Andá allá con tu madre.
Y ahí estaba la madre del niño, esposa del Langa, a tres metros, rezongando: Andá con tu padre.
Finalmente, el Langa se va resoplando con el niño y le compra una hamburguesa. Yo tomo nota de todo y tomo un par de fotos del individuo, para ilustrar mi estudio sobre el particular, que pronto verán, si están suscritos, en la prestigiosa revista Nature

jueves, 26 de julio de 2012

Conjuro secreto


Si  una voz te dijera
lo que al viento susurro
que suaves mis manos
te esperan allí
donde mora el ensueño
y el secreto conjuro
en ardiente promesa
te entregara a mí

Si yo te dijera
que ayer por la noche
soñaba despierta
Que tu reina fui
Y que empuñé tu cetro
para hacerlo mío
Y abriendo mis labios
tu espada me hundí

Si yo te ofreciera
Mi sangre en mis sueños
Arrojada y desnuda te dijera:
Bébeme
Y luego desmayara,
Amor y duelo, gloria de una noche:
Traspásame
Al dios le duele el amor secreto,
Roza con su espíritu de llama
Mis piernas que te abrazan en sueños
Y de fuego viste mi corazón
El fuego que gime en mis versos
La Antorcha divina
Que robó Prometeo

Este lento conjuro
Te beberá entero

domingo, 8 de julio de 2012

La mano en el hombro

Pasó hoy. Tarde fría en Buenos Aires y el corazón, también sintiendo frío. Un bar ruidoso y un hombre enfrente. El hombre es el hombre más importante de mi vida. Y ahi estaba yo, hablandole del Fantasma De Los Inviernos Pasados, aquel que nunca falta a su cita, ni aún en esos días de julio soleados donde sólo yo, veo pasar a Mi Ave Roc personal tapándome el cielo.
"Tenías frío cuando nació tu hija", me dice el Fantasma. Es el comienzo de un tenso diálogo que mantenemos cada día de fuerte helada.
 "Y no te olvides de ese hombre maduro que cuando te conoció se divertía apodándote Lolita."
"¿El que hoy está en el geriátrico, decís?", pregunto a mi vez pero la defensa es muy flaca.
El Fantasma es imperturbable. "Te decía Lolita y  después con tu hija en el vientre se burló de vos diciendo que no tenías coraje para ser madre soltera..."
Sí, digo, ese hombre luego desapareció limpiamente, tanto que me olvidé de él y tuve que pasar años oyendo chistes groseros cuando yo decía que había tenido sola a mi hija. Y en tantos años me hice de mil respuestas y en ellas abundaba el Espíritu Santo. Y hoy mi hija es una joven adulta y sana, y sólo el brillo feliz de sus enormes ojos verdes tiene el poder de convertir al Fantasma de los Inviernos Pasados en una voluta de humo que se deshace en el aire...
A Bécquer le gustaría. Mis dos hijos tienen enormes ojos verdes. "Pero no te olvides", me reclama el Fantasma, "que hubo noches que no comieron". No es cierto, digo, cuando no había otra cosa cenaban pan... ellos se acuerdan que yo caminaba en la noche treinta cuadras hasta la Escuela de Bellas Artes donde estudiaban con pan en mi bolsillo y volvían a casa comiendo pan mientras yo cargaba las esculturas en arcilla todavía húmedas. Una noche un colectivo se detuvo y el chofer nos esperó diez minutos mientras tratábamos de llegar hasta él cargados con un gran cráneo de arcilla mojada... Algún chofer de esa línea (la 47) no nos cobraba nunca el boleto...Y de eso tampoco me olvido, le digo al Fantasma.
Lloro un poco más y el hombre que me mira con enormes ojos verdes (a Becquer ese detalle le encantaría) me dice que mire mi vida hoy, mi familia hoy. Justo cuando El Fantasma De los Inviernos Pasados va a retrucar con alguna otra cosa, viene el camarero.
Es joven. Trato de engañarlo sonriendo mientras le pido un té con una porción de torta de manzanas... Después de todo, mi madre me enseñó que las emociones no se muestran.
Me lo enseñó muy mal. Lo saben todos los que me conocen.
Ahora el Fantasma se siente a sus anchas. Se sentó en la mesa y está a punto de hacer un pedido él también.
Entonces llega el camarero, que por la edad parece un hijo mío, y sirve torta, té, gaseosa (el Fantasma está estudiando la carta)... Y el camarero, de un modo que me parece magia, me pone la mano en el hombro. Ese chico hizo eso, me tomó del hombro y con la mano del camarero en el hombro y el discurrir sereno de mi esposo, El Fantasma vio claramente que estaba fuera de lugar. Notó, cual si hubiera sido educado por mi madre (tal vez lo fue), que no tenía invitación ni estaba vestido para la oportunidad.
Entonces dejó la carta sobre la mesa, se levantó abruptamente, se subió las solapas del sobretodo (es un frío Invierno) y se deshizo en volutas de humo hasta desaparecer.

domingo, 1 de julio de 2012

La Sorbona y yo



Como buena escritora maldita, que no piensa en su éxito sino en el de sus futuros nietos, hace años que junto basura. Es decir, guardo todos mis manuscritos. Cuando era joven los guardaba para esos seres brillantes de la Sorbona que iban a comprender y analizar cada borroneado de mis textos. Ya un poco mayorcita, conocí algunos tipos y tipas de la Sorbona y me volví práctica: los guardaba para esos atorrantes y vagos de la Sorbona que viven de becas y subsidios. De todas formas, a mí como a Napoleón, me interesa el aspecto, para unos pasado de moda, de la gloria.
La gloria póstuma es redituable de dos maneras. Una es la burguesa, y consiste en que los nietos se enriquecen vendiendo nuestra basura y en los suplementos un montón de gente cobra por discutir la inmoralidad de publicar lo que nosotros en vida decidimos dejar inédito( ja, ja, ja) O sea, el aspecto burgués es el de alimentar a muchos vagos, además de nuestros nietos. El otro aspecto no es burgués, es sacramente egipcio. En nuestra época no podemos aspirar a pirámides, pero nuestras sombras lastimosas estarán más satisfechas de una tumba en la Chacarita llena de latas de cerveza, paquetes de cigarrillos y pintadas en aerosol, más quejas de los parientes de nuestros vecinos por todos los que nos visitan en nuestra última morada, que de mirar nuestras tumbas para encontrar tres margaritas resecas de nuestros parientes y nada más.
En fin, de todas formas mi temperamento es más burgués que egipcio, y aunque me agrade la idea de latas de cerveza en mi tumba, me agrada más pensar en mis nietos con la calculadora en la mano vendiendo en Sotherbys las boludeces que guardo ahora en los cajones.
Como las cosas hay que hacerlas bien (y sugiero a todos los autores malditos que sigan mi ejemplo) cuando tengo un rato libre busco los poemas (horrendas imitaciones de Byron que escribía en 1995) y escribo frases de genio torturado en los márgenes (siempre cuido tachar una o dos palabras). Piense que mucha gente de letras se dedica a los estudios genéticos y tachar es necesario para ayudar a su trabajo. Un poeta que no tacha y no hace muchas versiones no colabora con los cupos de becas, algo así como que cierra puestos de trabajo de licenciados en Letras¿me explico?. Bueno, escribo una frase genial, un sábado a la tarde sin mucho que hacer, y tacho un poco.
Por ejemplo:
"Estoy poseída, poseída, poseída. Un demonio me persigue día y noche. Mi madre dice que es el portero que viene a cobrar las expensas, pero para mí es una musa que me empuja a escribir más y más, cada vez que toca el timbre escribo con tanta fuerza que el lápiz se rompe"(aquí una mancha negra que atestigua que rompí otro lápiz) "Escribo y escribo(anoto en el margen):las expensas aumentarán igual. Chopin y George Sand nunca las pagaban, tampoco Lautremont"
Guardo cuidadosamente, por supuesto, el lápiz que rompí en ocasión de escribir esto.
Bueno, ya lo saben. Hagan la fortuna de su descendencia, los estudios genéticos están en su apogeo y los genetistas de letras son cada vez más. Y la expensas van a seguir aumentando.Escriban cada papel que se les ponga en frente, tachen, hagan dibujitos, etc... Una puede ser maldita ahora porque no se imagina a Lautremont pagando las expensas ni a Chopin en la panadería.
Pero no hay que dejar a los nietos sin nada.¿O NO?

lunes, 28 de mayo de 2012

La visita del Unicornio

Anoche volvió. Por quinta o sexta vez consecutiva. la pregunta oscura. Anoche volvió y trajo consigo rostros que quiero olvidar..
Los Censores.
Un censor puede esconderse en cualquier lado. Un censor puede ser una maestra de escuela que tacha en rojo, una bibliotecaria que da vuelta un viejo fichero para que nadie pueda hurgar en sus rincones, un editor que escudado en oscuras razones comerciales, tan oscuras como inexistentes, te rechaza un libro y te dice que no servís para escribir...Hace años que no lo veo, recuerdo su nombre y no su cara...Si alguien que lee este blog piensa cómo él, puede decirlo..claro que lo mucho escrito demostrará que escribo, ergo...escribo. La editorial que habían dejado en manos de ese censor se fundió en poco tiempo. ¿quien puede estar tan loco de dejarle al censor, al sacerdote de las hogueras y al señor Tijeras un emprendimiento editorial?
El censor también puede ser un best seller academizado "deja de escribir mariconadas con referencias literarias". Por supuesto, serán referencias que él no entiende.Por que ese es el censor: aquel que por no poder disfrutar de algo, no quiere que lo disfrute nadie..El censor de libros es un lector herido en el corazón de la comprensión: difusamente entiende que en ese libro, en ese poema, hay un corazón  que él apenas puede ver, un fuego cuyo calor presiente pero no puede sentir, el censor no está toalmente mutilado para la comprensión.
Está mutilado para el disfrute de la comprensión.El Eros.
 Así que tiene algo de ese cazador de aves que no puede disfrutar de la magia de su vuelo pero si puede percibir que el ave vuela: entonces dispara para verla caer.
Pero hablaba de la visita del Unicornio.
Cada madrugada que me encuentra depierta, cada noche que me pregunto para qué escribir, cada hora de insominio en que los fanstasmas de los censores aparecen mientras lucho por escribir un nuevo libro, aparece él, el Unicornio...
Tiene un solo cuerno de plata y se materializa aéreo sobre esta mesa. Es pequeño y grácil y no necesita hablar. Silenciomente se posa sobre mi mesa, ésta dónde escribo ahora, y con su cabeza elegante y grácil revuelve un poco entre las hojas escritas.
Y me mira.
Su mirada es cálida en la noche fría y en unos pocos segundos siento ese primer incendio que senti la primer vez que escribí un poema.
A todos nos puede visitar el Unicornio. A una escritora, a un zapatero como mi amigo Elvio, a una maestra de inglés como mi amiga Esther, a un actor como mi amigo Matteo...El unicornio nos recuerda que nunca debemos permitir que la noche o el día nos mutilen nuestro deseo de amar lo que hacemos.
 La mejor poesia es la que se vive. No tengan dudas de que si viven poeticamente aparecerán duros censores...
 Pero amando escribimos la vida con caracteres imborrables y cada línea nueva es una batalla librada a nuestro favor...con la silenciosa presencia del Unicornio...

jueves, 26 de abril de 2012

EL TREN DE LA MEDIANOCHE

Medianoche en la Estación Constitución. Mes de mayo y mucho frío, pero no recuerdo el año. La década del noventa en Argentina, para mí y para muchos, fue un largo Invierno. Esa noche llevo un bolso con pocas cosas.Esa noche, espero dormir en el tren.
Poco a poco van llegando caras conocidas. Los reconozco: son militantes sindicales. Como yo misma. Ante el invierno, unos se resignan y otros luchan por encender el fuego. Los Otros, según la prensa y el gobierno de entonces, siempre los Otros, los que merecen los gases, los golpes, la prisión a veces. Para tranquilizar los ánimos de quienes miran para otro lado, se los ayudaba a mirar al costado más fácilmente hablando de Nosotros, como unos Otros molestos.
En esa época yo fumaba y estaba sin cigarrilos, como la mayoria de los militantes que iban llegando a la estación. No teníamos dinero, pero ahí estábamos. A punto de abordar un tren a Mar del Plata. En mi bolso llevaba un poco de abrigo y una galletitas dulces. Y un libro.
Ya éramos muchos en esa medianoche de Constitución. Cuando subí al tren casi no habia asientos, pero logré ocupar uno. Mientras, veía como otros ocupaban los portaequipajes como camas y otros se sentaban en el piso del tren y se quejaban del frío. Aunque el destino estaba a cuatro horas, el tren se detendría en medio de la Pampa, a las cuatro de la madrugada, durante unas largas dos horas, para que llegáramos de día, ya que no teníamos alojamiento durante esa noche. Los restantes dos días, nos alojarían en los hoteles de los gremios y comeríamos un sandwich aplastado por toda vianda.Para la organización gremial, eso había representado un enorme esfuerzo. Nosotros, los Otros, éramos miles. Nos dirigíamos a la ciudad costera desde todos los rincones del país. Nos jugábamos los puestos de trabajo y tal vez la vida, pero la ecuación era simple: nos jugábamos por lo nuestro.
En el bolso tenía un tomo de Rocambole. Encuadernado en rojo, de 500 páginas, lo había empezado a leer antes del Congreso Sindical y ni el gremio ni el neoliberalismo me iban a impedir terminarlo. Tal vez se confunden, y es lógico, pensando que hablo de política en este post. En realidad, este post es sobre un libro y una amistad.
Yo me senté en ese asiento, abrí el libro y me olvidé de todo durante dos horas. La luz era amarillenta y débil pero no me importaba. Estaba con Rocambole y su enemiga Bacaratt. Cada tanto, desde cumbres lejanas casi inaudibles, escuchaba un "¿pero cómo puede leer así?", algo un poco mejor que el habitual "¡no te pagan por leer!" de mi jefa bibliotecaria, que oía todos los días de semana habituales.
No lo sabía, pero a dos asientos de distancia, estaba sentado un escritor. Casi no lo conocía, salvo de oírlo hablar en asambleas y alguna charla casual.
A las dos horas levanto la vista del libro y veo una chica de pie. Hace mucho frío, me da verguenza que esté de pie, y le pregunto si se quiere sentar un rato.
.Sí-suspira. Le dejo mi asiento.
El rato duró hasta el día siguiente. La dama empezó a dormir y mis intentos de recuperar mi asiento fueron tan vanos que me quedé de pie, en el tren helado. Pasaron las tres, las cuatro de la madrugada. Mis pies y mis manos eran una piedra.El tren estaba detenido en medio de la nada. En la noche cerrada, se veían un par de arboles de ramas artísticamente retorcidas.Sombras negras de árboles en la noche negra.
Entonces un compañero, el escritor que dormía a un par de asientos, abrió un ojo y me vio. Enseguida se levantó y me hizo sentar. No quise sacar el libro y no quise dormirme, una hora después, sin aceptar protestas, le devolví el asiento.
Lo demás es historia: ese año, en el mes de mayo y en ese congreso, siete mil delegados de toda la Argentina de Norte a Sur votamos una huelga nacional, algunos artistas nos acompañaron, como Mercedes Sosa, que fue el título del recuadrito que sacó un diario sobre el congreso.
Pero al poco tiempo mi nuevo amigo escritor me hacía preguntas sobre Rocambole y yo a él preguntas sobre otros libros y desde entonces, cada tanto, nos sentamos en un bar y hablamos de libros, colecciones, bibliotecas, librerías...la patria compartida.