martes, 23 de octubre de 2012

RIMAS




...Deja que rime yo con tu oro pálido
Tibio y ardiente, furioso y calmo
Carne que no es verso sino arrojo
Morir sabe dulce y nacer furioso

Con él no rima la cobardía
Ni la rítmica rima ni aún medidas
¿Podés medir de la espada la hoja
rimando con ella la encarnada rosa?

Tan rara gesta del amor cautivo
Largo resistir altivo y arrogante
Rendición en mil roncos suspiros

Así es y no te suplico
Más que otra lluvia divina
De esas que todo inspiran
A una dulce, blanda, irónica

...boca que sabe envolverte
con versos que se equivocan
que no se inspira en los clásicos
sino en más natural copa

Del más delicado trazo
Y de la altivez de la roca
De sanguíneo tacto de raso
En suavidad de amor, mi boca

...que sabe retratar
tus rasgos como pocas

¿Dónde estás, Bob Fosse?



¿DÓNDE ESTÁS, BOB FOSSE?

Ah, cuando yo era joven. Vivía en Siberia, era feliz, no tenía sífilis, no había conocido a Bob.
  Fue aquí, en África. Podía elegir a cualquiera, pero tuvo que ser él.
  Me abandonó. Y aquí, en el corazón de África, planeo mi siniestra venganza, con el latir de los tambores del siniestro brujo de la tribu, quien gusta de la buena música cuando se prepara esos estofados de antropólogo australiano como solo él lo sabe hacer.

—Diablos, se dijo la escritora y arregló la cinta de la máquina de escribir—Cómo conmover a la platea, esa era la cosa-Qué difícil. Qué dura es la vida del artista. Y cómo están los mosquitos. Me gasto el sueldo en espirales y repelentes que no sirven para nada. Y el calor no se aguanta más: la remera se me pega al cuerpo pero si me la saco me van a ver los vecinos porque mi cuñado no viene a ponerme la cortina.
  

 Es una noche calenturienta en África Ecuatorial y pican los mosquitos. Aquí en África la vida es dura, pero además es corta. Maldición, cada aforismo que digo me recuerda a Bob. No siempre la vida fue tan dura, después de todo. En realidad. En fin, que en África no hay dinero para mosquiteros, el sueldo se te va solamente en la quinina, y apenas hay que conformarse con cortinas de bambú. Pero soy una mujer curtida y un mosquito de más o de menos no es nada para mí. Si solo tuviera a mi Bob.

Suena el teléfono. La escritora arroja al suelo un sombrero inexistente y lo patea. Es su cuñado, para decirle que no puede poner la cortina hoy y que mañana Camila baila jazz en  la escuela y si no sabe como se vestían las bailarinas de jazz. Cómo habrán notado, el lema de la literatura de este prodigio de escritora es que nada se pierde y todo se transforma.

 Decía que era una noche calenturienta y pican los mosquitos. ¿ Ya les hable de Bumba Catunga? Lloro solitaria pero no estoy sola. Conmigo está  Bumba Catunga, el fiel sirviente negro, que ronca panza arriba. Si en un rato no lo despiertan los mosquitos, lo sacudiré para que tome su quinina. Hace tanto calor que lloro y no se nota porque las lágrimas se evaporan haciendo señales de humo que dicen “¿dónde estás, Bob Fosse?” “Te cavaste la fosa, Bob Fosse”, “te arrancaré los ojos Bob etc...”
  Bob Etc... salió a comprar cigarrillos hace veinte años y aún no ha regresado. Ahora debe estar mucho más viejo, prefiero al negro, pero se duerme. Es lógico, de día lo hago trabajar. Pero no es como mi Bob Fosse. Él cocinaba, lavaba, planchaba. ¿Dónde estás, Bob Fosse?
 Las hienas ríen como mi destino. ¿Estarán digiriendo a mi Bob  Etc.? Era tan pesado que podrían digerirlo veinte años. Era indigesto.

 “ Bah, esto es una porquería —se dijo la escritora—. El problema es que el negro está dormido, por eso es aburrido. Si estuviera despierto sería más emocionante. Lo voy a despertar.”

  Tomé el látigo y le acaricié con él la espalda.
    Despierta, Bumba Catungaque quiere decir “hombre con rulos” Necesito pasión ardiente. Si no me sirves, arrancaré el tótem del poblado otra vez y después te tocará lavarlo.
    No, por favoen su voz temblaba la súplicaMédico brujo hará mucho mal. Dice que ser arpía chiflada.
    Si, soy arpía y me gusta serlo y me gustó mucho ese tótem la semana pasada, me gusta más que vos, pero no quiero problemas con la tribu y si no me satisfaces, te azotaré.
    Entonces azótame, me duele menos.
    Ah, mond dieu. Maldito seas Bumba Catunga. No quiero lastimarte. Solo bésame.
    Ama, es que si solo te lavaras los dientes a la mañana...
    Imbécil, una aventurera como yo no se lava los dientes jamás. Bésame.
    Con la boca cerrada sí, ama.
    Maldita sea, quién dijo en la boca. ¿También querés que te haga un mapa?
    Dice médico brujo que francesa ser malvada.
    Ahí si me lavo, te lo juro.
    Eso dijo la semana pasada y no era verdad
    Me puse perfume.
    No insistas, amita, me duele la cabeza.
    Maldición, Bumba Catunga, empiezo a creer que eres un impotente, como dicen en el poblado. Dime que no es verdad.
    Es verdad. ¿Me venderás nuevamente?
    No, Bumba Catunga. Tu conversación me agrada y encuentro que ese tótem me gusta mucho.
    ¡No, ama! ¡El tótem sagrado no! Médico brujo enojar. Quemar esta casa. Yo me voy.
   (Sale corriendo)
  Me quedo sola. Las hienas ríen.
¡ Oh, Bob Fosse! — Mis ojos se llenan de lágrimas— ¿Dónde estás, Bob Fosse?

     ¡Bien! —se dijo la escritora satisfecha y en eso el viento le rompió dos ventanas y le arrojó las macetas al piso, sin que ella se percate en su ensueño de gloria. “El éxito”...suspiró. “Función a sala llena”...volvió a suspirar. “Con Cecilia Roth como la aventurera intrépida, y Ricardo Darín como Bumba Catunga. ¿O Denzel Washington estaría mejor?”
      Y llena de confianza en el futuro, distraídamente aplastó un mosquito.

lunes, 15 de octubre de 2012

EL CUENTO DEL RAYO

Hoy tengo un deseo.
Deseo contarles una historia.
Es más vieja que la manzana dorada y más antigua que los dedos de dios. Más vieja que el atardecer y más fuerte que la tormenta. Cuando la conozcan, les pasará lo que a mí: se olvidarán de quién la ha contado y la recordarán sólo al ver, tal vez, una estrella, o al sentir el beso suave de otros labios.
O tal vez se la olviden para siempre.
Ésta es la historia.
Hubo una era en que el hombre y la mujer eran uno, en el mundo cálido y líquido de la unión perfecta. El mundo era pequeño y dormía en un amanecer eterno, mecido por líquenes y alumbrado por rayos de luna.
Y entonces sucedió la desgracia. Vino como la tormenta, la catástrofe.
Cayó el rayo y nos separó.
El rayo alumbró la muerte y el conflicto, el grito y la discordia entre los dos seres fragmentados. El mundo creció, maduró, envejeció. Hubo hambre en el antiguo vergel, en el manantial puro hubo sed.
Desde entonces nos estamos buscando y nos amamos y nos peleamos porque deseamos, sin saberlo, volver a sentirnos completos en el mundo del origen.
Esta Noche espero que se vean las estrellas.
Estos son mis Sueños y Deseos, los poemas que se escribieron en noches estrelladas en este mundo viejo.

I
En un sueño de mi dulce dueño
Soñaba yo que su dueña era

Dulces son cadenas si me atan a su pecho
Y dulces mis piernas, esclavas de su espalda
Dulce es el infierno a sus brazos atada

Es un sueño el que mi dulce dueño
Quiso al fin que su dueña fuera

II
La Flecha ardiente derramada
El Beso más dulce
Que nunca diera Espada

III
Tengo sed
Sed de amante lluvia que derrita la máscara
Que me despoje de escudo y me desarme de lanza
Y quede desnuda la rosa encarnada
Que se esconde en noche junto a alta ventana
Ser envuelta en ámbar

Mi deseo es siempre el mismo, aunque pueda contar a veces cosas tristes (el caer del rayo), la felicidad está en no dejar pasar las nubes sin verlas ni aún llorando. Así, mis deseos, copas amigas, ámbar en mis labios, noches de amor y la mano de mi compañero junto a mí cada noche.
Perfumes y secretos. Y deseos.