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viernes, 23 de noviembre de 2018

Gracias a ustedes

Ayer, ingresé como todos los días a éste espacio, y me encontré con esa cifra tan deseada por mí, 100.000 páginas vistas. Significa en crudo 100.000 clics, en las muchas y diferentes páginas escritas que ofrece este blog, más de diez años de trabajo placentero, dando lugar a las musas y a los amigos y amigas, los de siempre, los nuevos que me dio este espacio propio que comparto, con sus alegrías y melancolías.
Es posible que la melancolía esté más presente en este momento del blog, que es también un pequeño habitante del Naufragio de la Historia. Somos pequeñas narraciones y relatos dentro de esa Gran Narración, que es como siempre llamé a la Historia, incluso cuando trabajo en archivos y ediciones historiográficas. Me tienta menos el traje académico, con sus congresos y comunidades, que el fogón y sus alrededores, y que el contar historias en bares, en la vereda, en los trenes, y detectar, sonriendo levemente, que me oyen con interés desde el asiento o la mesa de atrás.
Este año publiqué con gran satisfacción una novela, La mujer prohibida. Fue un año satisfactorio y difícil. No elegí el camino más breve para el éxito, porque como decirlo, ni el éxito es mi objetivo, ni tengo un objetivo.
Narro para vivir.
Y agradezco enormemente que ustedes me acompañen y visiten y comenten.
Un abrazo simbólico pero no menos fuerte a cada amiga y amigo que me visita.
Seguimos, por supuesto.

sábado, 18 de agosto de 2018

Y Safo cantó

La poesía es poderosa. Su lenguaje hecho con la palabra del autora ( mezclada en una pócima de la que sólo ella conoce el nombre ) con su propia voz, melodiosa y bestial, puede traspasar los siglos, sobrevivir al mármol y llegar a esta humilde novelista. La poeta griega Safo de Lesbos es el mayor agradecimiento de mi novela y no lo puse.
No era necesario. Espero que mis lectoras y lectores reconozcan su voz, entre otras voces, en las dos mujeres protagonistas de mi novela, la hermosa y elegante Rebeca y su tierna y feroz enamorada, la camarera Mariela.
Otra inspiración de mi novela La Mujer Prohibida es el genialmente ejecutado cuento Dos mujeres, de Fogwill. Un cuento cuidadosamente pergeñado para jugar, no con los lectores, sino con sus prejuicios.
Tuve la suerte de tratar a este autor en vida, y es otro agradecimiento que no puse en mi novela.Tras el viaje de escribirla, me olvidé de Fogwill y su cuento. Lo leí en mi viejo escritorio de la oficina de Publicaciones de la Biblioteca Nacional, en una edición preciosa de las que realizábamos en esos tiempos, un libro del tamaño de un paquete de cigarrillos, guardado en una pequeña caja.
Ya no trabajo allí. Pero recordé ese cuento cuando escribí los primeros párrafos de mi Mujer Prohibida.
Yo no soy mis personajes, pero ellos son, de algún modo, parte de mí.Escribir una novela lleva un trabajo de interpretación y juego, en un equilibrio complejo entre mi vida real y la verosimilitud de los personajes.
 Ya no voy a decir más.
Los invito a leerla, publicada por Textos Intrusos. Y a venir, los que puedan y quieran, a la presentación, con Mariana Anzorena, y la autora.
La cita es el sábado 25 de agosto,a las 21hs, en En Terapia Bar Restó Cultural, Hipólito Yrigoyen 3235, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Son bienvenidos.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Trescientos cinco entradas

Trescientos cinco entradas.Noventa y cinco borradores. Diez años cuenta este blog. Cuarenta y siete cuenta esta autora.
Me acuerdo que cuando lo iniciamos con mi hija Daniela, tratábamos inútilmente de pegar una foto de una manzana, la naturaleza muerta de un título quedó quedó tan atrás. Pero siempre se pegaba una foto mía con mi vestido de boda. Y la dejamos. Y comenzó eso tan extraño pero satisfactorio de acompañar los textos con retratos autorales. De escribir y contratar fotógrafos para me capturaran con un smoking improvisado o con la espalda desnuda. Sentada en un parque, con las piernas cruzadas indolentemente en Puerto Madero. Seria y sonriendo.
Era coherente. Me refiero a que hice un relato en retazos de mi vida y me traté a mí misma como un personaje. Al principio lo llamaba Paulette, como siempre me dijeron en mi infancia y adolescencia.Escribí sobre mí, sobre mi maternidad temprana, sobre los sitios donde trabajé, sobre gente con la que me crucé, muchas veces fugazmente.
Este es casi el único sitio dónde publiqué mis textos de humor y mis poemas eróticos.
La foto preferida es esa en que estoy de espaldas, con toda la fragilidad y me gustaría también, la poesía. Ya que me expuse mucho en éste blog, pero más me expuse en mi vida.
La vida es poesía, la vida es aventura y camino. Por eso celebro el camino de éste blog, con sus trescientos cinco entradas y sus noventa y cinco borradores.
Gracias por acompañarme estos diez años.