sábado, 18 de agosto de 2018

Y Safo cantó

La poesía es poderosa. Su lenguaje hecho con la palabra del autora ( mezclada en una pócima de la que sólo ella conoce el nombre ) con su propia voz, melodiosa y bestial, puede traspasar los siglos, sobrevivir al mármol y llegar a esta humilde novelista. La poeta griega Safo de Lesbos es el mayor agradecimiento de mi novela y no lo puse.
No era necesario. Espero que mis lectoras y lectores reconozcan su voz, entre otras voces, en las dos mujeres protagonistas de mi novela, la hermosa y elegante Rebeca y su tierna y feroz enamorada, la camarera Mariela.
Otra inspiración de mi novela La Mujer Prohibida es el genialmente ejecutado cuento Dos mujeres, de Fogwill. Un cuento cuidadosamente pergeñado para jugar, no con los lectores, sino con sus prejuicios.
Tuve la suerte de tratar a este autor en vida, y es otro agradecimiento que no puse en mi novela.Tras el viaje de escribirla, me olvidé de Fogwill y su cuento. Lo leí en mi viejo escritorio de la oficina de Publicaciones de la Biblioteca Nacional, en una edición preciosa de las que realizábamos en esos tiempos, un libro del tamaño de un paquete de cigarrillos, guardado en una pequeña caja.
Ya no trabajo allí. Pero recordé ese cuento cuando escribí los primeros párrafos de mi Mujer Prohibida.
Yo no soy mis personajes, pero ellos son, de algún modo, parte de mí.Escribir una novela lleva un trabajo de interpretación y juego, en un equilibrio complejo entre mi vida real y la verosimilitud de los personajes.
 Ya no voy a decir más.
Los invito a leerla, publicada por Textos Intrusos. Y a venir, los que puedan y quieran, a la presentación, con Mariana Anzorena, y la autora.
La cita es el sábado 25 de agosto,a las 21hs, en En Terapia Bar Restó Cultural, Hipólito Yrigoyen 3235, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Son bienvenidos.

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