domingo, 1 de mayo de 2016

DIVINA OBSESION



Anoche mientras dormía
Soñé ¡ divina obsesión!
Que mi manto te cubría
Y que el Azar se llama Dios
Y solitaria navega tu barca
Por el mar azaroso del temor
Y que ese mar es mi feudo
¡ Y el océano reino yo!
y tormentas te acechaban
tormenta que te envié yo
por naufragar tu barca
en la isla del Buen Dolor
y te cubro con mi manta
a ti, desnudo como un dios
o desnudo como un hombre
cuando lo sueño yo
Y amaina la tormenta
Y tu barco naufragó

Anoche mientras dormía
Olvidé mi triste obsesión
Que sola y helada lloro
Porque el Azar es mi señor
Y porque él me lleva y me lanza
A tormentas donde no hay Dios
Y en negro océano, furia y tormenta
Yo me muero sin perdón

Dime hoy, que estoy despierta
Que soñar es mi razón
Que sola en negra tormenta
A oscuras yo canto amor
Que mi reino es el océano
Porque así lo quiero yo
Y que mi palacio es una isla
Y en la isla reino yo
Y cuando naufragas cada noche
Solo en la tormenta, sin salvación
Soy un refugio de tibieza y consuelo
Soy un abrazo de blanco  encantamiento
Soy una reina desnuda, coronada por el viento
Y fuerte como eres te rindes en mi seno
Y la tormenta amaina ¡ bello don del cielo!
Amaina entre mis piernas ¡ divina obsesión!
Amaina la tormenta pues mis labios son tu dueño

Y el azar se llama Dios

domingo, 24 de abril de 2016

PARA UNA HISTORIA DE LAS HADAS

HADAS

            ¿Qué tienen en común la bondadosa madrina de la Cenicienta con la funesta Morgana del ciclo artúrico? ¿En qué se parecen las terroríficas banshees a la damisela celeste que concede sueños a Pinocho? Todas ellas son hadas, seres femeninos extraterrenos, de poderes mágicos y misteriosos, que acompañan al hombre desde tiempos remotos. Sus sentimientos, pecados y debilidades las hacen humanas, pero su poder y su misterio son sobrenaturales.
Son mujeres etéreas, de larguísimas cabelleras, de pie diminuto y talle esbelto y de piel traslúcida como el género que las viste.
Las hadas aparecen con distintos nombres en muchas culturas, estas mujeres fantásticas y casi fantasmales vivieron tanto en las tierras de Escocia como en la Grecia antigua o entre pieles rojas y esquimales. En Grecia se emparentan con las dríades y con la diosa Hathor en el antiguo Egipto. Tienen semejanza con ellas también las apsaras y gandharvas de la mitología hindú y se parecen a otros seres fantásticos femeninos como las ninfas, las ondinas y las veelas. La condición común de todas ellas es una belleza misteriosa y una seducción peligrosa, incluso a su pesar. Son muchos los relatos donde un mortal gana el amor de una de ellas y lleva a uno o a ambos a un destino trágico.
            Las hadas son inmortales, tienen el poder de vaticinar el futuro y también de cambiarlo. La palabra hada proviene del latín fata, que significa destino.  Las fatae o sibilas acompañaron las cohortes romanas en sus conquistas, determinando su destino y haciendo profecías. Con su raíz latina existe el hada castellana, la francesa fée, la alemana Fee y la inglesa fairy.  En general se las consideró bondadosas, pero también hay hadas oscuras, irascibles y astutas, maestras en la magia negra que aparecen entre humaredas causando la desgracia y persiguiendo sus propios y malignos fines. Un ejemplo es el hada Morgana de la tradición Artúrica. Su oponente es la reina buena de las hadas, la tenue y misteriosa Dama del Lago, pero esta, como la muestra Thomas Mallory, tiene una naturaleza ambigua que en ocasiones está más allá de bien y mal y una femineidad misteriosa como sus fines, por siempre secretos.
            El tamaño de las hadas varía, algunas miden apenas unos centímetros, otras tienen la estatura de una persona.
Una de su costumbres , muy cruel, es raptar bebes humanos para criarlos ellas, está el famoso caso de Lancelot, criado por la Dama del Lago, la Reina delas Hadas del relato artúrico. Han raptado también hombres adultos. Como el tiempo en el Reino de la Hadas transcurre mucho más lento que en nuestro mundo, cuando vuelven a la vida humana se produce una paradoja: estos humanos no han envejecido y tal vez sus hijos si.
El hada más popular es la concebida en el Renacimiento, esencialmente buena, vestida de blanco o azul como una princesa, que hace apariciones súbitas y maravillosas siempre para ayudar a simples mortales en difíciles situaciones. Este es el hada  que dio nombre a todo un género de cuentos y que nunca dejó de aparecer...
No todos las consideran herederas de las ninfas griegas y las indias apsaras, también se creyó que se trata de ángeles arrastrados ala rebeldía por Satanás, pero que no eran tan malos para merecer el Infierno, la tierra sería para ellos un suerte de limbo donde viven eternamente suspendidos bajo forma femenina. Otros dicen que son espíritus de niños muertos antes de ser bautizados, serían espíritus buenos que acompañan a los vivos ayudándolos.
            Las hadas no solo hacen su aparición en las noches de luna llena, también han hechizado poetas y escritores, así conocemos a Titania, la reina de las hadas de Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare, a la diminuta Campanilla de Peter Pan, la novela de J.M. Barry. También es famosa el Hada Azul que concedía dones a Pinocho, de Carlo Collodi.

FAYRY, LOS ORÍGENES DE UNA PALABRA Y UNA DISCUSIÓN FANTÁSTICA
            La palabra inglesa fayry, tiene un uso muy extendido. No solo significa hada, también abarca, como un nombre de familia, a todo un mundo mítico de habitantes de los bosques y los lagos y las pequeñas colinas, duendes, gnomos y hadas que a veces reciben el nombre común de seres feéricos, por tener el mismo origen y formar una sola comunidad de seres, un pequeño mundo en interrelación con los humanos. Los elfos también tendrían el mismo origen, y en su génesis serían aquellos ángeles caídos más benévolos que no merecieron el infierno y aguardan el día del Juicio Final.
            Veamos como lo filólogos le atribuyen distintos orígenes a la palabra fayry, aunque estén de acuerdo en cuanto a su acepción.
            Según algunos que gustan de remontar toda palabra a fuentes clásicas, la palabra deriva de una expresión griega que es lel nombre homérico de los centauros. O toman en cuenta la última sílaba del nombre griego de las ninfas, feé, como posible origen de la palabra. Hay quien la deriva de voces hebreas, no falta quien la encuentra en una antigua voz del anglosajón antiguo, fanan, cuyo significado en viajar, ir .
            Finalmente, algunos le atribuyen un pasado celta.   
            Pero uno de los orígenes que se han tenido en cuenta es la siguiente interesante hipótesis, bastante respaldada y que presentamos a continuación.
            En la lengua persa ciertos espíritus femeninos, benévolos y de gran belleza, capaces de volar pues poseen alas , semejantes a las hadas europeas, se llaman peri. Los árabes, que en su alfabeto no tiene la letra p, reemplazan todas las palabras que tengan el sonido p por la letra f. A estas hadas, entonces, las llamaban feri. Durante las cruzadas, los guerreros y peregrinos cristinos peleaban contra los llamados paganos, soldados que solo hablaban el árabe. Al regresar a su país origen, los cruzados veteranos narraban las maravillosas historias de las hadas orientales, con la palabra feri del árabe-persa. También se ha identificado a Morgana con la maga persa Mejan Peri, conocida en todo Oriente.




VIVIAN Y MERLÍN

Merlín era un hombre anciano y comenzaba a sentir el cansancio, el cansancio de su vida consagrada a otros, el cansancio de sus portentosas hazañas, el peso del Libro de la Sabiduría que llevaba entre sus ropas, que había heredado de los misteriosos demonios que lo habían concebido en el vientre de una joven inocente y le habían dejado sus poderes junto con la bondad de esta. El cansancio de no haber amado nunca a mujer alguna.
            Cuando sintió necesidad de ser amado comprendió que había llegado la hora de morir.
            La enfermedad se había adueñado del mago Merlín. El hombre más poderoso sufría dolor y debilidad. Se retiró al refugio que había preparado hacía años, cuando la sombra y la quietud de la muerte eran aún lejanas, el descanso en el lecho seco de un arroyo guarnecido por hechizos, donde su precioso libro, su poderoso secreto podía estar protegido, ya que era muy peligroso en manos que no fueran las suyas. En él estaban la Cartografía de su cielo del norte, donde figuraban las magnitudes y distancias de aquella constelación del dragón, que se vio solo una noche, la noche que él predijo la vida y la muerte de Arturo y el mapa de la Vía Láctea, con descripciones detalladas de las corrientes, vientos y puentes que la atraviesan; el relato mágico del Grial, solo tocando sus páginas se lo podía contemplar y ver donde se hallaba. Merlín no quería dejarlo en poder de nadie, pero no era posible destruirlo. Debía llegar el día ,milenios más tarde, en que él mismo volvería a tomarlo entre sus manos para indicarle el camino al joven rey que habría de renacer.
Nadie podía penetrar su último lecho rodeado de las más erizadas dificultades. Nadie excepto Vivian, la reina de las hadas. No podía hacer de su refugio un fuerte inexpugnable, la sabiduría de Merlín, casi infinita, alcanzaba todo lo posible, pero no dominaba lo imposible.
Sus últimos días, que  contaba con escrupulosa conciencia, amenizaba con la compañía de su amigas las hadas. Mutuamente se contaban las historias del lago que habitaban, historias de espadas doradas, de valientes caballeros y de las damas amadas por ellos. Sobre todo ellas hablaban de Lancelot, con orgullo materno, pues ellas lo habían criado. Merlín a veces sonreía con estas historias y a veces también se ponía sombrío y taciturno. No temía nada de ellas, que siempre habían sido sus amigas y que además no eran mujeres sino espíritus. Pero lo alegraban o lo entristecían sus arranques y sus melodiosos cantos, casi terrenos.
-Con toda tu sabiduría, le dijo una de ellas, al ver una sombra en su rostro anciano, después de oír de su labios un poema amoroso-con toda tu ciencia, has podido descifrar los destinos en el Cielo, y guiar a los hombres en las mas extraordinarias aventuras, pero la aventura mas conocida por hombres y mujeres, por los mas ignorantes y pobres entre ellos, esa no lo puedes entender.
-Es demasiado tarde ya-murmuró Merlín.
La Dama, llamada a veces Vivian, lo tomó de la mano, callosa y anciana, carente de belleza, y ambas, la pequeña y gentil mano del hada y la envejecida del sabio, formaron por un momento una sola. Merlín retiró su mano, con un temblor convulsivo y ella suspiró, alejándose.
-Me has rechazado-le reprochó mientras retrocedía y se empequeñecía-Ya no te haremos compañía. Pero cuando estés agonizando ( toda tu ciencia no logrará apagar el dolor ni restañar tu sangre), llámame. Y yo aliviaré tu dolor, pidiendo muy poco a cambio.
Y desapareció bajo las aguas.

-Vivian-suspiró Merlín. Había llegado arrastrándose del campo de batalla, donde había sido herido, donde por primera vez había matado. Perdía sangre por las grietas abiertas en la coraza, vestida por primera y última vez. El Rey había muerto y ahora solo cabía reposar hasta el día en que volvería, pero el dolor era grande y el reposo no era consuelo. Sus heridas eran mayores que su conocimiento y como todo hombre, quería el consuelo de la mujer a su lado, y como todo ser humano, quería alivio para sus heridas y lo horrorizaba el final, aunque esperado.
-Vivian- gritó pero su voz era débil.
-Aquí estoy-susurró una voz y una mujer se halló junto  a él.
-No eres Vivian-dijo Merlín, perdiendo toda esperanza.
-Sí-le dijo ella mientras inclinaba sobre él la rubia cabellera húmeda, permitiendo percibir su carne, palpitante y blanca.-Soy Vivian pero por primera vez, al haber peleado y asesinado, tú eres un hombre, por lo que he venido como una mujer.
Merlín se desvaneció. Vivian lo despojó de su armadura y recogiendo al débil y transido anciano, lo cargó hasta su lecho, blando y cubierto de hierbas. Lavó sus heridas.
-Dime donde guardas el Libro de la Sabiduría-habló ella calma y segura-y morirás pacíficamente. De lo contrario, no sabré como evitar que sufras dolores peores que los que te atormentan.
Merlín gimió.
-Necesito tus secretos o no podré aliviarte el dolor. A cambio te daré el único conocimiento que te falta poseer.
-¿Cuál es ese conocimiento?
-Yo-respondió ella gravemente- Puesto que he llegado hasta aquí, sorteando todos los obstáculos y peligros que tan concienzudamente colocaste en mi camino, te merezco, mago. Te doy la oportunidad de morir como un hombre y es muy poco lo que pido a cambio.
-Me pides toda mi vida.
-Debes entregarla, porque ha llegado tu muerte.
-Muy poco ofreces a cambio.
Ella retiró su mano ensangrentada. Su rostro se ensombreció. Lanzó una carcajada y despareció la mujer, abriendo paso a la frágil Dama del Lago.
-Tu lo has pedido-dijo.

Merlín sufrió lo que nunca sufrió hombre alguno, bajo la mirada atenta de la Dama del Lago, que esperó pacientemente las palabras que en su agonía murmuró, haciéndole la  dueña de sus secretos.

            Ardió Camelot, pero no el Reino de las Hadas.

domingo, 3 de abril de 2016

LAS HADAS DEL MUNDO HINDÚ



 Mi primer libro publicado fue un puñado, precioso, de mitos y leyendas sobre criaturas mitológicas. Compilar y adaptar cada historia y relato fue uno de los más complejos y agradables trabajos que me tocó en este ejercicio de pensar y luego teclear...
Una de las historias que amo es ésta, la de las apasaras, los seres mágicos del agua del viejo universo hindú. Y en particular, esta pequeña y hermosa historia de Urvasi y Pururavas, casi, la leyenda inextingible del amor humano...

LAS APSARAS

Las apsaras eran seres semejantes a las hadas o las ninfas, antiguas habitantes de la cosmogonía hindú.  Aparecen en antiguos relatos vedas, contados en sánscrito, como figuras celestes que intervenían en la vida de los mortales. Algunos estudiosos creen que ellas son las primeras hadas, testimonios de antiguas migraciones que las llevaron a ser ninfas en Grecia y que de allí se expandieron por toda Europa. En todo caso sus similitudes con otros seres fantásticos femeninos como hadas y ondinas, son indudables, así en las distintas traducciones y versiones de la historia de la apsara Urvasi y el mortal Purûravas, se le da a la primera el nombre de hada o ninfa. Urvasi, la inmortal enamorada del mortal, sería un antigua representación de la Aurora, según algunos relatos. La que presentamos es una de las versiones más antiguas de un mito que fue luego tomado por muchos poetas hindúes. La historia de Urvasi y su amor humano es similar a muchas historias semejantes, entre hadas occidentales y hombres, entre ninfas y hombres o sirenas y hombres. El suave aroma a tragedia del amor de seres femeninos inmortales por hombres mortales, (la improbable y conflictiva unión de dos mundos),atenuado por su componente fantástico, ha seducido a poetas y narradores de todas las culturas. Es interesante y justa esta cita de Carlyle:
“Aunque la tradición pueda tener no más de una raíz, crece como una higuera y llega a formar un laberinto de árboles que se extiende por encima de todo”


 Esta versión de la historia de la apsara y el mortal sea tal vez la más antigua, la tradujo Max Muller, el estudioso que introdujo el conocimiento del sánscrito en Occidente. En ella aparecen también los Gandharvas, seres fantásticos iguales en todo a las apsaras, pero de sexo masculino.

URVASI Y PURÛRAVAS

Urvasi , una especie de hada, se enamoró de Purûravas, el hijo de Ida, y cuando lo encontró, le dijo: “Abrázame tres veces al día, pero nunca contra mi voluntad, y que jamás te vea yo sin tus vestiduras reales; porque tal es la costumbre de las mujeres.”
            De esta manera vivió mucho tiempo con él, y tuvo de él un hijo. Entonces sus antiguos amigos, los Gandharvas, dijeron: “Esta Urvasi vive desde hace mucho tiempo con los mortales, hagamos que vuelva.” Y como Urvasi y su amante tenían una oveja, con dos corderos, atados a la cama, los Gandharvas robaron uno. Urvasi dijo.”Se llevan a mi queridito, como si yo viviese en un país donde no hay héroe ni hombre.” Robaron el segundo y ella volvió a hacer reconvenciones a su marido. Entonces Purûravas miró y dijo: “¿Cómo la tierra donde estoy yo puede estar sin héroe ni hombre? Y saltó desnudo ya que le pareció demasiado trabajo vestirse. En ese momento los Gandharvas enviaron un relámpago y Urvasi vio sin vestir a su marido como a la luz del día. Entonces ella desapareció. “Vuelvo”, dijo y marchó. Con el corazón lacerado lloró su amor perdido, y se fue cerca de Kurukshetra. Hay allí un lago  lleno de flores de loto, Y mientras el rey paseaba por las orillas, las hadas jugueteaban en el agua con forma de aves. Urvasi lo vio y dijo: “Este es el hombre con el que yo he vivido tanto tiempo” Entonces sus amigas exclamaron.”¡Aparezcamos delante de él!. Urvasi consintió y aparecieron delante de él. El rey la reconoció y dijo: “Ay, mujer mía. ¡quédate, cruel! Crucemos algunas palabras. Si no decimos ahora nuestros secretos, no nos irá bien en lo sucesivo.” Ella le respondió: “¿Qué haría yo con tus palabras? Yo partí con la primera de las auroras. Purûravas, vuélvete. Yo soy tan difícil de atrapar como el viento.”
Él respondió con desesperación: “¡Entonces yo, tu antiguo amigo, caeré para no levantarme nunca! ¡Me acostaré en el umbral de la muerte y me devoraran los ávidos lobos!” Ella le respondió: ¡Purûravas, no mueras! ¡No caigas!. Que no te devoren los malignos lobos. Cuando yo vivía entre los mortales bajo una forma diferente, cuando estuve contigo durante cuatro noches de otoño, comí un día un trocito de manteca y aún me dura el placer.” Así acabó por dulcificarse su corazón y dijo: “Ven a mí la última noche del año; estarás conmigo durante una noche y te nacerá un hijo”. Él fue la última noche del año a las doradas mansiones y cuando estuvo solo, le dijeron que subiese y entonces le enviaron a Urvasi. Ella le dijo entonces: “Los Ghandarvas te concederán mañana un don, elige.”. El dijo: “Elige tú por mí”. Ella respondió: “Diles: que yo sea uno de vosotros”.
            A la mañana siguiente, temprano, le concedieron un don; pero cuando dijo: “quiero ser uno de vosotros”, le respondieron: “El fuego sagrado, por medio del cual podría el hombre cumplir un sacrificio y hacerse uno de nosotros, no les es conocido aún.”

            Entonces iniciaron a Purûravas en los misterios de cierto sacrificio y cuando lo hubo cumplido, se hizo uno de los Ghandarvas”

lunes, 21 de marzo de 2016

REBECA

Rebeca se pone sus sandalias doradas de taco alto antes que ninguna otra cosa. Camina, con su piel amada por el sol como otro amante, y frente al espejo se coloca el labial intensamente rojo.
Luego retorna y elige un interior de gasa siempre transparente y siempre del color mismo de su piel.
Un vestido blanco con vuelo y sin mangas.
Un impermeable estilo trench color tiza.
De un perchero descuelga su bolso Yves Saint Laurent, y guarda un libro llamado Beauté en Voyage...
Dentro del bolso también hay un labial rojo cardenal, preservativos y unas pastillas de menta..también una diminuta, imperceptible cápsula de cianuro.
Rebeca abre la puerta del piso.
Sus largas piernas doradas dan largos pasos.

REBECA es mi nueva novela. Espero que pronto esté entre ustedes...

viernes, 29 de enero de 2016

Noches de Oriente

En las cálidas noches de verano
Me quiebro sobre tu sombra
Y te entrego mis labios
Me pareces el Oriente
En las cálidas noches de verano
Me pareces dorado
Yo desmayo durante esas noches
Y juro mi amor a Baco
En las cálidas noches de verano
Yo me curvo y como las flores
Me quiebro rápido
Y soy el fruto que palpita en tu boca
Y me abro como un río
Que corre sin descanso
Y grito como la rompiente
En las cálidas noches de verano
Yo te tengo en mi seno y mi garganta
Es puro limo dorado


En las cálidas noches de verano
Soy como la corriente del arroyo
Soy como la hierba húmeda
Soy puro limo dorado


sábado, 9 de enero de 2016

Estela y el puente bajo las estrellas

Era mi compañera de banco, en épocas aún de guardapolvos blancos. El colegio estaba en el barrio de Belgrano, y a pesar de ser un barrio prestigioso, el Roca era un colegio secundario con muy mala fama...Y dentro del colegio con mala fama, yo tenía una mala fama espantosa: blanca en territorio de bronceadas. A pesar de eso, hice amigas de oro, Gilda, María Eugenia, entre otras chicas. Y Estela.
Estela era de origen indígena y alemán, si la memoria no me falla, y tenía una larga y espesa cabellera negra que cuidaba con esmero. Aparte, sus largas y curvas pestañas estaban siempre cargadas de rimmel....Y eso era todo.
En cuanto a mi, era una chica pálida de largo pelo castaño, que pasaba el tiempo fuera de la escuela en la biblioteca vecina y de Kierkegaard a Leibniz, pasando por Agatha Christie y Asterix, leía practicamente de todo.....Era Mortisia hasta los exámenes: ahí hasta el más bruto conmigo se transformaba en caballeroso amigo.
Pero este no es el asunto de este post.
Un día en los dos bancos vecinos de la larga caballera negra y del ondulado pelo castaño, empezó una conversación que marcaría el inicio de mi novela El jardín de las delicias, más de veinte años después.
-¿Vos viste un incendio?-me dijo Estela- Eso no es nada comparado con la quema.
¿Qué es la quema?
-Estela me mira con disimulado desprecio.
-Dónde queman la basura- Es una llama gigante que llega hasta el cielo. Se ve a los basureros como sombras de muñequitos diminutos que caminan frente al fuego.
-La tomé del brazo. -
-Estela,, llevame....
Cada día.
-Llevame a la quema Estela.
-D'accord-dijo un día, imitando a la profe de francés. Decí en tu casa que te quedás a dormir en la mía.
Mis padres me dejaron. No eran prejuiciosos, pero creo que su memoria de las villas atrasaba. Estela vivía en Villa Fiorito, la villa a la  que Maradona dio fama.
.-Primero vamos a Pompeya y cruzamos el Puente Alsina.
Cuando vi el puente me quede sin aire antes de empezar a subir.
La noche había caído.Subimos una escalera altísima y cuando llegamos arriba, saltábamos entre los tablones flojos de madera.
Abajo el río.
Arriba las estrellas.
Me detuve a mirar, maravillada. El cielo era río y el río cielo.
-Paula. ¡Hay un hombre allá!.
Mire y era cierto, venía hacia nuestros luminosos guardapolvos blancos.
Corrimos varias decenas de metros saltando huecos que nos podían matar. Con nosotras estaban Huck y Tom, en espíritu.....
Ya no recuerdo si para llegar a Puente la Noria tomamos un colectivo....Puente la Noria era oscuro, con barracas de madera dónde se vendía vino de barril, con piso de tierra, con más sombras y melancolía que un tango....
Ahora sí, tomamos el colectivo que iba a Fiorito y pasaba por la quema. Hora, 10 de la noche.
Estela estaba muy nerviosa, sabía cosas que yo no sabía.
-No dejes de mirar la ventana-advirtió-son sólo unos segundos.
Fueron sólo unos segundos.
1985. Figuras de fragilidad de marionetas se dibujaban contra una inmensa columna de fuego....
"esa humareda hería la paz de su refugio recordándole su lugar, su precariedad" Escribí en el año 2006.En una novela llamada El jardín de las delicias.
Caminamos en la oscuridad total por las calles de Fiorito, de tierra, con grandes zanjas.
Cuando entramos en la casa, la madre de Estela se espantó.
¡Cómo vienen a ésta hora! Pensé que te habías quedado en lo de Paula....
Comimos sin hambre.
Nos acostamos.
Estaba durmiendo cuando oí estampidos.
-¿Qué es eso?- pregunté.
-Tiros- dijo Estela
Dormimos.

martes, 8 de diciembre de 2015

El vuelo de José Condorcanti



No es nada difícil recordarte, José. Eras quechua (y en una dimensión sos quechua). A lo largo de varios años prometiste leerme la mano: recuerdo que practicabas la quiromancia sólo los jueves. Pero todos los jueves que fui a la biblioteca dónde trabajabas, altos motivos atmosféricos alteraban los altos campos astrales. Si llovía, los espíritus ancestrales no permitían la lectura, tampoco si había viento norte. Como sea, nunca cumpliste tu promesa, y no obstante, hiciste por mí algo mucho más hermoso: me adoptaste. Como sobrina de honor, por lo cual, me anunciaste que entonces, yo también era quechua.

Lo llevé con gran orgullo. A los catorce años fue por primera vez a una manifestación de Movimiento Juventudes Indígenas. Caminé siempre sola, sin hablar con nadie, a veces sentía ( sólo sentía) miradas de soslayo con tacto de terciopelo. Algo complicado de describir o contar.

Ser la sobrina de José tuvo sus anécdotas graciosas. Un día se detuvo en el puesto de libros de mi hermano Diego, y ahí estaba mi hermana María. “No sabés, vino un tipo, vio tu nombre en la tapa de la Revista Cuasar y me dijo, Paula Ruggeri es mi sobrina”…Y entonces le conté por primera vez de José.

En las manifestaciones, si el asunto eran los Derechos Humanos, lo encontraba siempre. Recuerdo una enorme manifestación una primavera, era, creo, 1998… José me tomó del brazo y camino derecho conmigo atrás contra el paso de una enorme columna de gente. Adelante iban dirigentes envueltos en una enorme bandera de letras celestes. Y José chocó (y yo también), con la gran bandera…¡y se puso a hacer una presentación formal de mi persona a uno de los dirigentes! Y se detuvo toda la columna…

Nos reímos mucho y después fuimos a unirnos a una pequeña columna indígena. Y se puso a bailar. Lo hacía muy bien, de traje y maletín…

Su documento decía José Lanusse. En su Jujuy natal, un día tuvo que renovar el documento, y el cretino del empleado le dijo. Condorcanti no es un apellido. Y en consiguiente, le puso el apellido del entonces presidente de facto, Gral Lanusse.

Te debía esta página, José.

Una noche soñé que mis hijos mi compañero y yo volábamos, inmateriales como un soplo, sobre una planicie rocosa, roja y azafrán …..Me sentía libre, con alas de cóndor y la risa en la boca y sentí que a mi lado, mis hijos y mi compañero se sentían como yo…

Desperté, y sentí que tenía que resguardar ese sueño…

Sólo al día siguiente supe que habías muerto.

En tu despedida hubo inciensos, comida, tu hermana que lloraba y tus compañeros indígenas. Hablaron por turno, habían compartido contigo una vida de lucha. Al terminar, invitaron a hablar a los hermanos blancos.

No pude, José, tenía un nudo en la garganta. Pero sí quería hablar y lo hago hoy.

Es pobre y mezquino un mundo de un solo color. Es pobre y mezquino porque sólo separa por color a la gente para poder robar, matar, y violar. Crímenes, pecados, más fáciles de aceptar cuando han pasado quinientos años y no sirven más que para limpiar conciencias, tirando estúpidamente monumentos, con una visión de águila para todos los símbolos, y una ceguera perfectamente blanca para minimizar hablando en voz baja de costos políticos, las muertes y las golpizas de hoy. El progreso, (sin ismo), siempre se llevó por delante esas vidas, ¿no?

Estos son hechos:

En este blog entran personas de todo el mundo. Es preciso que el mundo mire a los Quom, pueblo digno como pocos que soporta un maltrato que parte de la Argentina apenas quiere mirar.

Siempre estuve con ustedes, José. Y eso no cambió.


jueves, 26 de noviembre de 2015

Naúfragos de un mismo barco

Algunas (pocas), de sus caras las conozco. Otras para mi son navegantes silenciosos, con los que comparto retazos hechos de palabras, maderos flotantes de poesía: ustedes son naúfragos del mismo barco que yo.
A veces me equivoco.
A veces pongo un cuento demasiado largo.
A veces pongo un poema demasiado corto.
Simplemente sepan que todo mi salario por este trabajo es la satisfacción del trabajo bien hecho.
La mujer que escribe es la de los retratos. No se porqué, el blog no es el mismo sin esas fotos que renuevo cada tanto. Tal vez las poetas son un poco mujeres y un poco sirénidas y eso lo explica.
Disfruto de ver la estadísticas del blog, como de un maestro que aprueba con la mirada.
Disfruto aún más el feedback, (gracias Carlos Ferro, gracias Hugo Celati).
Hoy estoy acá para agradecer.
No importa lo que escriba, ustedes me visitan.
Y eso es invalorable.



martes, 24 de noviembre de 2015

CHANG Y CHING o la verdadera historia de la llama olímpica




 

Hace unos años, la accidentada travesía de la antorcha olímpica, que viajó por el mundo con rumbo a Beijing, mantuvo entretenidos a televidentes sin nada mejor que hacer, pero sobre todo permitió a esa maravillosa degeneración del periodismo, los monologuistas -que–hablan-sin -respirar, producidos por los canales de 24 horas, usar sus metáforas y circunloquios más floridos. Mientras vimos la noticia comprobadísima de que en París los manifestantes  a favor de los tibetanos estuvieron tan cerca de apagar la llama que para que no lo hicieran sus guardianes la apagaron, en un absurdo notorio y delicioso, a su paso por San Francisco nos informaron la muy creíble, aunque no comprobada, versión de que la llama que vimos y que se intentaba apagar no era la verdadera, sino que la auténtica llama olímpica viajaba, segura, en un barco que rodeaba las costas del mundo, silencioso, portador del símbolo.

Bien. Todo esto me intrigó mucho. Hace tiempo estudié el chino y tengo un amigo en el Servicio Secreto que el otro día, cuando lo llamé para preguntarle por sus juanetes recién operados, me contó la verdad de la cosa. Claro, esa infidencia en un miembro conspicuo del servicio secreto chino sólo podía ser producto de un error del anestesista. Yo creí, sinceramente, que mi amigo sólo tenía un autoservicio y no sospechaba que sabía tantos secretos de Estado. Pero ahora que lo sé, lo haré público. Les contare la historia de Chang y Ching, jefe y subjefe, respectivamente, del Servicio Secreto para Los juegos olímpicos.

 

Una mañana cualquiera de el albor del año 2000, en una oscura oficina del Servicio Secreto de la República Popular China, dos hombres de evidente mal humor, uno de ellos de uniforme militar , el otro de traje pero con un porte más bien marcial, mantenían un fuerte discusión. La discusión fue muy larga y por momentos demasiado discursiva, con esa retórica tan cara a los orientales, para los cuales el tiempo no tiene en absoluto el valor que tiene en Occidente. Un oriental puede estar dos horas eligiendo el menú, y nadie protestará, le traerán la comida tres horas después sin que haga más que enarcar la ceja. La gente en oriente hace cola en el banco una hora más de lo necesario porque el cajero se llevó un libro al baño...y no se pasa a otra caja. Una mujer china tarda tres horas en sacarse la ropa y eso no importa, porque su esposo se demorará cinco horas en dar el asunto por terminado, cosa que está genial. Eso sí, el embarazo dura nueve meses exactos. Es que al fin, somos todos humanos.

Bueno, decíamos que discutían en estos términos.

-No podemos matar a Chang-decía uno de ellos, mascando furioso un cigarro-No podemos apresarlo. No podemos...

-¡Basta!-gritó su interlocutor. Este era un chino alto, de mirada nerviosa y voz enérgica. Vestía un uniforme militar en el que colgaban varias medallas, dándole un poco de peso a su delgado cuerpo-No quiero volver a escucharte, Tseng Lung Pen. Este profesor esta destruyendo nuestro prestigio. Tenemos que matarlo.

-¿Prestigio?-Ironizó Liao Chun Kao- Oye, tenemos el prestigio de comer más soja que nadie y más arroz que nadie. Sólo podemos aspirar a que en un futuro cercano el dos por ciento de nuestra población coma asadito los fines de semana y acabaremos con las vacas.¿Prestigio?-prosiguió, cruel-¿Sabes cuál es nuestro prestigio? Hay un intelectual italiano que dijo en un diario de Europa que si todos los chinos nos limpiáramos nuestros amarillos culos con papel higiénico acabaríamos con el Amazonas en dos meses. Ahí tienes nuestro prestigio.¡ China! ¡Una conejera!

-Oye, Chun Kao. No lo permitiré. Malditos intelectuales. Hay que matarlos, oyes, a todos.¿Dijo culos amarillos? ¿Como se llama?

_-Olvídalo. Tu culo es amarillo y lo sabes muy bien. No puedes matar a cada persona que dice la verdad. Este enseña en Bologna, no en Beijing. Y olvida tu chauvinismo tradicional y moderniza tu orgullo.. Somos el peligro amarillo. Amenazamos con dejar a Europa sin papel higiénico. Disfrutalo ¿quieres?

-No lo permitiré, te digo. Inventamos la pólvora. La porcelana.  Y este Chang nos desprestigia en el mundo con sus proclamas infames. Y no podemos apresarlo, ni torturarlo ni condenarlo a muerte porque pronto, dicen, será candidato al Nobel. Y lo sabe y sigue diciendo lo que quiere en ese aula inmunda.

Chun Kao se tomó la barbilla. A pesar de sus chanzas, sabía que no podían estarse de brazos cruzados. Se le ocurrió una idea.

-Oye, Lun Peng-dijo-Si sólo lo raptáramos

-Imposible-exclamó Lung Pen. Su nerviosismo rozaba la desesperación. Esa China era todo para él. Había sido educado en una escuela militar a latigazos y creía sinceramente que eran un buen modo de vida. La boca de Chang, el profesor de Estética de la Universidad de Beijing, estaría limpia si la hubieran lavado con jabón en la infancia, pero ahora solo había un forma de cerrarla: cosiéndola. En eso creía, él, un militar chino profundamente idealista, con toda su alma- Imposible- repitió y se retorció las manos.

-Más paciencia china, sólo eso te pido. Escucha-forzó su voz , habitualmente chillona, a alcanzar un tono grave y dijo con calma-Lo raptamos. Lo llevamos a una celda. Lo ponemos a trabajar para nosotros. A escribir columnas hablando de los positivos cambios de nuestro régimen. Que se publiquen en Le Monde Diplomatique. ¿entiendes? Nos conviene y él se desprestigia a la vez. Y mientras ponemos su cerebro estético a trabajar para nosotros. ¿Ya te olvidaste de los Juegos Olímpicos?

-Chun Kao. Creo que tienes cabeza. China será sede de los Juegos Olímpicos en el 2008. Esta decidido. Y el cerebro de Chang nos puede servir.

Así, es-sonrió Chun Kao-Por fin comprendes.

Bien- Lung Pen se restregó las manos- Lo arrestaremos. Acabamos con su disidencia y lo ponemos a trabajar para nosotros.

-Será el Jefe del  Servicio Secreto para los Juegos Olímpicos. Lo encargaremos de todos los detalles del ceremonial y la seguridad de la llama en su viaje por el mundo. No podrá traicionarnos. La noticia de que trabaja y cobra sueldo del gobierno lo destruirá. ¿Dicen que es inteligente, no? ¿Con un coeficiente intelectual igual al de Galileo? Bien. Hagámoslo trabajar a favor nuestro. Y luego..-sonrió ligeramente-lo que tú quieras

-Encárgate- ordenó Lung Pen con voz marcial.

Tomó su gorra de visera militar, hizo la venia y se fue.

Chun Kao quedó solo. Tomó una de las fotos del  escritorio. Chang-murmuró. Doctor en Filosofía , profesor de Estética, catedrático ejemplar. La rompió en pedazos, la pisoteó. Miró los pedazos en el suelo, satisfecho. Escupió con desprecio.

_Ahí tienes-murmuró.

Maldito el día que permitió que su mujer estudiara en la Universidad. Pero ahora Chang estaba acabado, acabado. Se fue.

 

 

En su sala de la Universidad de Beijing, el profesor Chang, satisfecho, desgranaba aquellas incómodas diferencias que en su momento tuvieron Hegel y Shopenhauer. Había cincuenta alumnos en la clase, en respetuoso silencio. Chang caminaba de una esquina a otra del aula, deteniéndose a veces a realizar una anotación en la pizarra verde, movimiento que causaba que las lapiceras de sus alumnos se aceleraran al unísono

Disfrutaba. Era notorio que la admiración de los jóvenes era oxígeno para su espectacular ego. Por otra parte, en la primer fila, tercer asiento a la derecha, una jovencísima alumna cuya camisa estaba por explotar le sonreía con adoración. La mirada de Chang se dirigía cada vez con más frecuencia al tercer asiento a derecha. Había contado la desavenencia de Shopenhauer y Hegel unas quinientas cincuenta veces. La sonrisa de la alumna se expandía más y más...Chang se distraía. Dos párrafos  más y ya tenía que tirar la bomba. Siempre había un suspiro extático cuando concluía diciendo que en realidad los dos grandes cerebros competían por la misma cátedra. Cada vez que lo decía, ponía un dejo de tristeza realista su  voz, sus ojos rasgados se dirigían al piso con gravedad. La miseria humana. Eran jóvenes: no tenían la más puta idea de lo que era la miseria humana, así que era fácil ganarse sus mentes y corazones hablándoles de ella y escandalizando sus ingenuos corazones con la realidad  realista, que él, Chang, conocía muy bien, no como ellos.

 Hegel. Shopenahuer. El tercer botón de la camisa de la alumna sonriente era sostenido por un tembloroso hilo blanco a punto de romperse.

_:Por supuesto-dijo Chag mirando su derecha- las consideraciones matemáticas de Hegel no merecen ser tenidas en cuenta...-En ese momento el tercer botón saltó, la tiza cayó de las manos de Chang.

Todo era perfecto en el mundo de Chang ese día, tan perfecto que no podía sospechar que se avecinaba un hecho trágico que cambiaría toda su existencia. La tragedia estaba a unos pasos el aula, pero él lo ignoraba. Por la ventana entraba un aire de primavera. Esa mañana le habían pasado el importante dato de que era casi con seguridad número cantado para el Nobel. Las veinteañeras lo amaban. Su sonrisa plácida era la de un argentino oliendo el asado preparado por otro desde una reposera.

Un chirrido lo distrajo de su felicidad. Sonrió a su nueva enamorada de senos turgentes y a la vista, como disculpándose por dejar de mirarla.

Una mujer occidental, rubia, con un vestido ajustado de color gris y grabador en la mano, solicitó en amable inglés una entrevista.  Ahora la carne ya estaba dorándose en la parrilla. Sólo tenía que extender el plato de madera. Para Chang las entrevistas eran agua fresca para el sediento: le permitían manifestar su disconformidad con el régimen y acrecentar su popularidad, así que accedió.

Miró por última vez el escote de la chica de sonrisa comprensiva sin pensar en que se despedía de él para siempre . Dijo una excusa que sus alumnas aceptaron de inmediato. Un profesor célebre y mediático tiene la admiración incondicional de sus alumnos. Y alumnas.

Ya estaba fuera del aula. La rubia sonreía y caminaba veloz por el pasillo.

¿Adónde vamos?.-preguntó Chang, un poco molesto. Pero la periodista caminaba tan rápido delante de él que podía apreciar la panorámica. Mirar era parte de su metier, como profesor de Estética. La anatomía femenina era su especialidad, además del origen de la tragedia en la música.

-Vamos al camión dónde está el cameraman-dijo la rubia en pésimo chino.

-¿Es para la televisión?-preguntó Chang esperanzado.¿De qué país?

-Alemania-respondió la chica- El programa más visto de Alemania-aclaró.

-¿Un programa político?-preguntó Chang , con la duda en la voz. Era cierto que lo entrevistaban seguido para la tele, pero para programas de cultura que tenían dos puntos de rating.

_No-dijo ella- es un programa de juegos.

-Bueno, dijo Chang- El precio de la fama Una vez lo habían entrevistado de una revista femenina. Antes de su entrevista había tres páginas con cremas antiarrugas. Después de eso, salió dos semanas con Naomí Campbell, cosa que no le había disgustado en absoluto, ni siquiera cuando ella decidió terminar la relación arrojándole un teléfono inalámbrico por la cabeza. Le dieron siete puntos en la frente, sonriendo feliz. Después de eso, su siguiente libro vendió dos millones de ejemplares,  la segunda edición fue tan  oportunamente quemada por las autoridades chinas, que luego el libro fue traducido a diecisiete idiomas, y en fin, por eso era candidato al Nobel. O sea, gracias a la revista femenina o a Naomí Campbell, era el intelectual chino con más reconocimiento en el mundo. Así que un programa de juegos o uno de cocina, todo venía bien. Era bueno para él, y eso quería decir malo para el régimen. Y eso era todo lo que importaba.

 Caminaron rodeando el perímetro de la Universidad y se alejaron del ruido por una calle angosta y soleada.

-El camión está allá-dijo la rubia, lacónica.

Ahora estaban en un callejón. Cercado por muros altos y grises. Olía húmedo. Olía sucio.

-No veo ningún camión-dijo Chang, alarmado. La había seguido pensando en Naomí y en su meteórica a carrera y no habían notado cuánto habían caminado. Por supuesto, sus enemigos conocían todas sus costumbres y manías y sabían muy bien lo distraído que era. Y su costumbre  de meditar mientras caminaba.

-Es cierto-concedió ella- No hay camión.

Oyó el chirrido de un auto al frenar. Saltó involuntariamente. La rubia corrió. De un auto negro bajaron cinco hombres.

Se le echaron encima. Chang quiso gritar, pero una cinta pegajosa le fue colocada en la boca. Sus brazos fueron sujetos y sus piernas inmovilizadas. Vio un hombre portando una jeringa. Creyó reconocerlo.¿no era el marido de esa chica?¿Cómo se llamaba? Tenía una expresión feroz. Le levantaron la manga del saco y la camisa. El marido de la chica cuyo nombre no recordaba le clavó la jeringa en la brazo.

Una cortina negra y pesada cayó sobre sus ojos y su cuerpo cayó fláccido e inconsciente al piso.

Lo cargaron en el baúl del auto. No fue nada difícil, él era no era pesado y estaba inconsciente. Fue como cargar un muñeco de trapo.

Cuatro hombres subieron al auto, en el callejón quedó el de la jeringa. El marido de esa chica. Sonreía. Arrojó la jeringa y escupió con desprecio.

Ahora está todo pagado-murmuró Chun Kao.

 


 

            La celda era gris, con paredes mohosas y una minúscula ventana enrejada en una esquina. Los primeros tiempos Chang berreaba y se quejaba, como castigo, la única ventana, ese toldito azul, era tapiada. Tres meses después del encierro, Chang estaba silencioso y dócil como un buen chico. Había terminado la primer fase de tortura china.

Ahora venía la segunda.

Una mañana lo mudaron a un moderna celda-oficina, con escritorio, papel y lápiz. Era un avance. Pero había también un enorme televisor de plasma encendido. Cuando lo dejaron allí, estaban transmitiendo los festejos del 31 de diciembre del pasado año dos mil. Aburrido. Pronto Chang descubrió con espanto que no sólo no podía cambiar de canal: tampoco podía apagarlo ni bajar el volumen. Era una refinada muestra de la moderna tortura. Mirar y oír era inevitable. El espectáculo de la más espantosa perversión humana. Toda la maldita humanidad festejando estúpidamente el fin del milenio un año antes.

             Fiesta decadente. La gente creía, evidentemente, que chocaban los planetas... En el Ártico, una pareja se casaba en un templo de hielo.  En Egipto, centenares de idiotas disfrazadas de Cleopatra se casaban con otros centenares de idiotas vestidos de faraones. Festejos en Sidney. Festejos en París. En el culo del mundo, bailaba Julio Bocca. Todo parecía más o menos organizado, con mejor o peor gusto. El cerebro estético de Chang se defendía de la tortura analizando las imágenes con un procedimiento sociológico. Su mente lo refugiaba y dos meses después, conviviendo día y noche con el televisor encendido, estaba interesado en nuevos aspectos de las imágenes vistas cientos de veces. ¿Sería posible realizar una ontología de las diferencias culturales a partir de este video? No se daba cuenta, pero ese pensamiento que él creía salvador denotaba los estragos que la refinada tortura causaba a su cerebro.

Sobre todo, lo fascinaban los festejos de Singapur. Si hubiera podido, hubiera detenido la imagen eternamente en el espectáculo. Era el más vulgar, escandalosamente estúpido y decadente de cuantos había visto...

            En Singapur, frente a miles de personas, un chino con el pelo fucsia, la mirada extraviada, los brazos tatuados y una musculosa mugrienta cantaba “Living la vida loca” causando el delirio y la euforia de una multitud . Ese chino era Ching.

Sin saberlo, Ching, cantante pop, creyéndose toda su vida a salvo de cualquier inquietud social y política, él, que nunca había leído un libro o abierto un diario, ahora estaba en los planes inmediatos  de un profesor de estética en prisión, cuya mente extraviada confiaba su salvación política y la perdición del régimen totalitario chino en él y su vida loca..

Porque ahora Chang tenía una idea. Y en esa idea estaba  Ching ¿artista pop? ¿ejemplo de decadencia oriental? ¿Adicto en abstinencia de diez minutos arrojado al escenario?.  ¿La prueba viviente de que nunca debieron cruzarse Oriente y Occidente? A Chang se le ocurrió que era el secretario ideal. Que podría convencer fácilmente a sus captores de que Ching era imprescindible para ayudarlo a proteger la llama olímpica. Pensó (cerebro del mal, inteligencia suprema arrastrada a la venganza por un cautiverio injusto), pensó que Ching traería el fin de la cultura china. Que su pelo fucsia causaría la ruina de Oriente.

¿Devariaba? Tal vez. Pero convenció a sus captores. Así la inteligencia china procedió a la rápida busca y captura del inocente y por supuesto apolítico Ching.

 

De modo que un lunes a las siete de la mañana, diez hombres fuertemente armados irrumpieron en perfecto silencio en el departamento de Ching en Singapur, y de su colchón con olor a cerveza lo trasladaron en andas  a un camión cerrado, que lo llevó a un maloliente contenedor en el puerto, el cual subieron a un destartalado barco, que dejó al contenedor en Beijing. Todo ese trayecto lo realizó Ching  (pelo fucsia, calzoncillos del demonio de Tasmania, tatuaje de Sailor Moon en el pecho) completamente dormido.

            Despertó en un cuarto blanco después de que le arrojaran diez baldes de agua fría. El baño lo llevó a la realidad. Un chino de traje, flaqueado por dos guardias de corps le recitó una letanía de una hora de la que el pobre Ching apenas entendió que era consagrado por la República Popular China a la noble causa de resguardar la llama olímpica y que toda traición a ese propósito sería castigada con la muerte. Y así lo llevaron frente a Chang, su jefe, que ahora lo contempla satisfecho. Un tatuaje de Sailor Moon era más de lo que esperaba.

China y su régimen estaban acabados.  Eso creía Chang

 

La convivencia de dos seres tan disímiles fue ardua y por momentos , violenta. En los planes de Chang, Ching era sólo una bomba de tiempo cultural, capaz de llevar todo el régimen a una decadente vida loca, de sumergir horas a los dictadores en la peluquería, de vestir a toda China en ojotas flúo, terminando con ella.

Mientras que para Ching, que ignoraba todo esto, el ocio intelectual en que Chang había descansado años en la celda, sin idear ninguna estrategia para preservar la llama olíimpica, era exasperante.

 Llevaba años discutiendo, la llama estaba por partir en su viaje alrededor del mundo, y nada. Chang no había hecho nada.

Gritaba. Cosas incomprensibles. Eso sí. Todo el tiempo.

-Traerás el fin de este país inmundo- vociferaba Chang-Tu, Christina Aguilera y Ricky Martin. Tú, con tus ojotas y tu pelo fucsia. Acabarás con este totalitarismo, y es más. Acabarás con una cultura milenaria. Tú- gritó salvajemente-Tú causarás la explosión final del curso histórico que acabará con toda esta cultura para siempre y volveremos a la vida en pequeñas comunidades como quería Bertrand Russell, sin capitalismo, sin comunismo, sin Living la vida loca...

-Chang-el rostro de Ching expresaba el infinito cansancio de quien tiene que convivir todos los días con un chiflado-Basta. Tienes que trabajar. Si llegan a apagar la llama olímpica, zasss-hizo el gesto de cercenar el cuello-Estamos acabados. Tú en traje y yo en ojotas. Muertos.¿Lo entiendes? Tienes que hacer ¿comprendes el chino?

-Hacer-gruñó Chang- Siempre la praxis. ¿Y la meditación? ¿La teoría? Debo leer. Vete. Tu pelo fucsia me distrae de este libro de Benjamin

-¿Benjamin? ¿Faltan dos días para que la antorcha olímpica empiece su travesía y tu leyendo a Benjamin? Yo era feliz ¿entiendes? Tomaba, me drogaba, cada tanto hacía shows. Una tarde me desperté y había tres chicas desnudas durmiendo en el piso de mi  cuarto.¿Te imaginás? Espectaculares. Con unas... Como nunca viste. Yo sólo leía en la peluquería, cuando iba a ver a mi colorista. Y ahora, por culpa tuya, sé quién es Walter Benjamin. Y te digo más: lo leí. Y te digo más: no me sirvió para nada.¡Libros!¡Siempre libros!¡Nunca trabajo! ¡Ya me tienes harto, Chang!

-Eres un vil producto posmoderno-dijo Chang con calma- Leíste a Benjamin.¿Pero lo entendiste?

-Llevé el libro a la peluquería como me recomendaste y mientras me hacían la iluminación leí un poco, pero el peluquero me hablaba. Ahora olvida a Benjamin y dime ¿qué hacemos con los cientos de activistas que preparan las mangueras y las bombitas de agua para el paso de la llama olímpica? No te olvides: dos días y ...zaas-señaló su cuello.

_ Púdrete. Eres feo, no tienes tetas y tuve que aguantarte años. La muerte será un consuelo para mí. Extraño la Universidad, mi Wagner, mi pipa de espuma de mar, mis alumnas de veinte años. Deseo volver a casa donde tengo libros en griego, en lugar de una sola edición berreta china de un libro de Benjamin que leí cincuenta veces y que traduje yo mismo. El arte en la era de la reproductividad técnica. Reproductividad técnica... repro...re...

-¿Qué pasó?¿te volviste tarado?-dijo Ching.

-No-Reproducción técnica. Benjamin. ¡Lo tengo!-exclamó-¡Llama al comando y diles que tengo instrucciones!

-¿No querrás llamarlos de nuevo para pedir pizza, no?-dijo Ching temeroso-Tengo una salida al dia. Yo te la traigo.

_No, tonto. Deja, que los llamaré yo.¿Eres mi secretario o qué? Toma nota.

“Deben hacerse dieciséis antorchas idénticas en todo, indiferenciables  por tanto, en esencia, la misma. Quince harán la travesía, cada una con su correspondiente guardia munida de fósforos. Sólo una de ellas, el molde primigenio, quedará en Beijing, apagada, con una caja de fósforos al lado. Todas valen lo mismo, todas son arte reproducido gracias a la técnica. Todas llevaran la llama olímpica, menos la que permanecerá en todo momento en Beijing. Pueden lograr apagar una, dos, pero no quince. ¿ves? La antorcha de Beijing será oportunamente encendida con la llama transportada por las otras.

-¿Y si apagan las quince?-preguntó Ching.

-Y si apagan las quince se usarán los fósforos-explicó práctico- ¿Has escrito todo?

-Sí- Ching se dejó hacer al piso con la libreta en la mano-¿Somos libres, acaso?

-Así es. Somos libres-Yo daré clase y tú cantarás Living la vida loca. Pero canta aquí, en Beijing..China necesita gente como tú.

-¡Por fin dices una palabra amable!

Chang sonrió. Luego se sentó, aún sonriendo abrió el libro de Benjamin y se sumió en la lectura.

 

Y sí fue. Eran dieciséis las antorchas olímpicas. Cuando una fue apagada en París para que no la apagaran, lo hicieron con la tranquilidad de que gracias a la técnica había quince antorchas más.

-¿Y que fue de Chang y de su fiel secretario?- pregunté a mi amigo.

-Tal vez Chun Kao haya muerto mientras estaban presos y hayan logrado ser libres. Tal vez Chang haya viajado a Argentina y hay puesto un supermercado. Y sobre esto ¿leiste a Benjamin?

Y me tuve que conformar con esa respuesta.

 

 

 

 

 

 

viernes, 13 de noviembre de 2015

Duerme, Matteo


Duerme Matteo, duerme

Hay un lago donde se refleja tu rostro

Por que la Ondina quiere besarlo

Pero tú duerme, Matteo, duerme

Hay un enano en una cueva

La cueva está llena de oro

Pero en un cofre guardado con siete llaves

Está tu nombre escrito por los gnomos

Pero Duerme, Matteo, Duerme

Te llama en suspiros la Luna

 Tú Duerme, Matteo, Duerme

Te llama el bosque susurrante

Tú Duerme, Matteo, Duerme

Helena de Troya toca tu hombro en la cama

Tú Duerme, Matteo, Duerme

Dios golpea la ventana con los nudillos...

Tú Duerme, Matteo, Duerme

Si Duerme Matteo, duerme el gnomo, la ondina,

 el bosque y el Universo todo.

Déjalos dormir...