Esta entrada es especial.
Significa que la autora creció con el blog, que ustedes y nosotros (nosotros: los personajes en busca de autor que me hallaron a mí, y ustedes), nos hemos encontrado aquí, en estas aguas que también son costas...
Como naúfragos de un mismo barco, hace tiempo dispersos por el mundo, pero siempre hermanos...
Quiero festejarlo con ustedes, y para eso voy a rescatar a mi vieja amiga, la antropóloga intrépida...Nadie como ella para narrar la maravillosa alquimia que puede suceder en cualquier sitio y momento, cuando le permitimos la magia a esa hoja de papel que tenemos enfrente...
Como la magia de que estés aquí, habitante de Luxemburgo, Barcelona, Mountain View, Santo Domingo, Cali, Paris, Caracas, Moscú, Debrecen, Bologna, Alicante, Palo Alto, Myanmar, Rosario, mi ciudad de Buenos Aires y de tantos sitios, remotos o no, que participan de la maravilla de este encuentro.
¿DÓNDE ESTÁS, BOB FOSSE?
Ah, cuando yo era joven. Vivía en Siberia, era feliz, no tenía sífilis, no había conocido a Bob.
Fue aquí, en África. Podía elegir a cualquiera, pero tuvo que ser él.
Me
abandonó. Y aquí, en el corazón de África, planeo mi siniestra
venganza, con el latir de los tambores del siniestro brujo de la tribu,
quien gusta de la buena música cuando se prepara esos estofados de
antropólogo australiano como sólo él lo sabe hacer.
—Diablos —se
dijo la escritora y arregló la cinta de la máquina de escribir—. Cómo
conmover a la platea, ésa era la cosa. —Qué difícil. Qué dura es la vida
del artista. Y cómo están los mosquitos. Me gasto el sueldo en
espirales y repelentes que no sirven para nada. Y el calor no se aguanta
más: la remera se me pega al cuerpo pero si me la saco me van a ver los
vecinos porque mi cuñado no viene a ponerme la cortina.
Es una
noche calenturienta en África Ecuatorial y pican los mosquitos. Aquí en
África la vida es dura, pero además es corta. Maldición, cada aforismo
que digo me recuerda a Bob. No siempre la vida fue tan dura, después de
todo. En realidad. En fin, que en África no hay dinero para mosquiteros,
el sueldo se te va solamente en la quinina, y apenas hay que
conformarse con cortinas de bambú. Pero soy una mujer curtida y un
mosquito de más o de menos no es nada para mí. Si sólo tuviera a mi Bob.
Suena
el teléfono. La escritora arroja al suelo un sombrero inexistente y lo
patea. Es su cuñado, para decirle que no puede poner la cortina hoy y
que mañana Camila baila jazz en la escuela y si no sabe cómo se vestían
las bailarinas de jazz. Cómo habrán notado, el lema de la literatura de
este prodigio de escritora es que nada se pierde y todo se transforma.
Decía
que era una noche calenturienta y pican los mosquitos. ¿Ya les hable de
Bumba Catunga? Lloro solitaria pero no estoy sola. Conmigo está Bumba
Catunga, el fiel sirviente negro, que ronca panza arriba. Si en un rato
no lo despiertan los mosquitos, lo sacudiré para que tome su quinina.
Hace tanto calor que lloro y no se nota porque las lágrimas se evaporan
haciendo señales de humo que dicen “¿dónde estás, Bob Fosse?”, “Te
cavaste la fosa, Bob Fosse”, “te arrancaré los ojos Bob", etc...
Bob
etc... salió a comprar cigarrillos hace veinte años y aún no ha
regresado. Ahora debe estar mucho más viejo, prefiero al negro, pero se
duerme. Es lógico, de día lo hago trabajar. Pero no es como mi Bob
Fosse. Él cocinaba, lavaba, planchaba. ¿Dónde estás, Bob Fosse?
Las
hienas ríen como mi destino. ¿Estarán digiriendo a mi Bob, etc...? Era
tan pesado que podrían digerirlo veinte años. Era indigesto.
Bah,
esto es una porquería, se dijo la escritora. El problema es que el
negro está dormido, por eso es aburrido. Si estuviera despierto sería
más emocionante. Lo voy a despertar.
Tomé el látigo y le acaricié con él la espalda.
—Despierta,
Bumba Catunga —que quiere decir “hombre con rulos”—. Necesito pasión
ardiente. Si no me sirves, arrancaré el tótem del poblado otra vez y
después te tocará lavarlo.
—No, por favor —en su voz temblaba la súplica—. Médico brujo hará mucho mal. Dice que ser arpía chiflada.
—Si,
soy arpía y me gusta serlo y me gustó mucho ese totem la semana pasada,
me gusta más que vos, pero no quiero problemas con la tribu y si no me
satisfaces, te azotaré.
—Entonces azótame, me duele menos.
—Ah, mond dieu. Maldito seas, Bumba Catunga. No quiero lastimarte. Sólo bésame.
—Ama, es que si sólo te lavaras los dientes a la mañana...
—Imbécil, una aventurera como yo no se lava los dientes jamás. Bésame.
—Con la boca cerrada sí, ama.
—Maldita sea, quién dijo en la boca. ¿También querés que te haga un mapa?
—Dice médico brujo que francesa ser malvada.
—Ahí si me lavo, te lo juro.
—Eso dijo la semana pasada y no era verdad
—Me puse perfume.
—No insistas, amita, me duele la cabeza.
—Maldición, Bumba Catunga, empiezo a creer que eres un impotente, como dicen en el poblado. Dime que no es verdad.
—Es verdad. ¿Me venderás nuevamente?
—No, Bumba Catunga. Tu conversación me agrada y encuentro que ese totem me gusta mucho.
—¡No, ama! ¡El totem sagrado no! Médico brujo enojar. Quemar esta casa. Yo me voy.
Sale corriendo.
Me quedo sola. Las hienas ríen.
—¡Oh, Bob Fosse! —Mis ojos se llenan de lágrimas—. ¿Dónde estás, Bob Fosse?
—¡Bien!
—se dijo la escritora satisfecha y en eso el viento le rompió dos
ventanas y le arrojó las macetas al piso, sin que ella se percate en su
ensueño de gloria—. El éxito... —suspiró—. Función a sala llena...
—volvió a suspirar—. Con Cecilia Roth como la aventurera intrépida, y
Ricardo Darín como Bumba Catunga. ¿O Denzel Washington estaría mejor?
Y llena de confianza en el futuro, distraídamente aplastó un mosquito.
ya lo dijo
ResponderEliminarel impar Xul Solar:
"el yo es el vértice
de un cono cuya base
es el todo", y este
yo escrito es apenas
200 veces más vértice
de todo tu todo,
me parece.-
por 200 nuevas felicidades,
y así sustantivamente
Lo vuelvo a leer y me vuelvo a reir.
ResponderEliminarBob Fosse debe estar más viejo.
¡Paff! (un mosquito)
Fascinante!!! qué puedo decir a esta hora de la madrugada, casi adormilado, tu texto me sacude cual...mosquito subtropical.
ResponderEliminarEsta maravillosa caja de sorpresas que nace de tu pluma (pluma: léase tu talento como escritora...)siempre me deja sin palabras...
Eso sí? Cecilia Roth la aventurera intrépida y Darín como Bumba Catunga? (o en su defecto Denzel Washington?) Si se me permite sugerir, propongo a Esther Goris que siempe se identifica hasta el extremo con los personajes y ya la estoy viendo picada por los mosquitos y tomando quinina en cuanto bar de Buenos Aires visite. Y con respecto a Bumba Catunga, propongo a Rada...pero, ciertamente, ¿Dónde demonios está Bob Fosse?
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