martes, 16 de febrero de 2010

Un día en el prostíbulo

Prosigo, porque quiero pasar este tramo del prostíbulo rápidamente. Aunque les parezca mentira, ser prostituta no tiene mucho de emocionante. Los portaligas molestan en verano, la profesión está injustamente vilipendiada y los epistemólogos son barbudos. Esto último puede parecer irrelevante y tal vez piensan que el hecho de que los epistemólogos lleven barba no guarda relación con la prostitución. pero esperen y verán.
Antes de que vean, les diré algo más asombroso: en la prostitución hay poco sexo. Como lo leen. Hay poco sexo y eso es una porquería.
Un tarde cualquiera yo me pasaba por el prostíbulo y le preguntaba a Bárbara (la rubia que no era rubia de la caja) si había alguien para mí. Bárbara, además de manejar la caja, distribuía los clientes según las profesiones entre las especialistas.
A mi me tocaban los epistemólogos. Por eso dije que en la prostitución hay poco sexo. Tenía compañeras afortunadas a las que le tocaban abogados, mafiosos rusos, médicos cirujanos, narcos colombianos, arquitectos, piratas del asfalto. Cada una tenía una especialidad y un rubro.
Mi jefe, ese editor devenido en proxeneta, había conservado la vieja manía de los estudios de tendencias y se le había ocurrido la prostitución temática: prostitutas profesionales para profesionales, era el lema del aburrido cabaret. Si te tocaban abogados, había que estudiar leyes, si te tocaban arquitectos, te conocías de memoria los edificios históricos y sus correspondientes historias. La que tenía suerte era especialista en narcos y veía elefantes rosas.
Yo no tenía suerte. Tenía que leer a Mario Bunge. Famoso epistemólogo argentino. Sí. Maldito sea.
Así que sigamos con que en una tarde cualquiera pregunto a Bárbara.
—¿Hay algo para mí?
—Nada todavía.
Un maldito día común, pero ya llevaba dos semanas sin sexo. Y sin ver un mango.
—¿No tenés un abogado para pasarme?
—Vos sabés que no hay abogados para vos. No sabés nada de derecho. Ahí tenés los dos últimos libros de Mario Bunge. Los dejó el jefe para que te actualizes.
—¿Y dónde están todos los epistemólogos?
Bárbara agarró el diario y me dijo mientras lo hojeaba con expresión aburrida.
—Hay un Congreso en Berlín. Mañana vuelven todos. Mejor que leas los libros. Es un congreso de Causalidad.
—Maldito Bunge —dije yo, y de pronto vi la luz. La puerta estaba abierta y en el dintel se perfiló, envuelto en rayos dorados, un barbudo. Enclenque. Con anteojos. Con pantalones arrugados.
Un epistemólogo sin plata para ir a Berlín. ¡Sexo!
Se acercó a la barra nervioso. Yo me pinté los labios furtivamente. Una buena prostituta tiene que manchar las camisas, si no es poco profesional.
—Necesito los últimos libros de Mario Bunge —dijo el cretino.
—¿Qué? —dije.
—Un librero de Corrientes me dijo que acá los tenían.
—Señor —dijo Bárbara con dignidad—. Esto es un prostíbulo, no una biblioteca pública. Si quiere los libros, los va a tener que pagar.
—Vamos —dijo el tipo, despectivo—. No me vas a decir que la loca ésta de los labios pintados puede entender los libros. ¿Para qué los quieren acá?
Ahora me tocó a mí indignarme.
—Escuche —le dije—. Sé todo sobre la causalidad. Sé que Mario Bunge no está seguro acerca de si la relación causal es gnoseológica u ontólogica. Y le puedo citar cada uno de los quinientos libros sobre la metodología de las ciencias sociales. Es más, para que vea cuanto sé, le diré entre nosotros que el psicoanálisis no es una ciencia.
Inútil discutir. Se llevó los libros y no lo vi más.
—Los pagó —dijo Bárbara y se encogió de hombros, volviendo a su crucigrama.
—Mejor —dije yo. Los epistemólogos son terribles a la hora del sexo explícito, porque son muy poco explícitos. Me explico, se creen que las etimologías se pueden inventar y que los guiones se colocan en cualquier lado.
Dicen: "Sac-ate esto". "Hac-eme esto o-tro". Y hay que preguntarles por las dudas: "¿quiere que le haga esto o-tro o esto Otro?". Porque no es lo mismo "o-tro" que "Otro".
En fin.
La prostitución temática era una idea genial que como muchas ideas geniales, fracasó. Los clientes empezaron a pedir que les escribiéramos las ponencias, que les hiciéramos monografías y resúmenes y y eso hizo huir a los mafiosos rusos, los piratas del asfalto y los narcos colombianos. Único para captar las tendencias, el jefe puso una fotocopiadora, después puso una mesa de libros de saldos y al fin alquiló un local a la vuelta de Filosofía y Letras. O sea cambió de rubro.
Y me quedé sin trabajo

6 comentarios:

  1. Me he sentido tocado. Soy barbudo y tengo La Investigación Científica, de Mario Bunge en la mesita de luz. De todos modos, jamás he ido a un prostíbulo, mucho menos a pedir un libro y aun menos de Mario Bunge.

    La idea del prostíbulo temático puede andar, pero con una modificación crucial: Menos categorías y más numerosas. Las chicas solo deben aprender unas cuantas palabras clave, dejarlos hablar a ellos e intercalar de tanto en tanto un "Mmhúm, el tánatos" o "Mmhúm, el coeficiente de rozamiento".
    En fin. Hay que buscarle la vuelta.

    Lamento tu mala experiencia allí. No dudo que habrás tenído más sexo repartiendo pollos.

    Un saludo. (¡y gracias por tus comentarios!)

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  2. ja, ja Cristian!!estaba esperando tu comentario! Este texto es del 2007. Yo de Mario Bunge sólo leí Causalidad hace diez años. besos y gracias a vos!

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  3. Hola Paulette.
    Leyendo diversos Blogs esta madrugada aparecio el tuyo y me llamo la atencion tus "historias sobre la prostitucion" y la forma en que escribes, que, aunque hayan sido escritas hace 3anhos, si la publicas Hoy debe ser por algo No?.
    En todo caso me parece interesante tu forma de ver la prostitucion o tu experiencia especifica de algun lugar,en algun momento y en alguna circunstancia especifica.
    Tengo una pregunta que me gustaria hacerte ahora y me gustaria que me expliques, si no es mucha molestia de tu parte. Que relacion tu encuentras entre la prostitucion y la naturaleza muerta que se puede describir en un objetivo y rutinario informe forense?
    Gracias por tu respuesta y te deseo que pases un buen dia.
    CTsT.

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  4. Estimado Carlos:Aprovecho tu pregunta para aclarar dudas de otros lectores también porque reconozco que este blog puede ser desconcertante. Hace unos años habia yo escrito una Definición del escritor maldito. Entre todas las cosas que inventé para mi escritora maldita hipotética, una fue que se prostituía para comprar papel y que habia ido a la cárcel por robar las Iluminaciones de Rimbaud. Eso motivó que un lector me preguntara que si de verdad habia sido prostituta y habia estado en la cárcel. La verdad es que no, no tuve ninguna de esas experiencias. Pero la pregunta me divirtió mucho y motivó los tres post que acabo de publicar, nuevamente, A veces las razones de una publicación son azarosas, en este momento no tengo tiempo de escribir para el blog, así que reedito textos.
    El nombre del blog tiene origen en un cuadro que compartimos con una artista plástica de mi familia: se trata de un tríptico. En el panel central, hay una heladera abierta con un troquito de manzana solitario, en los dos paneles que los rodean, están los médicos forenses.Es un juego con la idea de la naturaleza muerta pictórica. En este blog hay textos de humor paródico y tambien poesía.No encuentro ninguna relación entre la prostitución y la natureleza muerta, pero es un titulo que puede tener resonancias en lectores que para mi no tiene, ya que lo asocio al cuadro. saludos.

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  5. No estoy seguro de que me gustara ir a un prostíbulo temático. En todo caso, no al de epistemología. Y no a uno donde hay poco sexo.

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  6. y sí, no digo que fue un fracaso. Mi autoestima, por el piso!

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