Cuentan que en tiempos míticos y griegos, hubo una fiesta que reunió a los dioses más hermosos y las diosas más bellas en el Monte Olimpo...Pero olvidaron invitar a la Envidia. Triste personaje, sucio y harapiento, la Envidia planeó y encontró su venganza. Simple y brillante, Envidia entró al salón, dónde dioses y diosas bebían sonrientes, llevaba una manzana de oro en sus manos callosas.
La arrojó, gritó. ¡Para la diosa más bella!, y huyó.
Lo que sigue es más conocido: las diosas bellas creían cada una merecer más que las otras la manzana y armaron una gresca, lo mismo que la Envidia se propuso.
Hasta que los dioses designaron un lugar, una colina y un hombre, el pastor Paris, para dirimir y señalar a la diosa más bella. Y a Paris le ofrecieron en recompensa a la mujer más bella del mundo mortal, la preciosa Helena.
Cuento yo que la manzana pérfida puede caer en cualquier sitio, porque esta fábula nos habla del poder de la belleza, y de las emociones contradictorias que produce. La manzana de la Discordia puede caer en una oficina, en un aula, en una tertulia, como cayó en una colina de Embalse Río Tercero, Córdoba, hace ya muchos años.
Estábamos de vacaciones y se formaron esos juegos y charlas propios de niñas de la misma edad, en un hotel grande, un paisaje hermoso y una gran piscina que se prestaban a los juegos. También había un grupo de muchachos, liderados por un chico de Jujuy.
Entre nosotras habitaba la belleza. Rubia, de pelo blanco y largo, ojos claros almendrados y unas facciones que parecían dibujadas. Valeria era así de hermosa, pero también era una niña. Y como niña tenía un lindo carácter fuerte, y se notaba que había recibido una educación clásica.
Una tarde, el grupo de chicas, sin Valeria, me arrinconó y me "repitió", supuestas iniquidades que ella había dicho sobre mí.
La manzana de la Discordia había sido echada.
Estábamos en una colina. Valeria llegaba hasta nosotras.
Le hablé, le repetí lo que me habían dicho. Me miró con un claro asombro y lo negó.
Señalé a las otras chicas. Dije- Ustedes.
También negaron, culpables.
Fue hace muchos años. Un día vi una cara conocida en una publicidad y después me acostumbré a verla, avisos televisivos, conduciendo programas en España e Italia, y una larga lista de sucesos que demuestran que la Venus de la Colina, la pequeña Helena de Troya, huyó veloz y riendo, de la Manzana de la Discordia.
El blog de Paula Ruggeri. Contacto: paula.ruggeri743@gmail.com
martes, 17 de mayo de 2016
miércoles, 11 de mayo de 2016
CARTA AL NAVEGANTE
Carta al navegante que
partió
Al
Navegante Solitario, en el mar que lo encuentre:
Me hiciste una pregunta y te contesto con esta carta.
Te escribo la respuesta en verso, las palabras desnudas son tan pobres.
Hablaste del misterio de la mujer, de mi secreto insondable: es tan sencillo,
hombre, conocer el misterio cuando se quiere saber. Pero si sólo quieres irte
lejos, retornar al mar, en soledad, la mujer seguirá guardando su misterio,
porque es todo lo que le dejas.
Pero yo tengo
otro secreto. Tal vez hay rencor en mis versos, o simplemente sí, hay rencor,
pero tengo una disculpa: un hombre, para una mujer solitaria, es sólo un sueño
del que nunca es dueño. Por eso no sabes, mientras navegas por los mares allá
lejos, qué consistencia tuvo el sueño que fuiste, cómo se proyectaba, gigante,
tu forma en los bosques de mi imaginación. ¿Y si ese es el misterio que te
inquietaba y que tal vez una sirena lejana te revele, cantando para ti? La
imaginación te hizo más héroe de lo que eras en realidad, tan sólo un Ulises
cansado, un Ulises hambriento de una tabla de salvación por una noche, de un
refugio de calor por una noche, de un puerto donde amarrar por una noche, por
una sola noche.
Y por la mañana te fuiste, dejando el bosque umbrío,
más solitario, más inerme en su desnudez.
Y así te
escribí estos versos, desde mi desnudez, contestándote como puedo tus preguntas
inquietas, como deben ser las preguntas que se dicen por única vez y sin
esperar respuesta, porque una respuesta así, marinero, puede demorarte años en
el puerto...O tal vez, preguntas, marino, una y otra vez, a distintas mujeres
puerto en costas lejanas y extrañas para mí. Te escribí esta respuesta y
disculpa, tal vez nunca te llegue.
Saber qué quisieras
Hombre que aciertas
Navegar la Vida
Y dejarla muerta
Tan tibias aguas
Heladas se vuelven
Al ser navegadas
Por marinos crueles
Por decirte tan sólo
Hombre, que tan duro eres
Que labios tan dulces
Se vuelven crueles
Que parir puede un alma
Rencores inmensos
Y que no sólo el dolor
Nos vuelve mujeres
Por decirte tanto
Mi voz ronca se vuelve
Y dolor mis ojos
Y violentas mis sienes
Y yo me vuelvo loba
Y sólo tú no te vuelves
Mientras tu espalda se aleja
Te vas preguntando
Qué oscuro misterio
Que son las mujeres
Nunca llegas tan profundo
Cuando amas
Como cuando amando hieres
Así abres la puerta de la oscura cripta
Sangre que piedra helada
Volvieron los siglos
Ocultas esmeraldas
Brillantes amatistas
Tesoro del odio
Y del desprecio
Otro pagará
Lo que tú has hecho
La mujer
domingo, 1 de mayo de 2016
DIVINA OBSESION
Anoche mientras
dormía
Soñé ¡ divina
obsesión!
Que mi manto te
cubría
Y que el Azar se
llama Dios
Y solitaria navega tu
barca
Por el mar azaroso
del temor
Y que ese mar es mi
feudo
¡ Y el océano reino
yo!
y tormentas te
acechaban
tormenta que te envié
yo
por naufragar tu
barca
en la isla del Buen
Dolor
y te cubro con mi
manta
a ti, desnudo como un
dios
o desnudo como un hombre
cuando lo sueño yo
Y amaina la tormenta
Y tu barco naufragó
Anoche mientras
dormía
Olvidé mi triste
obsesión
Que sola y helada
lloro
Porque el Azar es mi
señor
Y porque él me lleva
y me lanza
A tormentas donde no
hay Dios
Y en negro océano,
furia y tormenta
Yo me muero sin
perdón
Dime hoy, que estoy
despierta
Que soñar es mi razón
Que sola en negra
tormenta
A oscuras yo canto
amor
Que mi reino es el
océano
Porque así lo quiero
yo
Y que mi palacio es
una isla
Y en la isla reino yo
Y cuando naufragas
cada noche
Solo en la tormenta,
sin salvación
Soy un refugio de
tibieza y consuelo
Soy un abrazo de
blanco encantamiento
Soy una reina
desnuda, coronada por el viento
Y fuerte como eres te
rindes en mi seno
Y la tormenta amaina
¡ bello don del cielo!
Amaina entre mis
piernas ¡ divina obsesión!
Amaina la tormenta
pues mis labios son tu dueño
Y el azar se llama
Dios
domingo, 24 de abril de 2016
PARA UNA HISTORIA DE LAS HADAS
HADAS
¿Qué tienen en común la bondadosa
madrina de la Cenicienta con la funesta Morgana del ciclo artúrico? ¿En qué se
parecen las terroríficas banshees a la damisela celeste que concede sueños a
Pinocho? Todas ellas son hadas, seres femeninos extraterrenos, de poderes
mágicos y misteriosos, que acompañan al hombre desde tiempos remotos. Sus
sentimientos, pecados y debilidades las hacen humanas, pero su poder y su
misterio son sobrenaturales.
Son
mujeres etéreas, de larguísimas cabelleras, de pie diminuto y talle esbelto y
de piel traslúcida como el género que las viste.
Las
hadas aparecen con distintos nombres en muchas culturas, estas mujeres
fantásticas y casi fantasmales vivieron tanto en las tierras de Escocia como en
la Grecia antigua o entre pieles rojas y esquimales. En Grecia se emparentan
con las dríades y con la diosa Hathor en el antiguo Egipto. Tienen semejanza
con ellas también las apsaras y gandharvas de la mitología hindú y se parecen a
otros seres fantásticos femeninos como las ninfas, las ondinas y las veelas. La
condición común de todas ellas es una belleza misteriosa y una seducción
peligrosa, incluso a su pesar. Son muchos los relatos donde un mortal gana el
amor de una de ellas y lleva a uno o a ambos a un destino trágico.
Las hadas son inmortales, tienen el
poder de vaticinar el futuro y también de cambiarlo. La palabra hada proviene
del latín fata, que significa
destino. Las fatae o sibilas acompañaron las cohortes romanas en sus conquistas,
determinando su destino y haciendo profecías. Con su raíz latina existe el hada
castellana, la francesa fée, la alemana Fee y la inglesa fairy. En general se las consideró bondadosas, pero
también hay hadas oscuras, irascibles y astutas, maestras en la magia negra que
aparecen entre humaredas causando la desgracia y persiguiendo sus propios y
malignos fines. Un ejemplo es el hada Morgana de la tradición Artúrica. Su
oponente es la reina buena de las hadas, la tenue y misteriosa Dama del Lago,
pero esta, como la muestra Thomas Mallory, tiene una naturaleza ambigua que en
ocasiones está más allá de bien y mal y una femineidad misteriosa como sus
fines, por siempre secretos.
El tamaño de las hadas varía,
algunas miden apenas unos centímetros, otras tienen la estatura de una persona.
Una
de su costumbres , muy cruel, es raptar bebes humanos para criarlos ellas, está
el famoso caso de Lancelot, criado por la Dama del Lago, la Reina delas Hadas
del relato artúrico. Han raptado también hombres adultos. Como el tiempo en el
Reino de la Hadas transcurre mucho más lento que en nuestro mundo, cuando
vuelven a la vida humana se produce una paradoja: estos humanos no han
envejecido y tal vez sus hijos si.
El
hada más popular es la concebida en el Renacimiento, esencialmente buena,
vestida de blanco o azul como una princesa, que hace apariciones súbitas y
maravillosas siempre para ayudar a simples mortales en difíciles situaciones.
Este es el hada que dio nombre a todo un
género de cuentos y que nunca dejó de aparecer...
No
todos las consideran herederas de las ninfas griegas y las indias apsaras,
también se creyó que se trata de ángeles arrastrados ala rebeldía por Satanás,
pero que no eran tan malos para merecer el Infierno, la tierra sería para ellos
un suerte de limbo donde viven eternamente suspendidos bajo forma femenina.
Otros dicen que son espíritus de niños muertos antes de ser bautizados, serían
espíritus buenos que acompañan a los vivos ayudándolos.
Las hadas no solo hacen su aparición
en las noches de luna llena, también han hechizado poetas y escritores, así
conocemos a Titania, la reina de las hadas de Sueño de una noche de verano,
de William Shakespeare, a la diminuta Campanilla de Peter Pan, la novela de J.M. Barry. También es famosa el Hada Azul
que concedía dones a Pinocho, de
Carlo Collodi.
FAYRY, LOS ORÍGENES
DE UNA PALABRA Y UNA DISCUSIÓN FANTÁSTICA
La palabra inglesa fayry, tiene un uso muy extendido. No
solo significa hada, también abarca, como un nombre de familia, a todo un mundo
mítico de habitantes de los bosques y los lagos y las pequeñas colinas,
duendes, gnomos y hadas que a veces reciben el nombre común de seres feéricos,
por tener el mismo origen y formar una sola comunidad de seres, un pequeño
mundo en interrelación con los humanos. Los elfos también tendrían el mismo
origen, y en su génesis serían aquellos ángeles caídos más benévolos que no
merecieron el infierno y aguardan el día del Juicio Final.
Veamos como lo filólogos le
atribuyen distintos orígenes a la palabra fayry,
aunque estén de acuerdo en cuanto a su acepción.
Según algunos que gustan de remontar
toda palabra a fuentes clásicas, la palabra deriva de una expresión griega que
es lel nombre homérico de los centauros. O toman en cuenta la última sílaba del
nombre griego de las ninfas, feé, como posible origen de la palabra. Hay quien
la deriva de voces hebreas, no falta quien la encuentra en una antigua voz del
anglosajón antiguo, fanan, cuyo significado en viajar, ir .
Finalmente, algunos le atribuyen un
pasado celta.
Pero uno de los orígenes que se han
tenido en cuenta es la siguiente interesante hipótesis, bastante respaldada y
que presentamos a continuación.
En la lengua persa ciertos espíritus
femeninos, benévolos y de gran belleza, capaces de volar pues poseen alas ,
semejantes a las hadas europeas, se llaman peri.
Los árabes, que en su alfabeto no tiene la letra p, reemplazan todas las
palabras que tengan el sonido p por la letra f. A estas hadas, entonces, las
llamaban feri. Durante las cruzadas,
los guerreros y peregrinos cristinos peleaban contra los llamados paganos,
soldados que solo hablaban el árabe. Al regresar a su país origen, los cruzados
veteranos narraban las maravillosas historias de las hadas orientales, con la
palabra feri del árabe-persa. También
se ha identificado a Morgana con la maga persa Mejan Peri, conocida en todo
Oriente.
VIVIAN Y MERLÍN
Merlín era un hombre
anciano y comenzaba a sentir el cansancio, el cansancio de su vida consagrada a
otros, el cansancio de sus portentosas hazañas, el peso del Libro de la
Sabiduría que llevaba entre sus ropas, que había heredado de los misteriosos
demonios que lo habían concebido en el vientre de una joven inocente y le
habían dejado sus poderes junto con la bondad de esta. El cansancio de no haber
amado nunca a mujer alguna.
Cuando sintió necesidad de ser amado
comprendió que había llegado la hora de morir.
La enfermedad se había adueñado del
mago Merlín. El hombre más poderoso sufría dolor y debilidad. Se retiró al
refugio que había preparado hacía años, cuando la sombra y la quietud de la
muerte eran aún lejanas, el descanso en el lecho seco de un arroyo guarnecido
por hechizos, donde su precioso libro, su poderoso secreto podía estar
protegido, ya que era muy peligroso en manos que no fueran las suyas. En él
estaban la Cartografía de su cielo del norte, donde figuraban las magnitudes y
distancias de aquella constelación del dragón, que se vio solo una noche, la
noche que él predijo la vida y la muerte de Arturo y el mapa de la Vía Láctea,
con descripciones detalladas de las corrientes, vientos y puentes que la
atraviesan; el relato mágico del Grial, solo tocando sus páginas se lo podía
contemplar y ver donde se hallaba. Merlín no quería dejarlo en poder de nadie,
pero no era posible destruirlo. Debía llegar el día ,milenios más tarde, en que
él mismo volvería a tomarlo entre sus manos para indicarle el camino al joven
rey que habría de renacer.
Nadie podía penetrar
su último lecho rodeado de las más erizadas dificultades. Nadie excepto Vivian,
la reina de las hadas. No podía hacer de su refugio un fuerte inexpugnable, la
sabiduría de Merlín, casi infinita, alcanzaba todo lo posible, pero no dominaba
lo imposible.
Sus últimos días,
que contaba con escrupulosa conciencia,
amenizaba con la compañía de su amigas las hadas. Mutuamente se contaban las historias
del lago que habitaban, historias de espadas doradas, de valientes caballeros y
de las damas amadas por ellos. Sobre todo ellas hablaban de Lancelot, con
orgullo materno, pues ellas lo habían criado. Merlín a veces sonreía con estas
historias y a veces también se ponía sombrío y taciturno. No temía nada de
ellas, que siempre habían sido sus amigas y que además no eran mujeres sino
espíritus. Pero lo alegraban o lo entristecían sus arranques y sus melodiosos
cantos, casi terrenos.
-Con toda tu sabiduría,
le dijo una de ellas, al ver una sombra en su rostro anciano, después de oír de
su labios un poema amoroso-con toda tu ciencia, has podido descifrar los
destinos en el Cielo, y guiar a los hombres en las mas extraordinarias
aventuras, pero la aventura mas conocida por hombres y mujeres, por los mas
ignorantes y pobres entre ellos, esa no lo puedes entender.
-Es demasiado tarde
ya-murmuró Merlín.
La Dama, llamada a
veces Vivian, lo tomó de la mano, callosa y anciana, carente de belleza, y
ambas, la pequeña y gentil mano del hada y la envejecida del sabio, formaron
por un momento una sola. Merlín retiró su mano, con un temblor convulsivo y
ella suspiró, alejándose.
-Me has rechazado-le
reprochó mientras retrocedía y se empequeñecía-Ya no te haremos compañía. Pero
cuando estés agonizando ( toda tu ciencia no logrará apagar el dolor ni
restañar tu sangre), llámame. Y yo aliviaré tu dolor, pidiendo muy poco a
cambio.
Y desapareció bajo
las aguas.
-Vivian-suspiró
Merlín. Había llegado arrastrándose del campo de batalla, donde había sido
herido, donde por primera vez había matado. Perdía sangre por las grietas
abiertas en la coraza, vestida por primera y última vez. El Rey había muerto y
ahora solo cabía reposar hasta el día en que volvería, pero el dolor era grande
y el reposo no era consuelo. Sus heridas eran mayores que su conocimiento y
como todo hombre, quería el consuelo de la mujer a su lado, y como todo ser
humano, quería alivio para sus heridas y lo horrorizaba el final, aunque
esperado.
-Vivian- gritó pero
su voz era débil.
-Aquí estoy-susurró
una voz y una mujer se halló junto a él.
-No eres Vivian-dijo
Merlín, perdiendo toda esperanza.
-Sí-le dijo ella
mientras inclinaba sobre él la rubia cabellera húmeda, permitiendo percibir su
carne, palpitante y blanca.-Soy Vivian pero por primera vez, al haber peleado y
asesinado, tú eres un hombre, por lo que he venido como una mujer.
Merlín se desvaneció.
Vivian lo despojó de su armadura y recogiendo al débil y transido anciano, lo
cargó hasta su lecho, blando y cubierto de hierbas. Lavó sus heridas.
-Dime donde guardas
el Libro de la Sabiduría-habló ella calma y segura-y morirás pacíficamente. De
lo contrario, no sabré como evitar que sufras dolores peores que los que te
atormentan.
Merlín gimió.
-Necesito tus
secretos o no podré aliviarte el dolor. A cambio te daré el único conocimiento
que te falta poseer.
-¿Cuál es ese
conocimiento?
-Yo-respondió ella
gravemente- Puesto que he llegado hasta aquí, sorteando todos los obstáculos y
peligros que tan concienzudamente colocaste en mi camino, te merezco, mago. Te
doy la oportunidad de morir como un hombre y es muy poco lo que pido a cambio.
-Me pides toda mi
vida.
-Debes entregarla,
porque ha llegado tu muerte.
-Muy poco ofreces a
cambio.
Ella retiró su mano
ensangrentada. Su rostro se ensombreció. Lanzó una carcajada y despareció la
mujer, abriendo paso a la frágil Dama del Lago.
-Tu lo has
pedido-dijo.
Merlín sufrió lo que
nunca sufrió hombre alguno, bajo la mirada atenta de la Dama del Lago, que
esperó pacientemente las palabras que en su agonía murmuró, haciéndole la dueña de sus secretos.
Ardió Camelot, pero no el Reino de
las Hadas.
domingo, 3 de abril de 2016
LAS HADAS DEL MUNDO HINDÚ
Mi primer libro publicado fue un puñado, precioso, de mitos y leyendas sobre criaturas mitológicas. Compilar y adaptar cada historia y relato fue uno de los más complejos y agradables trabajos que me tocó en este ejercicio de pensar y luego teclear...
Una de las historias que amo es ésta, la de las apasaras, los seres mágicos del agua del viejo universo hindú. Y en particular, esta pequeña y hermosa historia de Urvasi y Pururavas, casi, la leyenda inextingible del amor humano...
LAS APSARAS
Las
apsaras eran seres semejantes a las hadas o las ninfas, antiguas habitantes de
la cosmogonía hindú. Aparecen en
antiguos relatos vedas, contados en sánscrito, como figuras celestes que
intervenían en la vida de los mortales. Algunos estudiosos creen que ellas son
las primeras hadas, testimonios de antiguas migraciones que las llevaron a ser
ninfas en Grecia y que de allí se expandieron por toda Europa. En todo caso sus
similitudes con otros seres fantásticos femeninos como hadas y ondinas, son
indudables, así en las distintas traducciones y versiones de la historia de la
apsara Urvasi y el mortal Purûravas, se le da a la primera el nombre de hada o
ninfa. Urvasi, la inmortal enamorada del mortal, sería un antigua
representación de la Aurora, según algunos relatos. La que presentamos es una
de las versiones más antiguas de un mito que fue luego tomado por muchos poetas
hindúes. La historia de Urvasi y su amor humano es similar a muchas historias
semejantes, entre hadas occidentales y hombres, entre ninfas y hombres o
sirenas y hombres. El suave aroma a tragedia del amor de seres femeninos
inmortales por hombres mortales, (la improbable y conflictiva unión de dos
mundos),atenuado por su componente fantástico, ha seducido a poetas y
narradores de todas las culturas. Es interesante y justa esta cita de Carlyle:
“Aunque la tradición
pueda tener no más de una raíz, crece como una higuera y llega a formar un
laberinto de árboles que se extiende por encima de todo”
Esta versión de la historia de la apsara y el
mortal sea tal vez la más antigua, la tradujo Max Muller, el estudioso que
introdujo el conocimiento del sánscrito en Occidente. En ella aparecen también
los Gandharvas, seres fantásticos iguales en todo a las apsaras, pero de sexo
masculino.
URVASI Y PURÛRAVAS
Urvasi
, una especie de hada, se enamoró de Purûravas, el hijo de Ida, y cuando lo
encontró, le dijo: “Abrázame tres veces al día, pero nunca contra mi voluntad,
y que jamás te vea yo sin tus vestiduras reales; porque tal es la costumbre de
las mujeres.”
De esta manera vivió mucho tiempo
con él, y tuvo de él un hijo. Entonces sus antiguos amigos, los Gandharvas,
dijeron: “Esta Urvasi vive desde hace mucho tiempo con los mortales, hagamos
que vuelva.” Y como Urvasi y su amante tenían una oveja, con dos corderos,
atados a la cama, los Gandharvas robaron uno. Urvasi dijo.”Se llevan a mi
queridito, como si yo viviese en un país donde no hay héroe ni hombre.” Robaron
el segundo y ella volvió a hacer reconvenciones a su marido. Entonces Purûravas
miró y dijo: “¿Cómo la tierra donde estoy yo puede estar sin héroe ni hombre? Y
saltó desnudo ya que le pareció demasiado trabajo vestirse. En ese momento los
Gandharvas enviaron un relámpago y Urvasi vio sin vestir a su marido como a la
luz del día. Entonces ella desapareció. “Vuelvo”, dijo y marchó. Con el corazón
lacerado lloró su amor perdido, y se fue cerca de Kurukshetra. Hay allí un
lago lleno de flores de loto, Y mientras
el rey paseaba por las orillas, las hadas jugueteaban en el agua con forma de
aves. Urvasi lo vio y dijo: “Este es el hombre con el que yo he vivido tanto
tiempo” Entonces sus amigas exclamaron.”¡Aparezcamos delante de él!. Urvasi
consintió y aparecieron delante de él. El rey la reconoció y dijo: “Ay, mujer
mía. ¡quédate, cruel! Crucemos algunas palabras. Si no decimos ahora nuestros
secretos, no nos irá bien en lo sucesivo.” Ella le respondió: “¿Qué haría yo
con tus palabras? Yo partí con la primera de las auroras. Purûravas, vuélvete.
Yo soy tan difícil de atrapar como el viento.”
Él respondió con
desesperación: “¡Entonces yo, tu antiguo amigo, caeré para no levantarme nunca!
¡Me acostaré en el umbral de la muerte y me devoraran los ávidos lobos!” Ella
le respondió: ¡Purûravas, no mueras! ¡No caigas!. Que no te devoren los malignos
lobos. Cuando yo vivía entre los mortales bajo una forma diferente, cuando
estuve contigo durante cuatro noches de otoño, comí un día un trocito de
manteca y aún me dura el placer.” Así acabó por dulcificarse su corazón y dijo:
“Ven a mí la última noche del año; estarás conmigo durante una noche y te
nacerá un hijo”. Él fue la última noche del año a las doradas mansiones y
cuando estuvo solo, le dijeron que subiese y entonces le enviaron a Urvasi.
Ella le dijo entonces: “Los Ghandarvas te concederán mañana un don, elige.”. El
dijo: “Elige tú por mí”. Ella respondió: “Diles: que yo sea uno de vosotros”.
A la mañana siguiente, temprano, le
concedieron un don; pero cuando dijo: “quiero ser uno de vosotros”, le
respondieron: “El fuego sagrado, por medio del cual podría el hombre cumplir un
sacrificio y hacerse uno de nosotros, no les es conocido aún.”
Entonces iniciaron a Purûravas en
los misterios de cierto sacrificio y cuando lo hubo cumplido, se hizo uno de
los Ghandarvas”
lunes, 21 de marzo de 2016
REBECA
Rebeca se pone sus sandalias doradas de taco alto antes que ninguna otra cosa. Camina, con su piel amada por el sol como otro amante, y frente al espejo se coloca el labial intensamente rojo.
Luego retorna y elige un interior de gasa siempre transparente y siempre del color mismo de su piel.
Un vestido blanco con vuelo y sin mangas.
Un impermeable estilo trench color tiza.
De un perchero descuelga su bolso Yves Saint Laurent, y guarda un libro llamado Beauté en Voyage...
Dentro del bolso también hay un labial rojo cardenal, preservativos y unas pastillas de menta..también una diminuta, imperceptible cápsula de cianuro.
Rebeca abre la puerta del piso.
Sus largas piernas doradas dan largos pasos.
REBECA es mi nueva novela. Espero que pronto esté entre ustedes...
Luego retorna y elige un interior de gasa siempre transparente y siempre del color mismo de su piel.
Un vestido blanco con vuelo y sin mangas.
Un impermeable estilo trench color tiza.
De un perchero descuelga su bolso Yves Saint Laurent, y guarda un libro llamado Beauté en Voyage...
Dentro del bolso también hay un labial rojo cardenal, preservativos y unas pastillas de menta..también una diminuta, imperceptible cápsula de cianuro.
Rebeca abre la puerta del piso.
Sus largas piernas doradas dan largos pasos.
REBECA es mi nueva novela. Espero que pronto esté entre ustedes...
viernes, 29 de enero de 2016
Noches de Oriente
En las cálidas noches
de verano
Me quiebro sobre tu
sombra
Y te entrego mis labios
Me pareces el Oriente
En las cálidas noches
de verano
Me pareces dorado
Yo desmayo durante esas
noches
Y juro mi amor a Baco
En las cálidas noches
de verano
Yo me curvo y como las
flores
Me quiebro rápido
Y soy el fruto que
palpita en tu boca
Y me abro como un río
Que corre sin descanso
Y grito como la
rompiente
En las cálidas noches
de verano
Yo te tengo en mi seno
y mi garganta
Es puro limo dorado
En las cálidas noches
de verano
Soy como la corriente
del arroyo
Soy como la hierba
húmeda
Soy puro limo dorado
sábado, 9 de enero de 2016
Estela y el puente bajo las estrellas
Era mi compañera de banco, en épocas aún de guardapolvos blancos. El colegio estaba en el barrio de Belgrano, y a pesar de ser un barrio prestigioso, el Roca era un colegio secundario con muy mala fama...Y dentro del colegio con mala fama, yo tenía una mala fama espantosa: blanca en territorio de bronceadas. A pesar de eso, hice amigas de oro, Gilda, María Eugenia, entre otras chicas. Y Estela.
Estela era de origen indígena y alemán, si la memoria no me falla, y tenía una larga y espesa cabellera negra que cuidaba con esmero. Aparte, sus largas y curvas pestañas estaban siempre cargadas de rimmel....Y eso era todo.
En cuanto a mi, era una chica pálida de largo pelo castaño, que pasaba el tiempo fuera de la escuela en la biblioteca vecina y de Kierkegaard a Leibniz, pasando por Agatha Christie y Asterix, leía practicamente de todo.....Era Mortisia hasta los exámenes: ahí hasta el más bruto conmigo se transformaba en caballeroso amigo.
Pero este no es el asunto de este post.
Un día en los dos bancos vecinos de la larga caballera negra y del ondulado pelo castaño, empezó una conversación que marcaría el inicio de mi novela El jardín de las delicias, más de veinte años después.
-¿Vos viste un incendio?-me dijo Estela- Eso no es nada comparado con la quema.
¿Qué es la quema?
-Estela me mira con disimulado desprecio.
-Dónde queman la basura- Es una llama gigante que llega hasta el cielo. Se ve a los basureros como sombras de muñequitos diminutos que caminan frente al fuego.
-La tomé del brazo. -
-Estela,, llevame....
Cada día.
-Llevame a la quema Estela.
-D'accord-dijo un día, imitando a la profe de francés. Decí en tu casa que te quedás a dormir en la mía.
Mis padres me dejaron. No eran prejuiciosos, pero creo que su memoria de las villas atrasaba. Estela vivía en Villa Fiorito, la villa a la que Maradona dio fama.
.-Primero vamos a Pompeya y cruzamos el Puente Alsina.
Cuando vi el puente me quede sin aire antes de empezar a subir.
La noche había caído.Subimos una escalera altísima y cuando llegamos arriba, saltábamos entre los tablones flojos de madera.
Abajo el río.
Arriba las estrellas.
Me detuve a mirar, maravillada. El cielo era río y el río cielo.
-Paula. ¡Hay un hombre allá!.
Mire y era cierto, venía hacia nuestros luminosos guardapolvos blancos.
Corrimos varias decenas de metros saltando huecos que nos podían matar. Con nosotras estaban Huck y Tom, en espíritu.....
Ya no recuerdo si para llegar a Puente la Noria tomamos un colectivo....Puente la Noria era oscuro, con barracas de madera dónde se vendía vino de barril, con piso de tierra, con más sombras y melancolía que un tango....
Ahora sí, tomamos el colectivo que iba a Fiorito y pasaba por la quema. Hora, 10 de la noche.
Estela estaba muy nerviosa, sabía cosas que yo no sabía.
-No dejes de mirar la ventana-advirtió-son sólo unos segundos.
Fueron sólo unos segundos.
1985. Figuras de fragilidad de marionetas se dibujaban contra una inmensa columna de fuego....
"esa humareda hería la paz de su refugio recordándole su lugar, su precariedad" Escribí en el año 2006.En una novela llamada El jardín de las delicias.
Caminamos en la oscuridad total por las calles de Fiorito, de tierra, con grandes zanjas.
Cuando entramos en la casa, la madre de Estela se espantó.
¡Cómo vienen a ésta hora! Pensé que te habías quedado en lo de Paula....
Comimos sin hambre.
Nos acostamos.
Estaba durmiendo cuando oí estampidos.
-¿Qué es eso?- pregunté.
-Tiros- dijo Estela
Dormimos.
Estela era de origen indígena y alemán, si la memoria no me falla, y tenía una larga y espesa cabellera negra que cuidaba con esmero. Aparte, sus largas y curvas pestañas estaban siempre cargadas de rimmel....Y eso era todo.
En cuanto a mi, era una chica pálida de largo pelo castaño, que pasaba el tiempo fuera de la escuela en la biblioteca vecina y de Kierkegaard a Leibniz, pasando por Agatha Christie y Asterix, leía practicamente de todo.....Era Mortisia hasta los exámenes: ahí hasta el más bruto conmigo se transformaba en caballeroso amigo.
Pero este no es el asunto de este post.
Un día en los dos bancos vecinos de la larga caballera negra y del ondulado pelo castaño, empezó una conversación que marcaría el inicio de mi novela El jardín de las delicias, más de veinte años después.
-¿Vos viste un incendio?-me dijo Estela- Eso no es nada comparado con la quema.
¿Qué es la quema?
-Estela me mira con disimulado desprecio.
-Dónde queman la basura- Es una llama gigante que llega hasta el cielo. Se ve a los basureros como sombras de muñequitos diminutos que caminan frente al fuego.
-La tomé del brazo. -
-Estela,, llevame....
Cada día.
-Llevame a la quema Estela.
-D'accord-dijo un día, imitando a la profe de francés. Decí en tu casa que te quedás a dormir en la mía.
Mis padres me dejaron. No eran prejuiciosos, pero creo que su memoria de las villas atrasaba. Estela vivía en Villa Fiorito, la villa a la que Maradona dio fama.
.-Primero vamos a Pompeya y cruzamos el Puente Alsina.
Cuando vi el puente me quede sin aire antes de empezar a subir.
La noche había caído.Subimos una escalera altísima y cuando llegamos arriba, saltábamos entre los tablones flojos de madera.
Abajo el río.
Arriba las estrellas.
Me detuve a mirar, maravillada. El cielo era río y el río cielo.
-Paula. ¡Hay un hombre allá!.
Mire y era cierto, venía hacia nuestros luminosos guardapolvos blancos.
Corrimos varias decenas de metros saltando huecos que nos podían matar. Con nosotras estaban Huck y Tom, en espíritu.....
Ya no recuerdo si para llegar a Puente la Noria tomamos un colectivo....Puente la Noria era oscuro, con barracas de madera dónde se vendía vino de barril, con piso de tierra, con más sombras y melancolía que un tango....
Ahora sí, tomamos el colectivo que iba a Fiorito y pasaba por la quema. Hora, 10 de la noche.
Estela estaba muy nerviosa, sabía cosas que yo no sabía.
-No dejes de mirar la ventana-advirtió-son sólo unos segundos.
Fueron sólo unos segundos.
1985. Figuras de fragilidad de marionetas se dibujaban contra una inmensa columna de fuego....
"esa humareda hería la paz de su refugio recordándole su lugar, su precariedad" Escribí en el año 2006.En una novela llamada El jardín de las delicias.
Caminamos en la oscuridad total por las calles de Fiorito, de tierra, con grandes zanjas.
Cuando entramos en la casa, la madre de Estela se espantó.
¡Cómo vienen a ésta hora! Pensé que te habías quedado en lo de Paula....
Comimos sin hambre.
Nos acostamos.
Estaba durmiendo cuando oí estampidos.
-¿Qué es eso?- pregunté.
-Tiros- dijo Estela
Dormimos.
martes, 8 de diciembre de 2015
El vuelo de José Condorcanti
No es nada difícil recordarte, José. Eras quechua (y en una
dimensión sos quechua). A lo largo de varios años prometiste leerme la mano:
recuerdo que practicabas la quiromancia sólo los jueves. Pero todos los jueves
que fui a la biblioteca dónde trabajabas, altos motivos atmosféricos alteraban
los altos campos astrales. Si llovía, los espíritus ancestrales no permitían la
lectura, tampoco si había viento norte. Como sea, nunca cumpliste tu promesa, y
no obstante, hiciste por mí algo mucho más hermoso: me adoptaste. Como sobrina
de honor, por lo cual, me anunciaste que entonces, yo también era quechua.
Lo llevé con gran orgullo. A los catorce años fue por
primera vez a una manifestación de Movimiento Juventudes Indígenas. Caminé
siempre sola, sin hablar con nadie, a veces sentía ( sólo sentía) miradas de
soslayo con tacto de terciopelo. Algo complicado de describir o contar.
Ser la sobrina de José tuvo sus anécdotas graciosas. Un día
se detuvo en el puesto de libros de mi hermano Diego, y ahí estaba mi hermana
María. “No sabés, vino un tipo, vio tu nombre en la tapa de la Revista Cuasar y
me dijo, Paula Ruggeri es mi sobrina”…Y entonces le conté por primera vez de
José.
En las manifestaciones, si el asunto eran los Derechos
Humanos, lo encontraba siempre. Recuerdo una enorme manifestación una
primavera, era, creo, 1998… José me tomó del brazo y camino derecho conmigo
atrás contra el paso de una enorme columna de gente. Adelante iban dirigentes
envueltos en una enorme bandera de letras celestes. Y José chocó (y yo
también), con la gran bandera…¡y se puso a hacer una presentación formal de mi
persona a uno de los dirigentes! Y se detuvo toda la columna…
Nos reímos mucho y después fuimos a unirnos a una pequeña
columna indígena. Y se puso a bailar. Lo hacía muy bien, de traje y maletín…
Su documento decía José Lanusse. En su Jujuy natal, un día
tuvo que renovar el documento, y el cretino del empleado le dijo. Condorcanti
no es un apellido. Y en consiguiente, le puso el apellido del entonces
presidente de facto, Gral Lanusse.
Te debía esta página, José.
Una noche soñé que mis hijos mi compañero y yo volábamos,
inmateriales como un soplo, sobre una planicie rocosa, roja y azafrán …..Me
sentía libre, con alas de cóndor y la risa en la boca y sentí que a mi lado,
mis hijos y mi compañero se sentían como yo…
Desperté, y sentí que tenía que resguardar ese sueño…
Sólo al día siguiente supe que habías muerto.
En tu despedida hubo inciensos, comida, tu hermana que lloraba
y tus compañeros indígenas. Hablaron por turno, habían compartido contigo una
vida de lucha. Al terminar, invitaron a hablar a los hermanos blancos.
No pude, José, tenía un nudo en la garganta. Pero sí quería
hablar y lo hago hoy.
Es pobre y mezquino un mundo de un solo color. Es pobre y
mezquino porque sólo separa por color a la gente para poder robar, matar, y
violar. Crímenes, pecados, más fáciles de aceptar cuando han pasado quinientos
años y no sirven más que para limpiar conciencias, tirando estúpidamente
monumentos, con una visión de águila para todos los símbolos, y una ceguera
perfectamente blanca para minimizar hablando en voz baja de costos políticos,
las muertes y las golpizas de hoy. El progreso, (sin ismo), siempre se llevó
por delante esas vidas, ¿no?
Estos son hechos:
En este blog entran personas de todo el mundo. Es preciso
que el mundo mire a los Quom, pueblo digno como pocos que soporta un maltrato que
parte de la Argentina apenas quiere mirar.
Siempre estuve con ustedes, José. Y eso no cambió.
jueves, 26 de noviembre de 2015
Naúfragos de un mismo barco
Algunas (pocas), de sus caras las conozco. Otras para mi son navegantes silenciosos, con los que comparto retazos hechos de palabras, maderos flotantes de poesía: ustedes son naúfragos del mismo barco que yo.
A veces me equivoco.
A veces pongo un cuento demasiado largo.
A veces pongo un poema demasiado corto.
Simplemente sepan que todo mi salario por este trabajo es la satisfacción del trabajo bien hecho.
La mujer que escribe es la de los retratos. No se porqué, el blog no es el mismo sin esas fotos que renuevo cada tanto. Tal vez las poetas son un poco mujeres y un poco sirénidas y eso lo explica.
Disfruto de ver la estadísticas del blog, como de un maestro que aprueba con la mirada.
Disfruto aún más el feedback, (gracias Carlos Ferro, gracias Hugo Celati).
Hoy estoy acá para agradecer.
No importa lo que escriba, ustedes me visitan.
Y eso es invalorable.
A veces me equivoco.
A veces pongo un cuento demasiado largo.
A veces pongo un poema demasiado corto.
Simplemente sepan que todo mi salario por este trabajo es la satisfacción del trabajo bien hecho.
La mujer que escribe es la de los retratos. No se porqué, el blog no es el mismo sin esas fotos que renuevo cada tanto. Tal vez las poetas son un poco mujeres y un poco sirénidas y eso lo explica.
Disfruto de ver la estadísticas del blog, como de un maestro que aprueba con la mirada.
Disfruto aún más el feedback, (gracias Carlos Ferro, gracias Hugo Celati).
Hoy estoy acá para agradecer.
No importa lo que escriba, ustedes me visitan.
Y eso es invalorable.
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