LA VISITA DEL
UNICORNIO
Anoche volvió.
Por quinta o sexta vez consecutiva. la pregunta oscura. Anoche volvió y trajo
consigo rostros que quiero olvidar..
Los Censores.
Un censor puede
esconderse en cualquier lado. Un censor puede ser una maestra de escuela que
tacha en rojo, una bibliotecaria que da vuelta un viejo fichero para que nadie
pueda hurgar en sus rincones, un editor que escudado en oscuras razones
comerciales, tan oscuras como inexistentes, te rechaza un libro y te dice que
no servís para escribir...Hace años que no lo veo, recuerdo su nombre y no su
cara...Si alguien que lee esto piensa cómo él, puede decirlo...claro que lo
mucho escrito demostrará que escribo, ergo...escribo. La editorial que habían
dejado en manos de ese censor se fundió en poco tiempo. ¿Quién puede estar tan
loco de dejarle al censor, al sacerdote de las hogueras y al señor Tijeras un
emprendimiento editorial?
El censor también
puede ser un bestseller academizado "deja de escribir mariconadas con referencias
literarias". Por supuesto, serán referencias que él no entiende.Por que
ese es el censor: aquel que por no poder disfrutar de algo, no quiere que lo
disfrute nadie.El censor de libros es un lector herido en el corazón de la
comprensión: difusamente entiende que en ese libro, en ese poema, hay un
corazón que él apenas puede ver, un
fuego cuyo calor presiente pero no puede sentir, el censor no está totalmente
mutilado para la comprensión.
Está mutilado
para el disfrute de la comprensión.El Eros.
Así que tiene algo de ese cazador de aves que
no puede disfrutar de la magia de su vuelo pero si puede percibir que el ave
vuela: entonces dispara para verla caer.
Pero hablaba de
la visita del Unicornio.
Cada madrugada
que me encuentra despierta, cada noche que me pregunto para qué escribir, cada
hora de insomnio en que los fantasmas de los censores aparecen mientras lucho
por escribir un nuevo libro, aparece él, el Unicornio...
Tiene un solo
cuerno de plata y se materializa aéreo sobre esta mesa. Es pequeño y grácil y
no necesita hablar. Silenciosamente se posa sobre mi mesa, ésta dónde escribo
ahora, y con su cabeza elegante y grácil revuelve un poco entre las hojas
escritas.
Y me mira.
Su mirada es
cálida en la noche fría y en unos pocos segundos siento ese primer incendio que
sentí la primer vez que escribí un poema.
A todos nos puede
visitar el Unicornio. A una escritora, a un zapatero como mi amigo Elvio, a una
maestra de inglés como mi amiga Esther, a un actor como mi amigo Matteo...El
unicornio nos recuerda que nunca debemos permitir que la noche o el día nos
mutilen nuestro deseo de amar lo que hacemos.
La mejor poesía es la que se vive. No tengan
dudas de que si viven poetícamente aparecerán duros censores...
Pero amando escribimos la vida con caracteres
imborrables y cada línea nueva es una batalla librada a nuestro favor...con la
silenciosa presencia del Unicornio...