¿DÓNDE ESTÁS, BOB FOSSE?
Ah, cuando yo era joven. Vivía en Siberia, era feliz, no tenía
sífilis, no había conocido a Bob.
Fue aquí, en África.
Podía elegir a cualquiera, pero tuvo que ser él.
Me abandonó. Y aquí, en
el corazón de África, planeo mi siniestra venganza, con el latir de los
tambores del siniestro brujo de la tribu, quien gusta de la buena música cuando
se prepara esos estofados de antropólogo australiano como solo él lo sabe
hacer.
—Diablos, se dijo la escritora y arregló la cinta de
la máquina de escribir—Cómo conmover a la platea, esa era la cosa-Qué difícil.
Qué dura es la vida del artista. Y cómo están los mosquitos. Me gasto el sueldo
en espirales y repelentes que no sirven para nada. Y el calor no se aguanta
más: la remera se me pega al cuerpo pero si me la saco me van a ver los vecinos
porque mi cuñado no viene a ponerme la cortina.
Es una noche
calenturienta en África Ecuatorial y pican los mosquitos. Aquí en África la
vida es dura, pero además es corta. Maldición, cada aforismo que digo me
recuerda a Bob. No siempre la vida fue tan dura, después de todo. En realidad.
En fin, que en África no hay dinero para mosquiteros, el sueldo se te va
solamente en la quinina, y apenas hay que conformarse con cortinas de bambú.
Pero soy una mujer curtida y un mosquito de más o de menos no es nada para mí.
Si solo tuviera a mi Bob.
Suena el teléfono. La escritora
arroja al suelo un sombrero inexistente y lo patea. Es su cuñado, para decirle
que no puede poner la cortina hoy y que mañana Camila baila jazz en la escuela y si no sabe como se vestían las
bailarinas de jazz. Cómo habrán notado, el lema de la literatura de este
prodigio de escritora es que nada se pierde y todo se transforma.
Decía
que era una noche calenturienta y pican los mosquitos. ¿ Ya les hable de Bumba
Catunga? Lloro solitaria pero no estoy sola. Conmigo está Bumba Catunga, el fiel sirviente negro, que
ronca panza arriba. Si en un rato no lo despiertan los mosquitos, lo sacudiré
para que tome su quinina. Hace tanto calor que lloro y no se nota porque las
lágrimas se evaporan haciendo señales de humo que dicen “¿dónde estás, Bob
Fosse?” “Te cavaste la fosa, Bob Fosse”, “te arrancaré los ojos Bob etc...”
Bob Etc... salió a
comprar cigarrillos hace veinte años y aún no ha regresado. Ahora debe estar
mucho más viejo, prefiero al negro, pero se duerme. Es lógico, de día lo hago
trabajar. Pero no es como mi Bob Fosse. Él cocinaba, lavaba, planchaba. ¿Dónde
estás, Bob Fosse?
Las hienas ríen como mi
destino. ¿Estarán digiriendo a mi Bob
Etc.? Era tan pesado que podrían digerirlo veinte años. Era indigesto.
“ Bah, esto
es una porquería —se dijo la escritora—. El problema es que el negro está
dormido, por eso es aburrido. Si estuviera despierto sería más emocionante. Lo
voy a despertar.”
Tomé el látigo y le acaricié con él la
espalda.
—
Despierta,
Bumba Catunga—que quiere decir “hombre con rulos” —Necesito pasión ardiente. Si no me sirves,
arrancaré el tótem del poblado otra vez y después te tocará lavarlo.
—
No,
por favo—en su voz temblaba la súplica—Médico brujo hará mucho mal. Dice que ser
arpía chiflada.
—
Si,
soy arpía y me gusta serlo y me gustó mucho ese tótem la semana pasada, me
gusta más que vos, pero no quiero problemas con la tribu y si no me satisfaces,
te azotaré.
—
Entonces
azótame, me duele menos.
—
Ah, mond dieu. Maldito seas Bumba Catunga. No quiero lastimarte. Solo bésame.
—
Ama,
es que si solo te lavaras los dientes a la mañana...
—
Imbécil,
una aventurera como yo no se lava los dientes jamás. Bésame.
—
Con
la boca cerrada sí, ama.
—
Maldita
sea, quién dijo en la boca. ¿También querés que te haga un mapa?
—
Dice
médico brujo que francesa ser malvada.
—
Ahí
si me lavo, te lo juro.
—
Eso
dijo la semana pasada y no era verdad
—
Me
puse perfume.
—
No
insistas, amita, me duele la cabeza.
—
Maldición,
Bumba Catunga, empiezo a creer que eres un impotente, como dicen en el poblado.
Dime que no es verdad.
—
Es
verdad. ¿Me venderás nuevamente?
—
No,
Bumba Catunga. Tu conversación me agrada y encuentro que ese tótem me gusta
mucho.
—
¡No,
ama! ¡El tótem sagrado no! Médico brujo enojar. Quemar esta casa. Yo me voy.
(Sale corriendo)
Me
quedo sola. Las hienas ríen.
¡ Oh, Bob Fosse! — Mis ojos se llenan de
lágrimas— ¿Dónde estás, Bob Fosse?
¡Bien! —se dijo la escritora satisfecha y en eso el
viento le rompió dos ventanas y le arrojó las macetas al piso, sin que ella se
percate en su ensueño de gloria. “El éxito”...suspiró. “Función a sala
llena”...volvió a suspirar. “Con Cecilia Roth como la aventurera intrépida, y
Ricardo Darín como Bumba Catunga. ¿O Denzel Washington estaría mejor?”
Y
llena de confianza en el futuro, distraídamente aplastó un mosquito.