Escribí este prólogo para un libro de poemas que espero esté próximo.Lo acompaño con dos poemas.
PRÖLOGO
En 1979 yo era una niña de nueve años y muchas preguntas. Normalmente, las niñas las tienen. Mis padres me enviaban por las mañanas a una iglesia de aspecto medieval en la avenida Las Heras. Una de esas mañanas la catequista quiso dar su visión del Infierno.
“No es de fuego,
dijo. El infierno es no ver a Dios”.
Razoné entonces lo
siguiente: No vemos a Dios, por lo tanto, estamos en el Infierno. Y si no hay
diferencia entre esta vida y el infierno, ¿por qué deberíamos temerlo?
Lo complicado es
que además de razonarlo lo dije.
Obtuve un efecto
inmediato. Corrí en consecuencia. por los pasillos y las escaleras de la
iglesia delante de una turba de niñas angelicales.
Esa es la anécdota,
el comienzo de una búsqueda intensa, una larga disquisición en verso sobre el
Infierno y su opuesto o bien su fiel compañero, el Cielo.
Estos poemas dan
cuenta de esa búsqueda, en lecturas que van de Dante a Aubrey Beardsley, de
Coleridge a Delmira Agustini y en muchas horas, nocturnas las más veces,
escribiendo en cuadernos de espiral.
Algunos de estos
poemas fueron escritos en Barrio Samoré, otros en escritorios de la Biblioteca
Nacional Mariano Moreno. Dos lugares que tienen un poco de Cielo y otro poco de
Infierno.
Por último, quiero
agradecer profundamente a mis hijos, Dani y Ger, por tantos años de compañía y
aliento a su madre poeta.
Este libro va a dedicado a Luis Pestarini, mi
compañero.
En las cálidas
noches
En las cálidas noches
de verano
Me quiebro sobre tu
sombra
Y te entrego mis labios
Me pareces el Oriente
En las cálidas noches
de verano
Me pareces dorado
Yo desmayo durante esas
noches
Y juro mi amor a Baco
En las cálidas noches
de verano
Yo me curvo y como las
flores
Me quiebro rápido
Y soy el fruto que
palpita en tu boca
Y me abro como un río
Que corre sin descanso
Y grito como la
rompiente
En las cálidas noches
de verano
Yo te tengo en mi seno
y mi garganta
Es puro limo dorado
En las cálidas noches
de verano
Soy como la corriente
del arroyo
Soy como la hierba
húmeda
Soy puro limo dorado
Conjuro secreto
Si una voz te dijera
lo que al viento
susurro
que suaves mis manos
te esperan allí
donde mora el ensueño
y el secreto conjuro
en ardiente promesa
te entregara a mí
Si yo te dijera
que ayer por la noche
soñaba despierta
Que tu reina fui
Y que empuñé tu cetro
para hacerlo mío
Y abriendo mis labios
tu espada me hundí
Si yo te ofreciera
Mi sangre en mis sueños
Arrojada y desnuda
te dijera:
Bébeme
Y luego desmayara,
Amor y duelo,
gloria de una noche:
Traspásame
Al dios le duele el
amor secreto,
Roza con su espíritu de
llama
Mis piernas que te
abrazan en sueños
Y de fuego viste mi
corazón
El fuego que gime en
mis versos
La Antorcha divina
Que robó Prometeo
Este lento conjuro
Te beberá entero
La sencillez del pensamiento infantil contra toda la literatura teológica sosteniendo todo un cuerpo ideológico basado en la ciencia ficción que es la Biblia y testamentos
ResponderEliminarasí es. La historia continúa, me negué a tomar la comunión, pero terminé cediendo a la voluntad de los adultos. Décadas después, elijo este episodio para encabezar un libro de poesía. Gracias por tu comentario.
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