lunes, 16 de septiembre de 2024

Sobre el Cielo, tal vez el Infierno

Escribí este prólogo para un libro de poemas que espero esté próximo.Lo acompaño con dos poemas.

PRÖLOGO

 En 1979 yo era una niña de nueve años y muchas preguntas. Normalmente, las niñas las tienen. Mis padres me enviaban por las mañanas a una iglesia de aspecto medieval en la avenida Las Heras. Una de esas mañanas la catequista quiso dar su visión del Infierno.

“No es de fuego, dijo. El infierno es no ver a Dios”.

Razoné entonces lo siguiente: No vemos a Dios, por lo tanto, estamos en el Infierno. Y si no hay diferencia entre esta vida y el infierno, ¿por qué deberíamos temerlo?

Lo complicado es que además de razonarlo lo dije.

Obtuve un efecto inmediato. Corrí en consecuencia. por los pasillos y las escaleras de la iglesia delante de una turba de niñas angelicales.

Esa es la anécdota, el comienzo de una búsqueda intensa, una larga disquisición en verso sobre el Infierno y su opuesto o bien su fiel compañero, el Cielo.

Estos poemas dan cuenta de esa búsqueda, en lecturas que van de Dante a Aubrey Beardsley, de Coleridge a Delmira Agustini y en muchas horas, nocturnas las más veces, escribiendo en cuadernos de espiral.

Algunos de estos poemas fueron escritos en Barrio Samoré, otros en escritorios de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Dos lugares que tienen un poco de Cielo y otro poco de Infierno.

Por último, quiero agradecer profundamente a mis hijos, Dani y Ger, por tantos años de compañía y aliento a su madre poeta.

Este libro va a dedicado a Luis Pestarini, mi compañero.

 

 

 

En las cálidas noches

 

En las cálidas noches de verano

Me quiebro sobre tu sombra

Y te entrego mis labios

Me pareces el Oriente

En las cálidas noches de verano

Me pareces dorado

Yo desmayo durante esas noches

Y juro mi amor a Baco

En las cálidas noches de verano

Yo me curvo y como las flores

Me quiebro rápido

Y soy el fruto que palpita en tu boca

Y me abro como un río

Que corre sin descanso

Y grito como la rompiente

En las cálidas noches de verano

Yo te tengo en mi seno y mi garganta

Es puro limo dorado

 

 

En las cálidas noches de verano

Soy como la corriente del arroyo

Soy como la hierba húmeda

Soy puro limo dorado

 

 

Conjuro secreto

 

Si una voz te dijera

lo que al viento susurro

que suaves mis manos

te esperan allí

donde mora el ensueño

y el secreto conjuro

en ardiente promesa

te entregara a mí

 

Si yo te dijera

que ayer por la noche

soñaba despierta

Que tu reina fui

Y que empuñé tu cetro

para hacerlo mío

Y abriendo mis labios

tu espada me hundí

 

Si yo te ofreciera

Mi sangre en mis sueños

Arrojada y desnuda te dijera:

Bébeme

Y luego desmayara,

Amor y duelo, gloria de una noche:

Traspásame

Al dios le duele el amor secreto,

Roza con su espíritu de llama

Mis piernas que te abrazan en sueños

Y de fuego viste mi corazón

El fuego que gime en mis versos

La Antorcha divina

Que robó Prometeo

 

Este lento conjuro

Te beberá entero

 

 


 

2 comentarios:

  1. La sencillez del pensamiento infantil contra toda la literatura teológica sosteniendo todo un cuerpo ideológico basado en la ciencia ficción que es la Biblia y testamentos

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  2. así es. La historia continúa, me negué a tomar la comunión, pero terminé cediendo a la voluntad de los adultos. Décadas después, elijo este episodio para encabezar un libro de poesía. Gracias por tu comentario.

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