domingo, 9 de febrero de 2020

Rita y el árbol de mandarina


La hoja de mandarina es una perfecta estrella brillante. Sin embargo este año el árbol no dio flor, ni mucho menos fruto.
Eso es raro. Cómo sea, me importa más su sombra. La sombra del árbol de mandarina es baja, tupida y umbría.
Rita la eligió para sus últimos sueños, en sus últimos atardeceres. Con su pelo chocolate oscuro, robusta pero baja, Rita era una perra libre, alegre y popular, conocedora de las calles de arena y las tranqueras de esta ciudad costera, dónde estoy ahora escribiendo estas líneas.
Es que yo también, entre muchos, quise tanto a Rita.
Rita saltaba las cercas e imponía su alegre presencia a los comensales. Te seguía hasta la playa quisieras o no, y hasta nos siguió a Luis y a mí una noche de verano intenso, con estrellas como gotas y mucha gente en la calle, adónde nos llevaba la música.
Era un concierto de The Beats en La Lucilla del Mar, la mejor banda Beatle del mundo, como ellos se presentan, y Rita se acostó, feliz, junto a nuestras piernas, a escuchar.
La noche, con estrellas como gotas, The Beats, y Rita, color chocolate oscuro. Recibiendo ella, una multitud de caricias pasajeras.
Hace un tiempo, breve y eterno (porque el tiempo es así, eterno y breve), la Rita color chocolate dormía en un montículo de hojas cuando un automovilista no la vio y la arrolló.
Este año, el árbol de mandarina no dio fruto, pero Rita lo escogió. Bajo su sombra protectora  luchó entre la vida y la muerte.
Manos amorosas cuidaron a Rita, almas buenas vertieron cálidas lágrimas.
Manos que ahora la añoran con una dulce melancolía.

3 comentarios:

  1. Muy triste historia, que solo una gran escritora es capaz de narrar con tanta maestría.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Luciano. Rita fue cuidada por excelentes personas que conozco. Para mí fue difícil escribir este texto con tanta tristeza, por eso agradezco mucho tus palabras.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo también he pasado por lo mismo. A los que somos vegetarianos y animalistas, la muerte de un animal querido es doloroso. Abrazos con poesía.

      Eliminar