Acabo de
mirarme en el espejo: cabello largo hasta los hombros, anteojos correctivos
gigantes, remera básica de manga corta negra como el pantalón y mocasines
blanco y negro, mis zapatos fetiche…Así la mirada dure unos pocos segundos, queremos
saber cómo ven los demás nuestro aspecto…Espejo de cuerpo entero, espejo
pequeño de cartera…Ese espejo que nació hace 400 años en Venecia fue objeto del
caso más tremendo de espionaje industrial entre naciones….pero brevemente ya
contaré esa historia.
La
diseñadora venezolana Carolina Herrera siempre lo recomienda cuando le
preguntan ¿qué hace falta en un vestidor? Una camisa blanca, claro, pero también,
un espejo de cuerpo entero.
Hablando de
Venecia, sus geniales vidrieros vivían hacia el siglo XVII recluidos en la isla
factoría de Murano. De allí partían al mundo los primeros espejos cuyo reflejo
tenía claridad y precisión; dos láminas de vidrio con un elemento químico
parejamente distribuido entre ellas, la fórmula secreta del estado veneciano
(Italia no fue una república hasta 1860).
Pero
Narciso es fuerte, poderoso y se llama Francia. Y Luis XIV, rey de Francia y
dueño de una importante corte, le encarga a su ministro Colbert que consiga esa
fórmula, ofreciendo una fortuna a los vidrieros venecianos.
Venecia la Serenísima pierde la serenidad. Impone medidas extremas: si un vidriero escapa
de Murano, se compromete a matar a toda su familia y enviar un asesino, (hoy
diríamos sicario), a dónde vaya el traidor para matarlo.
Pero la
fortuna ofrecida en la noche veneciana con acento francés, y la promesa de una
vida palaciega, convencen al primer vidriero.
A la Corte
de Francia llegó un hombre esbozado que deslizó un veneno potente en la bebida
del vidriero traidor.
Pero a
Francia no le importó esa muerte: tenían la fórmula y se convirtieron en los
mayores exportadores de espejos de Europa.
Hoy, un
espejo se compra por pocos pesos en cualquier bazar.
Lo que es
casi una definición de la historia.
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