Su pequeña fuente para ella es un lago. No importa que el
ruido de las avenidas cercanas perturben las ondas de las aguas: ella está ahì,
por voluntad de un escultor, como un último chiste de artista lanzado a la gran
ciudad, antes de que se convierta en eso, una gran ciudad. Ahì, en ese Jardín
Botánico que es una paradoja viva, verde, verde, y piedra, un retiro para
paseantes, para lectores y para enamorados.
Los escultores y los paisajistas trabajaron en común: el
jardín esconde varios secretos y uno de ellos es que una pequeña escultura es
completada por la curva de una planta colocada artísticamente detrás.
Cualquiera que haya plantado un árbol sabe que es una forma
de poesía ¿còmo no iba ser maravilloso el trabajo de escultores y botánicos
juntos?
De niña, paseaba mucho con mi madre por este gran jardín. La
tierra de los senderos es roja (tierra traída, según mi madre, de la provincia
de Misiones, dónde está el Iguazú y su catarata)
Ella sabe de paisajismo: así como Carlos Thays diseñó el
Botánico de Buenos Aires, su bisabuelo el belga Gislain Espagne diseñó los parques
de la ciudad de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires, y una usina
cultural, científica y artística como hay pocas. Contratado durante la época de
su fundación, Gislain se ocupó de hacer traer bulbos y semillas de todas partes
del mundo, trasladadas en condiciones severamente indicadas por él, distintas
según el bulbo, para hacer de los parques de La Plata una reserva de plantas y
árboles que representara cada rincón del planeta.
Mi abuela me contó que a Gislain un señor le encargò un
parque para su esposa. Bajo la ventana de ella había un terreno yermo. Gislain
trabajó en silencio con ocho jardineros toda la noche. La señora durmió normalmente.
Cuando despertó, abrió la ventana para ver un hermoso parque…
Volviendo a ella, la ninfa del Jardìn Botánico; ella está ahí
para recibirte. No importa cuán gris pongan los autos y colectivos el color
celeste del día. Te olvidas las palabra histeria, desamor, pulsión, sentido,
displacer. Olvidas a Flaubert, a Merimee , a Freud y a Eva Sunnz.
Mirala, se mueve. Da la vuelta alrededor de la fuente, ella
te mira, no te mira, te busca con un movimiento de la mano, te habla de amor,
te susurra, te dice que la mujer tuvo siempre un cuerpo fuerte, y que su
seducción y la debilidad no tienen nada que hacer juntas.
Ella está acá, con su gracia, con su movimiento juguetón
impreso en la piedra por un escultor para que nunca olvides que el amor es sólo
un juego.
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