(Ayer por la noche, la gente llegaba despacio hasta la Plaza de Mayo con bebés en brazos, lentamente algunos con muletas, otros con bastones blancos, y algunos en sillas de ruedas, otros eran parejas, abrazadas, o tomadas de la mano y otros estaban solos y los aplausos de la plaza llena de gente parecían, mientras te acercabas, el sonido de la lluvia)
Qué lindo escribís, de verdad.
ResponderEliminarYo estaba en esa plaza y hubiera querido oir lluvia.
era la lluvia de la congoja, esa palabra que mejor que ninguna habla del corazón que pena y llora ...
ResponderEliminargracias....