domingo, 5 de abril de 2009

Un libro que amo.

El DÍA DEL MINOTAURO, DE THOMAS BURNETT SWANN
Recuerdo cuando Thea, la princesa cretense, conoció a Eunostos, El Toro que Camina como un Hombre. Ella lo olfateó como lo hace un animal asustado, él la miró como lo hace un poeta. “¿Conoces la alfarería llamada Cerámica Kamares?”, contaría luego: “Es tan delgada como la cáscara de un huevo y está decorada con criaturas del mar: anémonas, peces voladores y pulpos enrollados. Uno piensa que con el más leve toque se rompe, y sin embargo en un millar de años la misma taza todavía puede contener flores, vino o miel. Así era Thea.”
Thea es una dama, se preocupa el Minotauro. “... las damas cierran sus puertas”, dice. “Yo las asusto, me llaman (bueno, si es una dama, no lo diría, sólo lo pensaría) grosero e inculto. Quieren peinar mi pelo, afeitar mi pecho y cortarme la cola. Hacen una mueca de desagrado si yo insulto, lanzan un mirada feroz si bebo cerveza, y desaprueban a mis amigos, dríadas y centauros”.
Así es, recuerdo ese día. Recuerdo también la poesía milagrosa de los habitantes del mundo de Swann: bestias que temen a las damas y damas que sorprenden en besos y murallas, hijas de reyes, hijas de dríadas, llevan en si la marca de la civilización y el erotismo salvaje e inocente de lo animal. En sus personajes y tramas, Thomas Burnett Swann puede transmitir un Eros tan feliz como trágico. “La inocencia no es más que ignorancia” dice. Swann ignora por completo la dificultades del mundo literario, a la manera de una dama entre aqueos o de un minotauro en la corte, no sabe que no es posible ser trágico y adorable a la vez, ignora completamente que no debe mezclar las armas aqueas con los personajes del bosque de A. A. Milne. Y por esa maravillosa ignorancia o inocencia, que tal vez sea sólo una infinita sabiduría, pude sentir leyendo El día del Minotauro que ese mundo mitico y salvaje era un mundo habitable a pesar de lo trágico, es más, sentí que ese mundo mítico era éste que habito, que no había nada más que verdad en el fuego en el que arden las dríadas que aman a los hombres y en el vino que escancian minotauros poetas y en el extraño, íntimo e inalterable valor de las princesas cuando arrasan los aqueos. Y en este último punto, preferimos a Swann antes que a Eurípides. A la manera de los mitos, en Swann la tragedia es un episodio al que sucede una revancha maravillosa. A la manera de quien disfruta del juego, ningún árbol o dríada que arde muere sin hijo ni sin poema.
¿Qué podemos decir de Swann? “Reconocido poeta, critico y narrador, Thomas Burnett Swann es recordado por sus relatos ambientados en el mundo de la mitologia clásica”, informa la solapa. Nunca escribí una solapa. Espero nunca tener que hacerlo. Porque si lo hiciera, diría: Thomas Burnett Swann es el hombre que hizo que la expresión “muchacha cretense” sea lo más bello que se le pueda decir a una mujer.
Para leer fragmentos del libro o encontrarse con él y descubrirlo, este el link que posibilita el encuentrohttp://www.revistacuasar.com.ar/modules.php?name=News&file=article&sid=200

6 comentarios:

  1. No he leído ese libro, como otros muchos que debiera conocer, pero se me hace, por el amor con que lo recomiendas, ahogadamente necesario.

    Decía Kazantzakis que las masas no ven a las sirenas, que no oyen las canciones que flotan en el aire. Ciegas, sordas y encorvadas, tiran de los remos en las bodegas de la tierra. Los más selectos, en cambio, los capitanes, prestan oído a una sirena que llevan dentro ... y regiamente derrochan la vida con ella.

    La tigresa y la sirena de Kazantzakis, la diosa blanca de Robert Graves, la muchacha cretense de Swann, es la misma que halaga mi esperanza, la misma que pasea el paisaje ante mis ojos, la misma que me espera al final de lo certero. Por ella, tú, yo y otros muchos, hemos vivido, vivimos y viviremos.

    Saludos desde mi Coin Perdu. No te extrañe que te añore.

    Antonio.

    ResponderEliminar
  2. Añoraba yo tus comentarios, que me hacen emocionar y me dan más ganas de seguir adelante. Siempre ansié compartir los libros que amo y esta es una manera. Al mismo tiempo, el blog, como sabés muy bien, es un esfuerrzo,es energía hecha palabras y a veces necesito mensajes como el tuyo, para seguir con este esfuerzo Gracias.

    ResponderEliminar
  3. Tengo muchas ganas de leerlo. Todo lo que he leído de Thomas Burnett Swann es fascinante y arrebatador. Este libro no debe de ser menos.

    Besos,

    Juanma.

    ResponderEliminar
  4. Ah si.. lei a Burnett Swann cuando era adolescente.
    Me enamore perdidamente de Ruth (Mansion de las Rosas)y de Mellonia (El Fenix Verde). Las unicas veces que me ha pasado con personajes literarios caramba!
    Por cierto, tu estas buenisima!

    ResponderEliminar
  5. Yo me he enamorado perdidamente de personajes literarios y hasta he sufrido de amor por Rodolfo de Rasendyll. Te va a encantar El día del minotauro. ¡Cuidado con Thea!
    Y se agradece el piropo.

    ResponderEliminar